El desamor y la familia, en un clásico del neorrealismo italiano

Crónica de mi familia, la novela de Vasco Pratolini, acaba de ser reeditada por Tusquets en la colección "Rara Avis", que dirige Juan Forn.

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Escrita en 1943, apenas dos años antes del fin de la segunda guerra mundial, Pratolini habla de la tragedia de una generación
Escrita en 1943, apenas dos años antes del fin de la segunda guerra mundial, Pratolini habla de la tragedia de una generación

La vida del italiano Vasco Pratolini estuvo atravesada por los conflictos bélicos y personales. Nacido en 1913, vivió las dos guerras mundiales. La primera imagen de la que dice tener memoria es su madre en el lecho de muerte. Se trata de una muerte prematura, provocada presuntamente por el nacimiento de su hermano menor. Por supuesto, él no puede quererlo, quisiera hasta borrarlo de su memoria. Pero el hermano está.

Así comienza Crónica de mi familia (1943), uno de los libros más importantes de la literatura italiana del siglo XX, que acaba de ser recuperado por la editorial Tusquets en la colección "Rara Avis", dirigida por Juan Forn. Pratolini se destaca entre los iniciadores del neorrealismo junto a Alberto Moravia, Italo Calvino y Cesare Pavese. Más adelante ganará el premio Feltrinelli y la adaptación de su novela Metello será nominada al Oscar. Pero todavía en la infancia de Crónica de mi familia, la realidad es áspera y dura.

El dinero no alcanza: a él lo cría la abuela y al hermano una familia en buena posición. Dos infancias paralelas que casi no se tocan. Dos juventudes un poco más cercanas con alguna que otra experiencia compartida (la noche en la pensión, el almuerzo con la abuela). Dos hijos preguntándose quién fue su madre, tratando de componer su retrato con recuerdos ajenos. Entonces, el destino interviene y se cobra otra muerte joven, esta vez la del hermano. Pratolini nos aclara que el libro no es una obra de ficción, sino un intento de expiar la culpa por su falta de amor fraternal.

¿Hay dolores de los que no se vuelve? El sufrimiento por una pérdida irreparable, la familia como escudo de protección, el homenaje, la culpa, la enfermedad de un ser querido y su agonía, relatados de manera sencilla, sin caer en lugares comunes, ni en la autocompasión. Recursos puestos al servicio de un relato conmovedor que no pasará por nosotros sin dejar huella.

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