El universo en la palma de la mano: 10 microrrelatos de Ana María Shua

Ana María Shua acaba de publicar "Todos los universos posibles", un volumen bellísimo e imprescindible, que reúne los microrrelatos que escribió a lo largo de más de 30 años.

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Los microrrelatos de Ana María Shua publicados en La sueñera, Casa de Geishas, Botánica del caosTemporada de fantasmas y Fenómenos de circo, fueron reunidos en el volumen Todos los universos posibles (Emecé), un libro que se revela como imprescindible para comprender la magnitud poética de la autora y su capacidad para contagiar sentimientos y sensaciones en pocas líneas. Publicamos aquí 10 microrrelatos incluidos en el libro.

Ana María Shua es una de las escritoras más importantes de la Argentina en la actualidad
Ana María Shua es una de las escritoras más importantes de la Argentina en la actualidad

"La Que No Está"

Ninguna tiene tanto éxito como La Que No Está. Aunque todavía es joven, muchos años de práctica consciente la han perfeccionado en el sutilísimo arte de la ausencia. Los que preguntan por ella terminan por conformarse con otra cualquiera, a la que toman distraídos, tratando de imaginar que tienen entre sus brazos a la mejor, a la única, a La Que No Está.
(De Casa de Geishas)

Sin título

Un hombre sueña que ama a una mujer. La mujer huye. El hombre envía en su persecución los perros de su deseo. La mujer cruza un puente sobre un río, atraviesa un muro, se eleva sobre una montaña. Los perros atraviesan el río a nado, saltan el muro y al pie de la montaña se detienen jadeando. El hombre sabe, en su sueño, que jamás en su sueño podrá alcanzarla. Cuando despierta, la mujer está a su lado y el hombre descubre, decepcionado, que ya es suya.
(Microrrelato número 92; de La sueñera)

"Amores entre guardián y casuarina"

Plaza pública. Guardián enamorado de Casuarina (secretamente incluso para sí mismo). Recorte del presupuesto municipal. Guardián trasladado a tareas de oficina. Casuarina languidece. Guardián languidece. Patéticos encuentros nocturnos. Con el correr de los días, casuarina transformada en palo borracho. Murmuraciones en el barrio. Una noche, trágico parto prematuro: vástago discretamente enterrado. Previsible crecimiento in situ de una planta desclasada y rebelde que se niega a permanecer atada a sus raíces pero tampoco quiere estudiar y bebe desordenadamente cerveza sentada en el cordón de la vereda.
(De Botánica del Caos)

El libro que reúne todos los microrrelatos de Ana María Shua
El libro que reúne todos los microrrelatos de Ana María Shua

"Máquina del tiempo"

A través de este instrumento rudimentario, descubierto casi por azar, es posible entrever ciertas escenas del futuro, como quien espía por una cerradura. La simplicidad del equipo y ciertos indicios históricos nos permiten suponer que no hemos sido los primeros en hacer este hallazgo. Así podría haber conocido Cervantes, antes de componer su Quijote, la obra completa de nuestro contemporáneo Pierre Menard.
(De Casa de Geishas)

"Tarzán"

Avanzando en oleadas malignas, las hormigas carnívoras no han dejado más que esqueletos blanqueados a su paso. Horrorizado, Tarzán sostiene en su mano temblorosa la calavera pelada de un primate. ¿Se trata de su amada mona Chita? Condenado al infinitivo, el rey de la selva se pregunta ¿ser tú Chita, mi buena amiga mona? ¿La compañera que alegrar mis largos días en esta selva contumaz? ¿Ser o no ser?
(De Temporada de Fantasmas)

"El hermano serpiente"

En su lecho de muerte, el padre le entrega un cofre. Adentro del cofre vive una serpiente.
–Esta serpiente –dice el moribundo– es tu hermano, fruto de mis amores con una mujer demonio. Lo confío a tu cuidado.
El hijo consagra su vida a la caza de ranas y ratones para alimentar a la serpiente, creyendo que su padre sufre en la Gehena el castigo de los lujuriosos o los magos, sin saber que se cuece, en realidad, en el círculo destinado a los bromistas.
(De Botánica del Caos)

Sin título

Mi papá no está contento conmigo. Me mira más triste que enojado porque sabe que le oculto un secreto. Estás muerto, quisiera decirle. Pero tengo miedo de que no venga más.
(Microrrelato número 25; de La sueñera)

El primer libro de microficción de Ana María Shua es “La sueñera” (1984)
El primer libro de microficción de Ana María Shua es “La sueñera” (1984)

"La ciudad soñada"

Usted llega, por fin, a la ciudad soñada, pero la ciudad ya no está allí. En su lugar se eleva una cadena montañosa de indudables atractivos turísticos. Pero usted no trajo su equipo de andinista, no tiene grampas, ni cables, ni vituallas, usted trajo una guía de restaurantes y un buen traje, y entradas para el teatro. La ciudad, por el momento, está del otro lado, y el guía le ofrece atravesar la cordillera a lomo de mula. Y mientras avanza lentamente sintiendo que su columna vertebral, que sus riñones ya no están para esos trotes, usted percibe en la reverberación del aire que la ciudad está volviendo a formarse a sus espaldas, temblorosos y transparentes todavía los rascacielos, como medusas del aire.
(De Temporada de Fantasmas)

"Las dos mitades"

Charles Tripp, el hombre sin brazos, se ganaba la vida como carpintero antes de entrar en circo. Eli Bowen, el acróbata sin piernas, tenía dos pequeños pies de diferente tamaño que nacían de sus caderas y era considerado el más buen mozo de los artistas de circo. En una de sus actuaciones conjuntas Bowen conducía una bicicleta mientras Tripp pedaleaba. Los espectadores aplaudían como tontos, sin darse cuenta de todo lo que podríamos hacer si tuviéramos esa otra mitad de la que nada sabemos, la mitad que nos falta, la otra parte de estos cuerpos inacabados que sólo por ignorancia imaginamos completos.
(De Fenómenos de circo)

"El dragón"

El problema es que el dragón no sabe hacer nada. Está demasiado viejo para volar y logra apenas un patético revoloteo de gallina. Aunque un par de columnas de humo se elevan débilmente de sus narinas escamosas, ya no es capaz de expeler su fuego vengador. Es interesante, le dice el director, muy interesante, pero más apropiado para un zoológico que para un circo. Embalsamado, en su momento, podrá vendérselo por una buena suma a cualquier museo.
Y el dueño, o tal vez el representante del dragón, se va del circo desalentado, arrastrando su cansina, una familia de vampiros vegetarianos, un ex-ángel que exhibe torpemente los muñones de sus alas mutiladas.
(De Fenómenos de circo)

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