Cuesta creer que no sea un espejismo. Que no sea el mismísimo Carlos Monzón el que salta la soga. Pero no: es su nieto, Agustín, enfundado en la misma remera celeste que usaba su abuelo para entrenar.
Mide 1,86 y pesa 83 kilos: el boxeo lo colocaría en la categoría medio pesado. El campeón de las 14 defensas del título (récord absoluto para un argentino), era peso mediano.
Pero hay una diferencia sustancial: a los 18 años que hoy tiene el muchacho (pisciano, nacido un 20 de marzo en la ciudad de Santa Fe), su abuelo ya se fajaba como amateur para conseguir un sándwich para comer –y es literal–, y él, que terminó el secundario sin llevarse materias y cuyo deporte favorito es el rugby (jugaba hasta hace poco en CRAI) cuenta que "llegaba a casa y siempre tenía un plato de comida en la mesa".
Hijo de Silvia Monzón y "Pepón" Gómez, Agustín será parte de Monzón, la serie, que desde el 17 de junio a las 22, por Space, en 13 capítulos, contará la historia del campeón, pero también la del femicida que mató a Alicia Muñiz el 14 de febrero de 1988 en Mar del Plata.
"Hice varios castings para interpretar a mi abuelo, estaba confiado. Pero como la historia arranca cuando Carlos tiene 25, me vieron muy chico. Igual conseguí un papel", cuenta.
Hace tres meses, movido por esta oportunidad, se instaló en Buenos Aires. "Me vine en bolas. Allá tenía todos los lujos. Pero cuando grabé la serie lo decidí. Desde hace tres meses vivo en un hostel por Almagro. Comparto habitación con un colombiano y dos venezolanos. Cuando entré tenía un miedo… ¡Ni me saludaron! Pensé: '¿Qué hacés Agustín que dejaste tu zona de confort?'. Pero ahora me llevo bien. Igual pasé mi cumpleaños solo: me compré un alfajor para festejar. Acá empecé a trabajar en una cervecería a la noche. Soy bachero y hago la limpieza del lugar".
–¿En tu trabajo saben quién era tu abuelo?
–Se enteraron de casualidad, porque fue Osvaldo Príncipi, que conoce a mi viejo, y me saludó. Yo no había dicho nada.
–No conociste a Carlos. ¿Qué te contaron?
–En Santa Fe todo el mundo me habla de él. Fue algo con lo que crecí, no que pasó de repente. Me di cuenta del peso del apellido en la escuela. El mío en realidad es Gómez, por mi papá. Pero me decían Monzón. Así que uso los dos juntos. Con papá se querían mucho. Pensá que empezó a salir con mamá cuando tenían 13 años. Fue como un padre más para él. Con mi abuelo estoy como armando un rompecabezas.
–¿Viste todas sus peleas?
–¡Me las tuve que fumar desde que tengo uso de razón, jaja! No sé si es la mejor, pero la más emocionante es la de Nino Benvenuti, cuando ganó el título. En una piña pasó de ser un pibe que se moría de hambre a comerse el mundo.
–Vos también hacés boxeo. ¿Te atrae?
–No mucho. No soy violento. Lo hago como deporte a la mañana, y a la tarde estudio teatro. Sí me gusta que les permita a muchos marginados, como fue mi abuelo, soñar un poco más allá de su realidad. Él lo hizo porque se cagaba de hambre. Al principio peleaba por un sándwich y una Coca. Mi realidad es muy distinta.
–¿Tu abuelo les dejó fortuna?
–No es algo que se hable en mi casa. Sé que dejó algo para cada hijo y cada uno lo manejó a su manera. No te digo que nos vamos a Miami todos los años, pero vivimos bien, como una familia común, bah. Mi viejo trabaja en la Caja de Seguros Mutuales, y es el único ingreso.
–¿Empezaste con la actuación desde que te llamaron para la serie?
–No. Siempre me gustó. En Santa Fe estudiaba en el Instituto MABA, que dirige Mario Barissi. Hicimos giras por el interior del país. Íbamos a pueblitos donde nunca habían visto una obra. Es mi vocación desde que vi Spiderman, cuando era chiquito. Ahí dije: "Quiero hacer eso". Después, a los diez años, me enteré que mi abuelo actuó.
–¿Viste sus películas? ¿Cuál te gusta más?
–Todos te dicen La Mary, o Soñar, soñar. Pero a mí me gusta Amigos para la aventura, con Palito Ortega y Carlitos Balá.
–Tu abuelo también tiene una parte oscura. ¿Te interesó saber de la muerte de Alicia Muñiz?
–Yo tengo mucho respeto y conciencia de lo que pasó, porque murió una mujer. No es un lindo recuerdo en mi familia. No es que se evita hablar de eso, pero a mi mamá no le hace bien, le duele un montón, entonces ni le pregunto. Sé lo que pasó, y hay que darle el peso que se merece, pero yo ni había nacido.
–¿Con Maxi, el hijo de Alicia Muñiz, tenés relación?
–Si, claro. Vino dos veces a comer asado a Santa Fe. La última en febrero de este año. Hablamos de cualquier cosa, pero no de eso. Yo rescato lo que luchó mi mamá para sacarnos adelante después de ese dolor.
–Pero tu propia abuela contó que le pegaba.
–Si, pero Pelusa también le dio, hasta le metió dos tiros una vez. Era una relación muy particular, cero glamour. No hay que naturalizar la violencia tampoco…
–¿Por qué le pegó dos tiros?
–No sé. Pensaba que era un mito. Pero mamá me dijo que pasó. Hoy, mi abuela lo recuerda con cariño a Carlos. Siempre me dice que lo amaba y fue el hombre de su vida. No lo dudo, porque pasaron muchas cosas juntos y terminaron como amigos. Ella se enteró de su muerte (el 8 de enero de 1995 en un accidente automovilístico) cuando lo estaba esperando para tomar mate juntos ese mismo día.
–¿Por qué creés que era violento?
–Nada de lo que yo diga va a justificarlo. Pero fue por sus orígenes. Él salió a pelear la vida desde que abría los ojos hasta que se dormía. Su infancia fue triste. Una vez casi se muere de hambre. Estaba tirado en la calle, lo levantaron unos vecinos, no había siquiera quien lo llevara al hospital. Y después, hacía sombra (Nota: movimiento de boxeo) en un espejo roto, chiquito. Cuando lo sorprendía su mamá, Amalia, que lo mandaba a trabajar, le pegaba mucho. Y él, llorando, cuando le daba, le decía: "Un día a esta cara la van a conocer en todo el mundo".
–¿De los famosos que conoció tu abuelo, con quien te gustaría charlar?
–Con Susana Giménez, Nino Benvenuti, Palito Ortega y Alain Delon.
–Pensé que la habías visto a Susana.
–No. Pelusa me dice que en un momento le tenía bronca, pero que gracias a Dios hoy tiene la mejor relación con ella. Para mí es como una tía postiza que me falta conocer, jaja…
–¿Y te gustaría una Susana Giménez en tu vida?
–Sí, pero de mi edad, jaja. No tengo novia ahora. El otro día dije que me gustaba Flor Vigna, pero porque tiene linda personalidad.
–¿Irías al Bailando a bailar y a conocerla?
–Me animaría, claro que sí.
Agradecimiento: Pablo Cerrutti
por Hugo Martin
fotos: Diego García y Archivo Atlántida.