Iliana Calabró: “Estoy en una etapa donde empecé a disfrutar la vida de otra manera”

A los 52 años, la actriz se luce en Locos por Luisa, la comedia que encabezan a Pedro Alfonso y Paula Chaves. En medio de los rumores de separación, desmiente la ruptura con el Tano (como llama a su pareja) y detalla: “Lo primero que hace Antonello cuando se levanta es llamarme: hablamos por teléfono todos los días”. Además, habla de sus comienzos, sus miedos y reflexiona acerca del empoderamiento femenino.

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Físicamente, Iliana Calabró (52) se halla en Villa Carlos Paz. Su corazón, en cambio, está repartido por varias partes del mundo: en Hawái, donde está su hijo menor, Stéfano (20); en Brasil, donde está el mayor, Nicolás (25); y en Italia, donde (hasta hace unos días) estaba su media naranja, Antonello Grandolfo (50, empresario gastronómico).

Sobre esto último, se anticipa a la pregunta y aclara: "Se fue a pasar las Fiestas afuera, nada más. Quizá se mal interpretó porque el día que lo conté estaba con los 'patos volados'. Yo soy muy transparente y se habrá sentido la bronca contra el tano. La realidad es que él se quiso ir a Italia el año pasado, pero yo no lo dejé. Después me quedé mal: 'Mirá si le pasa algo a algún familiar. El año que viene, cuando me lo pregunte, le voy a dar luz verde', pensé. Pero la pregunta no vino, fue una determinación", dice Iliana, con cierta desilusión, mientras sus ojos se pierden en alguna parte del paisaje cordobés. Afuera, el cielo nublado disipa las chances de hacer la producción de fotos en el lago, como estaba previsto.

“Hace dos años que no
“Hace dos años que no tomo vacaciones. Me cuesta parar. Siempre está el fantasma de que si me relajo la gente va a olvidarse de mí”.

–Entonces, ¿desmentís los rumores de separación?
–Absolutamente. Con el tano hablamos por teléfono todos los días. Lo primero que hace cuando se levanta es llamarme. Es más: le tuve que pedir que lo hiciera un poco más tarde porque me matan las cinco horas de diferencia. Él es súper compañero. En febrero va a venir a visitarme. Por eso me hubiera gustado viajar con él. El año pasado terminé la temporada en marzo (N. de la R.: estuvo en Mar del Plata con Mi vecina favorita) y después arranqué con La Tribuna de Guido (eltrece). Podría haberme pedido unos días en el medio, pero él no podía. Yo vengo de una familia muy tradicional: mis viejos se iban juntos de vacaciones, siempre. Como tengo ese ejemplo, elegí esperarlo y, al final, me quedé sin vacaciones. Hace dos años que no paro.

“Nos complementamos muy bien. Él
“Nos complementamos muy bien. Él es muy sociable y súper compañero”, dice Iliana acerca del tano, con quien está en pareja desde 2015.

–¿Te cuesta parar?
–Qué se yo… A veces me presiono para seguir generando cosas porque siempre está el fantasma de que si me relajo la gente va a olvidarse de mí. Pero, últimamente estoy tratando de cambiar ese chip. Por ejemplo, la semana pasada hubo una fiesta que coincidía con el único día que no tenemos función. ¿Sabés qué hice? Me quedé en casa, puse música relajante y me hice un baño de inmersión. En otro momento de mi vida me hubiera sacrificado. Incluso, antes de venir a Carlos Paz me fui tres días a Brasil a visitar a mi hijo. La pasé tan bien que dije: "Me tengo que empezar a dar estos permisos, sino vivo para trabajar". Siento que estoy en una etapa donde empecé a priorizarme y a disfrutar la vida de otra manera.

BIEN ACOMPAÑADA. Debutó con Locos por Luisa el 25 de diciembre de 2018 junto a Paula Chaves, Pedro Alfonso y gran elenco. A falta del Tano, desde la primera fila del teatro del Lago, la aplaudía Coca (80), su mamá. "Me encanta que haya venido conmigo y poder regalarle unas vacaciones", dice Iliana.

