No hay nada que envidiarle a Broadway. Pero puede que Broadway tenga algo que envidiarnos a los argentinos, porque en el teatro Metropolitan de nuestra inquietante avenida Corrientes se presenta Josefina Scaglione (31), la actriz que tuvo a los estadounidenses rendidos a sus pies por su interpretación de María en West Side Story, que le valió los premios Theater World Award y Outer Critics Circle of New York, y la nominación como Actriz Protagónica en un Musical en los Tony Awards.
–Se dijo que tu regreso, en 2013, fue por motivos personales, pero hoy te pregunto: ¿volviste por amor?
–Sí, pero no fue por mi actual y gran amor, el músico y director Sebastián Irigo, mi pareja desde hace seis años, sino por otro con el que me era difícil mantener una relación a distancia. Igualmente tenía ganas de volver a mi casa y a mis afectos.
–¿Hoy regresarías a Nueva York?
–Sí, pero no a ver qué onda. Sólo por algo determinado y por el tiempo que dure, porque tengo claro que a mí me gusta vivir en Buenos Aires.
–¿Es verdad que tenés una oferta para interpretar en Broadway a la mujer de uno de los hermanos –y ex presidentes cubanos– Fidel y Raúl Castro?
–Sí, pero aún no es algo concreto. Es un musical que lleva siete años escribiéndose. Estoy como primera opción de uno de los productores y de quien escribe la música, Desmond Child, un tipo que escribió hits para Bon Jovi, Katy Perry, Ariana Grande…
–¿Está escribiendo un hit para vos?
–(Ríe) Estaría. Veremos qué sale.
"Yo soy el eslabón que agarró el legado artístico que dejaron mis abuelos violinistas", reconoce la hija de un cirujano y una odontóloga, que cursó comedia musical desde los diez años en el teatro El Círculo de su ciudad, Rosario, y desde los trece estudió canto en la escuela de Valeria Lynch.
Hoy, como en sus primeros años, continúa formándose: "Hago un seminario de actuación con Javier Daulte, y tomo clases de canto, de guitarra y de danza clásica-contemporánea", recopila esta virginiana mientras cuenta que practica pilates hace media década y que viene leyendo,"por curiosidad", El mundo de Sofía, del noruego Jostein Gaarder.
–¿Te ves algún día dando clases?
–No tengo esa vocación. Sólo les enseñaré a mis hijos.
–¿Primero querrías casarte?
–No, no entiendo el casamiento ni soñé con transitarlo. Está bien y lo respeto. Sin embargo, no me interesa firmar un contrato con la persona que amo: prefiero confiar y ya. Sí me simpatiza la celebración del amor, pero jamás soñé con casarme.
–¿Con qué soñás?
–Con seguir siendo fiel a mí misma. Quiero estar en permanente contacto con mis deseos más profundos y no hacer cosas porque sí. Ahora, por ejemplo, quisiera construir un camino en el cine, algo que me atrae muchísimo.
–¿Te ves protagonizando una película musical como Moulin Rouge?
–Para nada. De hecho, te cuento una infidencia: a mí las películas musicales me torran. Tengo ganas de hacer dramas y policiales.
–¿Volverías a una ficción televisiva?
–Sí, incluso me gustaría reincidir de mala, como en Camino al amor (Telefe, 2014). Me gusta la impunidad de la maldad. Por el momento disfruto de Gina, un personaje muy lindo y humano en el musical Camarera (Metropolitan Sura), y después voy a arrancar los ensayos para interpretar a Isabel Perón de joven en la sala Casacuberta del Teatro San Martín. La obra, de Gonzalo De María, se llamará Happyland y se estrenará a fines de septiembre.
–¿Qué es lo más loco que experimentaste en tu profesión?
–La vida que llevo es loca, pero lo primero que me viene a la mente es el día de los Tony's: me levanté a las seis de la mañana, fui a ensayar al Radio City Music Hall, hice la función de las 15 de West Side Story, pasé por la alfombra roja vestida de gala, me cambié al look de María, canté en la apertura de la entrega, volví a cambiarme y me senté en la platea.
–Es una vara muy alta. ¿Volverías por el Tony?
–Si viene, viene, pero no volvería por él. Estar nominada, para mí ya fue ganarlo.
–En Estados Unidos el movimiento Me Too se levantó con fuerza. ¿Ves un paralelismo con lo que ocurrió acá mediante el Colectivo Actrices Argentinas?
–Hay un contagio mundial que nos convoca a todas. Era algo que tarde o temprano iba a pasar, y que yo acompaño en las redes sociales. Por suerte nunca viví una mala, pero sí fui testigo del maltrato más de una vez… Es algo que está cambiando.
–¿Lo sentís?
–Sí, yo, que soy víctima del acoso callejero desde una edad muy temprana, siento que ahora lo piensan dos veces. ¿Sabés la cantidad de veces que me paré para hacerles frente a los tipos en la calle? Si no digo nada soy cómplice. Les retruco cosas como: "No me interesa saber tu opinión sobre mi cuerpo" o "Usted podría ser mi abuelo", y se incomodan, cosa que, admito, me divierte. Por suerte, hoy se instaló un "mejor me callo". Quiero creer que es el resultado de un cambio de conciencia. Creo que nos espera un futuro mejor.
Por Kari Araujo.
Fotos: Christian Beliera y We Prensa.
Arte y diseño: Gustavo Ramírez.
Retoque digital: Pablo Turiansky.
Pelo: @fran.canosa.
Manos: @monabypaucarranza.
Make up: @mpcmakeup,
para Vardo Management.
Agradecimientos: @mariagorof y @pacosanzzapatos.
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