Ríe, goza, acelera sus pulsaciones Robert Edward Rosa Suárez (49, de Long Island, Nueva York) mientras relata aquella anécdota…
"No recuerdo el año, sería tipo 2000 –arranca envalentonado–… De repente, un día vino mi amigo Dante Spinetta acá, a Los Ángeles, entró y mandó: 'Te traigo una sorpresa'. Entonces lo presentó ('Papá'), y ¡apareció el Flaco! –pone primera–… Yo no podía creerlo. Tanto había aprendido de su obra: la parte del jazz, lo psicodélico, la cosa folclórica, léase piezas incomparables –mete segunda–… Aunque admito que su frase 'Estás perdiendo el tiempo pensando, pensando, y estás fuera de la vida jugando y perdiendo', de No te busques ya en el umbral, me marcó sobremanera –avanza a tercera–… La llevo como mi bandera. Porque a la música no hay que pensarla mucho, sino sentirla mucho –ensaya la cuarta velocidad–… Fue un día imborrable de mi existencia cuando Luis Alberto vino a tomar aquella copa de vino en casa; y alimentó mi devoción ante tanto talento que brillara y brilla en la Argentina, como Julio Cortázar, Luca Prodan, Soda Stereo, Fito Páez –vuelve al punto muerto, relajado, dando pie a continuar la entrevista…
–¿Qué otros flashbacks atesora de sus antiguas visitas a nuestro país?
–Cuando llegué en el '85 para grabar Por siempre amigos, me impactaron la arquitectura europea y la belleza de Buenos Aires. Luego descubrí la música que te menciono y la comida, y quedé enamorado.
–¿En la telenovela que menciona, protagonizada por Menudo, trabajaba Adrián Suar. ¿Lo recuerda?
–¿Suar? Compartió las grabaciones, dices… ¿Uno medio bajito?… Ha pasado bastante agua bajo el puente.
–Seguro. Participó en una decena de discos con Menudo y, ya siendo solista, editó once de estudio, y nueve entre recopilatorios, en directo y EP (extended play); aparte de componer y producir exitazos para sus compatriotas Ednita Nazario y Ricky Martin.
–… Acabo de verlo en un evento de su fundación (que denuncia la trata humana). Ricky, más que amigo desde la época del grupo, es mi hermano.
–A propósito, se habla de la preproducción de una ficción de Amazon bautizada Súbete a mi moto-La historia de Menudo. ¿Participa usted de alguna manera?
–No lo sé aún (suspira). Me enteré y alegré porque la de Menudo es una historia increíble, única. Y en un excelente momento para divulgar, por la variedad de plataformas que a la fecha proliferaron. Yo nunca estuve cerca de volver a unirme luego de irme en 1987. Ellos sí se juntaron, hubo reencuentros. Lo considero un hermoso capítulo, no sé si cerrado. De repente, en esta etapa de mi vida, la idea de cantar temas que me dieron un placer enorme…, no sé… Debería hacerlo a mi manera. Podría resultar interesante. Jamás cierro las puertas.
–Hablamos de lo artístico, pero también en lo personal "pasó agua bajo el puente", a partir del linfoma no Hodgkin que le detectaron cerca del hígado en abril del '11…
–Que reincidió y demandó dos trasplantes en los Estados Unidos. El último, hace cinco años y pico. Entre tanta gente a la que agradezco la recuperación, nombraré a mi familia: estuvo en las malas, está en la actualidad y estará siempre.
–¿Cómo cuida ahora su salud?
–Me alimento normal, aburrido. Pequeñas porciones, en especial de carne, que consumo cada vez menos… Hasta que vuelva a pisar tu tierra (carcajada). Y llevo un lustro consumiendo cannabis medicinal, el CBD, el natural. Tengo una línea en Puerto Rico, donde es legal: Draco Rosa Holistic. Me permite dormir mejor, relajarme, manejar la ansiedad.
–Que es intensa, ¿cierto? Porque el 27 de junio celebrará un día especial: su medio siglo.
–Definitivamente a los 40 no imaginaba que llegaría a los 50… Y ahora pretendo celebrarlo en grande, viviendo, no el día a día, sino pulgada a pulgada. Todas mis prioridades han cambiado. Soy positivo, gané en tranquilidad y abandoné la idea de la felicidad. Ahora tan sólo busco acumular momentos de satisfacción.
–Última e ineludible pregunta: ¿Cuándo nos visitará y acercará en directo Monte Sagrado (según Billboard, el cuarto mejor álbum latino de 2018) y un lindo compilado de su legado?
–(Risas) Ojalá pronto. Lo anhelo. Subir a cualquier escenario siempre es una fiesta, ni qué hablar si se trata de uno argentino… Pero ojo que allí también me invitaron a bailar tango, y ando con ganas de apuntarme.
Por Leonardo Ibáñez.
Fotos: Archivo Editorial Atlántida, redes sociales y cortesía de Sony Music y JA! Comunicación
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