Con sus compañeros de Locos
Con sus compañeros de Locos por Luisa se presentan de martes a domingos a las 22, en el teatro del Lago.

–Hacer temporada con Peter y Paula: ¿es un éxito garantizado?
–(Risas). Son dos laburantes. Pedro es muy descontracturado para trabajar y, al mismo tiempo, inquieto. Cuando algo no le cierra, le busca la vuelta hasta que funcione. Es un gran líder y eso se traslada al equipo. Nuestra prioridad es servir al público que, gracias a Dios, está respondiendo súper bien.

–A una actriz con tanta trayectoria como vos, ¿no le molesta compartir el escenario con una menos experimentada como Sofía Jujuy?
–¡Para nada! Alguna vez me tocó estar en su lugar. Todavía me acuerdo cuando nos cruzamos y me contó que la habían convocado para este proyecto. Ella tenía dudas porque nunca había hecho teatro en temporada. Yo le dije: "No hay mejor lugar para arrancar que hacerlo con Pedro y Paula". Al final se arriesgó y le está yendo muy bien. Me encanta que haya venido porque le aporta frescura al equipo.

“Pedro (Alfonso) es un gran
“Pedro (Alfonso) es un gran líder y eso se traslada al equipo. Me gustaría hacer algo dramático, pero hasta ahora no recibí ninguna propuesta”.

–¿Te acordás cómo eras cuando recién empezaste?
–Arranqué de a poco y con la presión que me generaba la figura de mi papá (Juan Carlos Calabró). Todos dicen que era más fácil, pero para mí fue todo lo contrario: no quería defraudarlo. Me descubrió Guillermo Bredeston: yo estaba haciendo una muestra en la Escuela de Arte Dramático y era compañera de su hija, Lorena. Nos vino a ver y me ofreció un papel para la comedia Debajo del tapado, nada. Mi participación era muy chica, pero yo estaba feliz. Un día se enfermó Ginette Reynal y me ofrecí para reemplazarla porque me sabía toda su letra. Imagínate: Mar del Plata, época de oro en el Hermitage, tres funciones por día. Hice ese toro y, cuando la obra llegó a Buenos Aires, me quedé con el papel. Después, no paré más.

“A papá lo extraño, pero
“A papá lo extraño, pero también lo siento muy vivo. Era muy querido y admirado, eso hace que, aunque se haya ido, sigue estando presente”.

–¿No te cansás de hacer comedias?
–Sí, pero no me llaman para hacer cosas dramáticas. En 2012 hice Mi hijo, mi mamá y mi cocina, un unipersonal que escribió el Chino Volpato. La crítica venía a verme con prejuicios y después me terminaban felicitando. Para mí fue una gran experiencia y fue una de las últimas cosas que hice mientras vivía papá. Me acuerdo el día que debuté: subió al escenario, me abrazó y me dijo que estaba orgulloso de mí.

–¿Lo extrañás?
–Sí, pero también lo siento muy vivo. El día de Reyes me levanté, prendí la tele y lo vi en el Canal Volver. "¡Qué regalito!", pensé. Otra vez, me subí a un taxi y en la radio estaban pasando una entrevista que le habían hecho. "Ese es mi papá", dije. Era como que estaba ahí. Fue muy fuerte. Mi viejo era muy querido y admirado, eso hace que, aunque se haya ido, sigue estando presente.

–Hablando del presente, ¿cómo vivís este momento de empoderamiento femenino?
–Yo nunca fui militante, pero agradezco a quienes se animaron a hablar. Hay un destape muy fuerte. Por ahí parece un poco extremista, pero tiene que ver con la cultura machista en la que crecimos. Lamentablemente, y durante años, los acosos y abusos se naturalizaron. A mí nunca me pasó, capaz porque mi viejo era del ambiente. Esto recién empieza. Estamos evolucionando para ser una sociedad menos hipócrita y más sana.

Por Flor Illbele (@Illbele_Flor).
Fotos: Fabián Uset.

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