Antes de Cristiano Ronaldo, Benzemá, Sergio Ramos y Zinedine Zidane, el Real Madrid fue grande gracias a un argentino: Alfredo Di Stéfano. Pocos lo vieron jugar en nuestro país. Escasas son las imágenes de su fútbol aquí y en el exterior. Sin embargo dejó una huella imborrable en los dos lados del Atlántico.
Di Stéfano, de Ian Hawkey (Roca Editorial), es un libro que invita a leerse ya desde la tapa. El autor cita, debajo de la fotografía de Don Alfredo, a Diego Armando Maradona: "Fue el mejor de todos los tiempos". En la contratapa se suman Pelé y Johan Cruyff a los halagos.
Hawkey, quien se desempeñó como corresponsal del "Sunday Times" de Londres en Madrid, logra un minucioso y detallado relato convocando voces cercanas en la vida del argentino como así también artículos y notas de épocas. El autor respeta el orden cronológico de los hechos y distribuye los actos de su vida en los capítulos sucesivos.
Una infancia porteña
El libro comienza con la familia Di Stéfano a comienzos del siglo XX en una Barracas repleta de inmigrantes. Un dato poco conocido: Alfredo padre fue jugador de River en la era amateur. De ahí nace el amor familiar por el club de la banda roja. Un comienzo venturoso en el negocio del comercio de papas posibilitó la mudanza a una casa en Flores, un barrio mucho más acomodado. El capítulo abunda en anécdotas sobre la niñez del pequeño Alfredo y su carácter competitivo ante sus hermanos. Pero la historia más trascendente tiene que ver con el apriete de la mafia que sufrió Alfredo padre por negarse a pagar un "peaje" por cada camión con mercadería que salía del Mercado Central. Una historia que finalizó con los Di Stéfano arrojándose de un tren que iba a Rosario tras divisar a uno de los matones en el mismo vagón.
La adolescencia de Di Stéfano tiene como escenario la zona de Los Cardales. La prosperidad del negocio hizo que el padre comprara una segunda casa. Allí Alfredito toma contacto con el medio rural y la dureza del día a día de los habitantes de ese lugar. También es seleccionado por los lugareños para integrar un equipo de fútbol dominando por gente que lo doblaba en edad. Su calidad en el juego y su rapidez dentro de la cancha empezaron a trascender aquella localidad bonaerense.
River y la Saeta Rubia
Hawkey cuenta que Alfredo padre no quería que su hijo se dedicara al fútbol. Sin embargo, un contacto que le había quedado de su época de jugador posibilitó que Alfredito se probara en las inferiores de River. El club de Núñez rápidamente lo reclutó en sus filas y al poco tiempo debutó en Primera División. Eran tiempos de la "Máquina", conformada por Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Lousteau, que maravillaba a los espectadores e imposibilitaba que Di Stéfano tuviera continuidad en la máxima división. River, entonces, lo cedió a préstamo a Huracán, que estaba presidido por el militar Tomas Ducó, en acuerdo con el presidente millonario Antonio Liberti. Con el tiempo Di Stéfano quedará enfrentado a los dos. El biógrafo ve aquí el primer episodio de una constante en la vida del ídolo: el enfrentamiento con pesos pesados de la dirigencia.
La ida al exterior del "Charro" Moreno permitió que Di Stéfano regresara a River, donde quedaría inmortalizado con el apodo de la Saeta Rubia. En River sale campeón y goleador. Hasta es convocado por directores de cine para interpretar papeles en varias películas. Pero, al poco tiempo, una pelea entre los jugadores y los dirigentes del futbol argentino termina en una huelga general de futbolistas y, a pesar de su juventud, Di Stéfano es uno de los líderes.
El Ballet Azul
Tras el conflicto Di Stéfano, fue tentado por el Millonarios de Bogotá para jugar en Colombia. A fines de la década del 40, la liga cafetera había sido declarada ilegal por la FIFA y a los jugadores que concurriesen serían considerados en rebeldía. Al argentino poco le importó, ya que la remuneración mensual equivalía a una anual en Buenos Aires. Así fue que Di Stéfano se convirtió en el mejor jugador de un campeonato repleto de estrellas atraídas por jugosos salarios. De hecho, además de la liga local, el Millonarios disputaba decenas de partidos amistosos contratados por otros países por la atracción que generaban sus futbolistas.
