El misterio llegó a su fin: la ganadora del Premio Leamos de Crónica Breve y acreedora a un monto de $30.000 fue Celeste Orozco con su texto "¿Por qué mueren los ciervos?", un trabajo sumamente expresivo desde el que aborda la problemática ecológica del país haciendo foco en un tema casi desconocido, como es el estado en emergencia de los ciervos del delta.
Más de 200 crónicas se habían presentado al concurso; una convocatoria que había superado las expectativas de los organizadores —el festival Basado en Hechos Reales y la plataforma de lectura por suscripción Leamos. La mayoría de los trabajos se ocuparon de violencia de género, derechos vulnerados, libertad sexual, desigualdades económicas.
Tras una intensa tarea de los prejurados, se llegó a 20 finalistas que fueron evaluados tanto por el público —votaron alrededor de 1700 personas— como por un jurado de notables compuesto por Josefina Licitra, Flavia Pittella y Javier Sinay. El voto conjunto dio como ganadora a Celeste Orozco.
Pero vale la pena mencionar a los otros 19 finalistas, ya que sus crónicas dan cuenta de un movimiento de consolidación y renovación del género. Ellos son: Sebastián Rodríguez Mora, Belén Robledo, Marcela Alemandi, Micaela Robles, Dolores Caviglia, Carolina Fränkel, Victoria Novillo Saravia, Magalí Grinovero, Roly Villani, Nicolás Rotnitzky, Juan Mendoza, Noelia Monte, Matías Máximo, Micaela Ortelli, Gabriela Farías, Gaia Pernas, Melania Macchi, Mariana Ábalos Irazábal y Gonzalo Ortiz. Todos estuvieron presentes en el CCK donde se realizó la ceremonia de premiación.
Ana Prieto —en representación del festival—, Patricio Zunini —en nombre de Leamos— y Josefina Licitra —como una de las integrantes del jurado— se ocuparon de presentar los trabajos y dieron a conocer la crónica ganadora. Licitra destacó la calidad literaria de "¿Por qué mueren los ciervos?", además de la notable investigación y la mirada innovadora del trabajo. En el momento de aceptar el premio, Orozco contó que escribió sobre el tema gracias a su hermana, que se dedica a tareas de ecología en el delta, y que más tarde trabajó el texto en el taller de Selva Almada.
Cabe señalar que junto con la crónica de Orozco, otras seis finalistas formarán parte de una antología digital editada por IndieLibros. Estas son: "La ESMA de noche", de Sebastián Rodríguez Mora; "Las chicas de la guerra", de Noelia Monte; "La penumbra que suena", de Melania Macchi; "El precio de Carlitos", Nicolás Rotnitzky; "El aura de Benicio", de Juan Mendoza; y "El sexo de los ángeles", Roly Villani. La antología estará disponible en pocos días en Leamos.
Así comienza la crónica ganadora:
Tienen las manos con sangre. A campo abierto acomodaron el cuerpo en una mesa de campaña bajo la resolana del otoño, sobre un mantel y unos papeles de diario. Lo apoyaron con suavidad sobre uno de sus lados. El pelo cobrizo todavía le brillaba como si estuviera vivo. Por los ojos chinos, dos rayas oscuras y gruesas, pareciera que duerme. Sobre la frente tiene dos heridas, las marcas de las astas que se le cayeron como puede despegarse una rama con la Sudestada. En esa posición, cuando lo abran, el rumen, que es el órgano que más espacio ocupa, quedará hacia abajo y podrán ver mejor todo lo demás. Es mediados de junio en el Litoral argentino. Estamos a poco de que invada la lluvia.
Son dos mujeres y un hombre de campo. Calzan botas y guantes de cirugía. Ahora una de los tres le hunde el machete; desde el pubis va subiendo hasta que asoman las vísceras. No es tanta la sangre como debería ser, en este animal deshidratado y anémico. Entre los tres le levantan la piel y vuelcan hacia fuera las dos patas derechas, desarticulando las de atrás. Con dos cortes al fondo de la garganta, le sacan la lengua, la laringe, la tráquea, la tiroides, el esófago. Después le separan las costillas y se detienen ante el cuerpo indefenso.
Toman fotos que mandan por whatsapp a la Capital, desde donde reciben instrucciones y adonde enviarán las muestras. Antes de cortar el hígado parasitado, le sacan sangre punzándole el corazón. A su alrededor la naturaleza en silencio, inquebrantable.
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