Los cuarenta (cumplidos el pasado octubre) le sientan muy bien. Porque el valor innato de la belleza, hoy se complementa con actitud y aptitud para una nueva faceta profesional. Pamela David evolucionó. Desde Desayuno Americano (América, 2011) a Pamela a la tarde (América) –que inició su tercera temporada, de lunes a viernes a las 15:30– demostró haberse superado a ella misma.
"No fue proceso mágico –reflexiona en el sofá del cuarto de La Mansión del Four Seasons, donde se realizó el shooting de esta producción–, me preparé, estudié todo lo que estuviera a mi alcance, todo el tiempo. Y eso me hizo sentir más segura. En mi naturaleza habita la intención de progresar, aprender y mejorar. Siempre fue así".
Madre de dos hijos, Felipe Lábaque (11) –de un primer matrimonio– y Lola Vila (6), fruto de su unión con Daniel Vila (65) –presidente del Grupo América–, nacida en Córdoba y criada en Santiago del Estero, fue a los 19 años que viajó a Buenos Aires donde se inició como promotora y modelo, y enseguida incursionó en televisión, logrando popularidad gracias a su participación en el reality El Bar (Cuatro Cabezas, 2001).
"Ni bien llegué a esta capital, comencé a estudiar Administración de Empresas. Pero en cada una de sus visitas, papá, que sabía muy bien cuál era mi sueño, me decía: '¿Por qué no hacés lo que realmente te gusta?'". A mí me gustaba la actuación, la tele… Y aquella frase suya fue algo que me liberó y aprendí a escuchar a mi corazón. Entonces intercalé castings y estudios", cuenta. "Amo lo que hago", dice a minutos de salir hacia el canal para grabar avances del programa que comparte con Facundo Pastor, Soledad Larghi, Rolando Graña, Carmela Bárbaro, Carlos Monti, Amalia Granata, Teresa Calandra y Pablo Layús.
–¿Cuál es tu principal desafío en esta tercera temporada de Pamela a la tarde?
–Quiero perfeccionarme en las entrevistas, que es una de las cosas que más me gusta. ¡Este año las haré a bordo de un taxi! Es un termómetro de la calle en la que se toman diferentes temas de interés social. Una sección que ya se hacía, un editado de varios casos. Pero esta vez seré yo quien me suba. Tengo que aprender a escuchar más y a no interrumpir. Bajar un cambio. Pero fundamentalmente, quiero tener una gran interactividad con el público. Estoy preparada para involucrarme. Quiero ser la voz de los que menos tienen y no pueden expresarse, aunque eso a algunos le moleste.
–¿Sentís que aún debés enfrentar prejuicios por tu salto profesional?
–Hay gente que me chicanea porque yo destaco que en este país son muchísimos los que no pueden llegar a fin de mes, y me critican porque desde que formé una familia con Daniel, estoy bien en ese aspecto. Pero yo sé lo que es pelearla y lo que es la necesidad. Pero debe tratarse de gente que no está bien con su propia vida. De todos modos, ya aprendí a poner límites.
–¿Con cuáles de las conductoras históricas de la televisión tenés más empatía: con Mirtha, Susana o Moria?
–Cada una tiene su estilo y yo quiero alcanzar uno propio, pero para mí, la número uno es Mirtha Legrand. No estoy de acuerdo en todo con ella, pero admiro su dedicación, su formación y, por sobre todo, que esté tan informada, tanto de un chisme mediático como de lo importante para el país.
–¿A quiénes te gustaría entrevistar este año?
–(Piensa unos segundos) A los políticos. Al principio, no me interesaban. Pero estando más actualizada, logré ponerme a la altura para repreguntarles y para no dejar que me mientan en la cara.
–Hablando de política, ¿cómo ves al país?
–Mal. Lo que más quiero es que le encuentren la vuelta a tantas necesidades que estamos padeciendo. Vivimos en un punto límite. Yo voté a éste gobierno, pero si las elecciones fueran hoy o mañana, ya no sé a quién votaría. Soy parte de los muchísimos argentinos que están frente a la incertidumbre electoral. Para mí, ganará "el menos malo". Es horrible, pero ya es casi una costumbre argentina.
–Otro tema que trae polémica es el de paridad de género. ¿Cuál es tu posición al respecto?
–El otro día recordaba mi época en La Peluquería (Canal 9, 2003-2004) y esas escenas con ropa muy escotada. Y ya no repetiría esas cosas, básicamente por mis hijos. Aunque en lo que a mí respecta, nunca me sentí incómoda en ese papel. ¡Nunca! Yo disfruté mostrándome así, no lo pasé mal ni me sentí cosificada. Cuando salí en la revista Playboy, me encantó hacerlo. Me parecen súper valiosos los avances en relación a la paridad entre el hombre y la mujer, y es algo en lo que no se debe retroceder. Pero me parece también que hay mucha hipocresía.
–¿En qué caso?
–Nos embanderamos con ideales que ni siquiera nos creemos. Por ejemplo al decir "cada una puede hacer con su cuerpo lo que quiera"…Y luego son muchas las que me dicen "¡mirá esta trola cómo se viste!". A mis 40 años me puedo vestir más formal para el programa en la tele, pero me sigo sintiendo una mujer sexy. Es mi naturaleza, no reniego, me gusta. Me hago cargo de que no quiero pasar desapercibida.
–¿Formarías parte del colectivo Actrices Argentinas?
–Admiro lo que lograron, son muy inteligentes y supieron poner el tema en agenda como nadie. Pero yo no participaría. No me siento representada al ciento por ciento. Quiero que algún día hombres y mujeres seamos equivalentes porque no somos iguales. Amo estar en pareja, y a la par, y a veces me da la sensación de que en algunas agrupaciones feministas hay cierto rechazo a los hombres. Para mí, la calidad de mala o buena persona trasciende el género. Claramente no me identifico.
–¿Cómo te impactó la muerte de Natacha Jaitt? Ella te había cuestionado duramente a través de Twitter el año pasado.
–Y no le contesté en su momento. Sólo puse en mi cuenta una frase que me parecía muy positiva. Ahora siento, con lo que ocurrió, que no debo hablar de ella, por respeto a su familia, porque es algo muy doloroso.
–El año pasado atravesaste momentos duros. Quizás el más complicado fue la operación de columna de tu marido. ¿Cómo está ahora?
–Hoy por suerte está muy bien. Sufrió tres operaciones de la columna en dos años y eso no es broma. Me angustié mucho pero ya pasó. Es más, el 9 de febrero pasado se operó de la rodilla y ya está bárbaro. Daniel tiene 65 años, una mujer de 40, una hija de 6 y una fortaleza única.
-¿Por qué Daniel dejó de estar al frente del Grupo América?
-Justamente porque quiere estar óptimo y tiene ganas de disfrutar mucho más de la vida. Sigue siendo el presidente, pero ya no quiere renegar con tantas cosas.
-¿La "fábrica" ya está cerrada?
-¡Cerradísima! Me encantó volver a ser mamá, pero ya estoy bárbara así. Sonrío cuando me despierto. ¡Qué más puedo pedir!
Por Germán Heidel
Fotos: Christian Beliera
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