Pero una cosa no lo dejaba dormir a Di Stéfano: su miedo a volar. Si en el campeonato argentino los traslados se hacían en micro o tren; la geografía irregular colombiana impedía la vía terrestre. El volar se transformó en una fobia que terminaría siendo decisiva para abandonar el conjunto azul.
Bernabeu y el Madrid
Los años en el equipo merengue son los más conocidos en la vida de Di Stéfano. Sin embargo, el periodista británico se las ingenia para conseguir historias novedosas nunca contadas a los lectores argentinos.
Este capítulo comienza con la cuádruple negociación que incluyó al Barcelona, Real Madrid, River Plate y Millonarios de Bogotá; y que finalmente posibilitó la llegada del jugador al conjunto blanco. Por entonces, el Madrid no era el grande que es en la actualidad. Cuando arriba el crack, llevaba 20 años sin conseguir títulos y estaba por debajo de Barcelona y Atlético Madrid en la consideración deportiva. Su presidente, Santiago Bernabeu, vio la posibilidad de conseguir un impacto con la contratación del delantero y lo logró. No solamente cortó la racha de sequías en el torneo español sino que se alzó con cinco copas de Europa de manera consecutiva. El Madrid pasó a ser una atracción mundial.
En épocas de Franco, de comunismo en el Este y de Cortina de Hierro, se consideró a los once madridistas como los "mejores embajadores de España". Las anécdotas de esta época incluyen a un Di Stéfano mandando al diablo al mismísimo Rey Juan Carlos y a un grupo revolucionario venezolano secuestrando al talento argentino para hacer conocer sus reivindicaciones. Otra curiosidad es su pelea con la prensa vasca cada vez que visitaba con su equipo a Bilbao o San Sebastián. Los diarios del País Vasco decidieron no publicar su nombre cuando se informaba sobre la formación del primer equipo. Como final de esta parte se cuenta la última pelea entre Di Stéfano y Bernabeu y el pase posterior del futbolista al Espanyol de Barcelona para cerrar su carrera.
Campeón desde el banco
Don Alfredo tiene un récord único en el fútbol argentino, pero no como jugador sino como DT: ganó títulos con Boca y River. Con los de la Ribera logró el primer puesto en 1969, con Marzolini como estandarte. Con el club millonario fue campeón del Nacional 81 con jugadores de la talla de Passarella, Kempes y Fillol. Además Di Stéfano fue el técnico que "borró" al ídolo riverplatense Norberto Alonso. En España logró con el Valencia arrebatarle el título al Barcelona en la última fecha.
Pero lo más jugoso de esta etapa es su regreso al Real Madrid casi 20 años después de su abrupta salida. Bernabeu había fallecido en 1978 y Hawkey relata que, cuatro años después, Di Stéfano fue contratado por la dirigencia madridista con el beneplácito de la viuda del pasado mandamás. En ese año de 1982, el Madrid jugó cinco finales y las perdió todas. Para los antimadridistas pasó a llamarse irónicamente Alfredo II.
Final
Tras idas y vueltas con el club de sus amores, Di Stéfano fue declarado presidente honorario en 2000. Hawkey detalla con precisión ese día en el estadio Bernabeu. Una generación que no lo había visto jugar nunca se dio cuenta de la dimensión de su grandeza cuando se desplegaron todas las copas conseguidas por el argentino en el campo de juego.
En cuando a la vida personal, la muerte de Sara, su mujer, en 2006 produjo una división con sus 6 hijos. Alfredo se puso rápidamente de novio con una periodista costarricense 50 años menor que él. El anciano aducía que pese a la edad "tenía un corazón joven". Esto produjo agrias peleas con sus hijos hasta meses antes de la muerte en 2014.
El libro de Ian Hawkey es una excelente oportunidad para conocer un personaje fuera de serie. Considerado por muchos como el mejor futbolista de todos los tiempos. El trabajo se inscribe en la crónica periodística y es fiel a los hechos a través de las palabras de testigos. Considerando que no existen trabajos previos, salvo la autobiografía Gracias Vieja, este libro se transformará con el tiempo en un clásico de la literatura deportiva.
>>> Registrate en Grandes Libros y descubrí la red social de lectores más grande de América Latina.