Ricardo Darín estaba en plena temporada teatral en Villa Carlos Paz, rompiéndola con Sugar junto a Susana Giménez y Arturo Puig. Pero nada impidió que viajara a San Nicolás, la ciudad de su mujer, Florencia Bas, para estar presente en el nacimiento de su primer hijo, Ricardo Mario.
Viajó en una avioneta particular y llegó para el momento del alumbramiento, que fue el sábado 14 de enero de 1989, a las 18,40, en la Clínica San Nicolás.
"Ese mismo sábado, a las ocho de la mañana sonó el teléfono", contaba entonces Darín a GENTE. "Era Mario, el papá de Flor, quien me informó que el trabajo de parto había comenzado a las seis. Corté y empecé a dar vueltas como loco en el hotel. De pronto, me crucé con Eduardo Celasco, el novio de Mecha, la hija de Susana. Por suerte, él se encargó de todo. Dos horas después volábamos hacia San Nicolás y al mediodía ya estábamos en la clínica".
"Cuando llegué a la habitación, Florencia estaba sufriendo porque todavía no tenía dilatación", continuaba Darín. "Le di un beso, me abrazó fuerte y se relajó tanto que hasta se durmió. Yo mismo empujé la camilla para entrar a la sala de partos"
"Allí éramos una banda: El papá de Flor, que es su ginecólogo; su mejor amigo, que es médico partero y un tío para ella; el anestesista; su hermano Mario recién recibido de médico… Lo curioso es que salvo el hermano y yo, veinte años atrás todos habían traído a Florencia al mundo".
Ricardito, a quien conoceríamos como el Chino, pesó tres kilos, tuvo su primera sesión de fotos con GENTE al día siguiente, el domingo 15, en la habitación 208 de la Clínica San Nicolás. Y si bien papá Darín, que entonces tenía 32 años, le confesó a GENTE que deseaba que su hijo forjara su propio camino, la sangre tiró más y hoy el Chino es uno de los actores jóvenes más cotizados en la Argentina y en España.
Y todo comenzó treinta años atrás, con su primera tapa en GENTE.
Por redacción Gente.
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