De manera sorpresiva, y en una campaña que recuerda a la de los Wikileaks, el periodista italiano Claudio Gatti –radicado desde 1978 en Estados Unidos- le informó al mundo el resultado de sus investigaciones sobre la verdadera identidad de la escritora italiana Elena Ferrante, que hasta ahora se mantenía oculta desde hace años y cuyo misterio formaba parte del mito.
Varios medios importantes de Occidente publicaron en simultáneo el artículo en el que Gatti, siguiendo "la ruta del dinero F.", concluye que la autora de las novelas firmadas por Ferrante es Anita Raja (1953), una conocida traductora italiana de origen polaco-alemán, quien está casada con el escritor napolitano Domenico Starnone, alguna vez también sospechado de ser la pluma detrás de la obra de la exitosa y desconocida escritora napolitana.
Mientras los editores de la obra de Ferrante -autora de las internacionalmente célebres sagas "Crónicas del desamor" o "Dos Amigas", esta última compuesta por La amiga estupenda, Un mal nombre, Las deudas del Cuerpo y La niña perdida– se niegan a confirmar las especulaciones de Gatti, la respuesta de los lectores en las redes no se hizo esperar ni un segundo: una amplia mayoría dice a los gritos que no le importa ni le cambia en absoluto lo que piensa sobre esa obra. Tiene sentido: a nadie le gusta que le pinchen el globo ni que le revelen algo que no pidió.
Acostumbrado a ir tras las pistas de hechos de corrupción, el sabueso Gatti creyó que podía utilizar las mismas herramientas que utilizó en sus investigaciones sobre la banca Morgan, el caso Madoff o los escándalos de Silvio Berlusconi para derrumbar mitologías literarias. Por ahora, viene recolectando decepciones y nada indica que alguien vaya a decirle gracias.
Impresionan los nombres de los medios que publicaron la investigación ya que se trata de sitios considerados serios y prestigiosos; en inglés lo hizo la versión diaria de The New York Review of Books, en italiano, Il Sole 24 Ore, en alemán, el Frankfurter Allgemeine Zeitung, y en francés, el sitio especializado en investigaciones políticas y financieras Mediapart. Y si impresiona es porque trataron el tema como si fuera un desprendimiento de algún escándalo financiero, en la línea de los Panamá Papers. Así, para revelar la identidad del autor que se esconde voluntariamente tras el nombre Elena Ferrante, Gatti fue detrás de los pagos hechos en los últimos años por Edizione e/o, el sello editorial original de las novelas de Ferrante y detectó que Anita Raja, una traductora del alemán –desde Kafka hasta Christa Wolf- que trabaja para ellos, incrementó sus ingresos de manera exponencial, algo que no condice con su tarea reconocida de trasladar el alemán al italiano.
Gatti reveló además de los ingresos, las propiedades que Raja y su marido compraron estos años. Ya en el año 2000, luego de la salida de El amor molesto, el primer libro de Ferrante que se convirtió en una película exitosa, Anita Raja compró un piso de siete habitaciones en un barrio exclusivo de Roma y al año siguiente compró una residencia en la Toscana. Sin embargo, el verdadero éxito de ventas y de ingresos llegaría recién en los años 2014 y 2015, cuando los títulos de los libros de Ferrante alcanzaron el cielo en los rankings como el de The New York Times. Las ganancias anuales de 2014 de Raja fueron de casi 3,1 millones de euros, un 65% más que el año anterior. Los pagos de 2015 subieron otro 150% y Raja recibió de Edizioni e/o la tremenda suma de casi 8 millones de euros. Todo en paralelo con la llegada de la obra de Ferrante a la categoría de best seller internacional.
De acuerdo a los registros oficiales de su editorial, los derechos de los libros de Ferrante se vendieron a más de cuarenta países. Solo en Italia lleva vendidos un millón de ejemplares y 2,6 millones de ejemplares en mercados de habla inglesa, con 1,6 millones de libros vendidos en EE.UU. y Canadá y 600.000 en Reino Unidos. La reciente traducción de Mi amiga estupenda al alemán ya lleva vendidas 250 mil copias en apenas semanas.
Todo indica que pese a la voluntad de Ferrante por mantenerse invisible y alejada de los flashes, los detalles de la intimidad de sus activos financieros y de su verdadera historia de vida pasarán a ser de dominio público. Pese a que en las entrevistas que concedió desde la clandestinidad, Ferrante dijo que su madre había sido una costurera napolitana, se sabe que la madre de Anita Raja –al igual que la de la gran escritora italiana Elena Morante, la sombra tutelar de Ferrante- era Golda Frida Petzenbaum, una una maestra nacida en 1927 en Worms, Alemania, hija de judíos polacos emigrados de Wadowice, cerca de Cracovia, a unos kilómetros de donde los alemanes emplazaron Auschwitz.
Se trata del pueblo en el que nació Karol Wojtyla, el Papa Juan Pablo II, quien durante los años de surgimiento del nazismo y pese al obligado cambio de costumbres sociales, conservó sus relaciones de amistad con los judíos del lugar. Según cuenta el propio Gatti en otro artículo que acompaña el de las revelaciones, la pelirroja de ojos azules "Goldie", como la llamaban, llegó a los diez años con su familia a Milán pero luego debió vivir la discriminación y el antisemitismo también en Italia. Mientras su familia era deportada y llevada a diferentes campos de concentración, ella logró escapar a Suiza, donde permaneció dos años en diferentes campos de refugiados. Más tarde se casó con Renato Raja, un juez napolitano y de más grande fue maestra de alemán, además de autora de libros de gramática alemana. Murió en 1986.
Claudio Gatti no solo se ocupó de ver cuánto dinero ganó Anita Raja en estos años sino que buscó cotejar sus relatos con la obra de la alemana Christa Wolf y consiguió que algunos académicos le confirmaran recursos y estilos similares. La búsqueda de la verdad detrás de Elena Ferrante lleva mucho tiempo, arrancó casi desde la salida de los primeros libros. Hace unos años, el profesor Luigi Galella le encargó a la Universidad La Sapienza de Roma que comparara la escritura de Ferrante con la del resto de autores italianos a través de algoritmos para detectar similitudes. La investigación, encabezada por el físico Vittorio Loretto, dictaminó que el estilo de Ferrante podía asociarse al de Domenico Starnone, el marido napolitano de Anita. "Ma come ve lo devo dire che non sono Elena Ferrante?", casi gritó Starnone a la prensa, aquella vez. "¿Pero cómo tengo que decirles que no soy Elena Ferrante?".
"No me arrepiento de mi anonimato. Descubrir la personalidad de quien escribe a través de las historias que propone, de sus personajes, de los objetos y paisajes que describe, del tono de su escritura, no es ni más ni menos que un buen modo de leer". Así le respondía Ferrante por email al periodista Paolo di Stefano, de Il Corriere della Sera.
Hoy el círculo se cierra sobre la pareja, que en esta oportunidad se negó terminantemente a darle entrevistas a Gatti, igual que los editores, molestos por la búsqueda del periodista de vulnerar una intimidad elegida por un autor. ¿Serán efectivamente el novelista y la traductora los creadores del universo napolitano y entrañable de Elena Ferrante que viene comprando el corazón de los lectores del mundo? ¿Cambiarán estas revelaciones el modo de leer esas potentes historias de poderosos y súbditos, de frustrados y rebeldes, de mafiosos y trabajadores? ¿Se romperá la magia del misterio para los lectores? Chi lo sa.
—
Descargate la app de Grandes Libros (disponible para iOS yAndroid) y opiná sobre los libros de Elena Ferrante.