"Hoy estoy muy embarazada", dice Meghan Markle (37) cuando le preguntan cómo se siente. Es que esta tarde, en la residencia de Brinsworth House (un asilo para actores y gente del mundo del espectáculo al oeste de Londres), la panza de al menos 16 semanas de embarazo de la duquesa de Sussex parece haber salido definitivamente.
La mujer del príncipe Harry, que luce un vestido estampado al cuerpo de corte midi con líneas rectas (que resaltan aún más su condición) y mangas abullonadas, encabeza en soledad este compromiso oficial, pero sin perder la sonrisa.
Tanto que parece no haber leído los titulares de estos días, en los que su padre salió a pedirle clemencia: "Cualesquiera que sean nuestras diferencias, debemos ser capaces de resolverlas, somos de la misma familia, así que por favor ponte en contacto conmigo", le dijo Thomas Markle, quien se quedó afuera de la boda de su hija y el príncipe Harry por vender unas fotos a un grupo de paparazzi europeos.
Pero ahora, el hombre que no ve ni habla con su hija desde mayo siente que ya pasó un tiempo prudencial para recuperar la relación: "Tiene que haber un lugar para mí".
¿Qué responde la duquesa? Se aleja del foco de la polémica (hace un par de semanas, los medios hablaban de sus diferencias con su concuñada, Kate Middleton), disfruta de su embarazo y cumple el protocolo, tal como prefieren la reina y la casa real.
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