Podemos tener la vida armada, la carrera profesional acomodada, estar en la zona de confort y, sin embargo, sentirnos vacíos, con la sensación de que esto no es lo que nos hace felices. Esto era lo que le pasaba a Adela Sánchez Avelino: era abogada de un prestigioso estudio, se casó, tuvo a su hijo y un día dijo "¡Basta!", pateó el tablero y decidió hacer lo que realmente le gustaba: sumergirse en el mundo de la literatura y navegar las aguas de la escritura.
Producto de esa nueva vida nació, tal como ella dice, su "primer hijo literario": El Mar de Noche (IndieLibros) es un libro de relatos crudos, auténticos, que muestran las facetas más diversas de Adela, una mujer como muchas de nosotras que ya pasamos los 40, estuvimos casadas, separadas, solas, acompañadas pero solas. Somos madres, hijas, enamoradas, apasionadas, obsesivas, algo paranoicas, tristes, crueles, sensibles. Llenas de dolor, fortalecidas, luchadoras. Queremos que nos cuiden pero queremos hacer todo solas.
En ese fuerte contexto de ciclos emocionales está impresa esta obra. Cada una de las once historias encierra su propio enigma. En "Veinte años y cinco días", relato que abre el libro, un hombre irrumpe en la casa de una mujer y se le instala quién sabe hasta cuándo. En "Ya ni abriendo las ventanas", una hija acompaña a su madre enferma en sus últimos días de vida, a pesar de que ella la maltrata con una violencia brutal. En "El Mar de Noche", una mujer se va de vacaciones con su marido y su hija adolescente, en un clima tenso, aparece el erotismo. En "La beba", la crudeza de ser madre o elegir no serlo.
El primer libro de la autora es un recorrido por las crisis silenciosas y los mandatos sociales. Como el mar de noche, oscuro, intenso y sexual, así se experimenta cada una de sus páginas.
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