La boda indígena del gobernador Gerardo Morales: "Con Tulia luchamos mucho por el amor que nos tenemos"

El jefe del Ejecutivo jujeño, referente de Cambiemos, se casó con la abogada Tulia Snopek, hija de un ex gobernador peronista de la misma provincia. Como ella aún no terminó un controvertido juicio de divorcio con su segundo marido, la ceremonia fue mediante un emotivo ritual indígena, en el que hicieron ofrendas a la Pachamama. Es la primera vez que un mandatario argentino contrae matrimonio a la usanza de los pueblos originarios.

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La boda de Gerardo Morales y Tulia. La novia, vestida por Javier Saiach, el novio, de traje, con el bastón de autoridad, rodeados por una banda de sikuris y los guías espirituales Kusi Killa y Wanka Willka.
La boda de Gerardo Morales y Tulia. La novia, vestida por Javier Saiach, el novio, de traje, con el bastón de autoridad, rodeados por una banda de sikuris y los guías espirituales Kusi Killa y Wanka Willka.

No fue fácil para el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales –59, radical y uno de los referentes de Cambiemos–, su relación con la abogada "genéticamente peronista" –como él mismo dice– Tulia Snopek.

Pero al fin, el viernes 7 de diciembre se casaron por un ritual indígena, justo cuando el sol del mediodía llegaba a su cénit. Así, dicen los chamanes, tanto la luz como la sombra de la pareja estarán a la par, para que ambos seres caminen uno al lado del otro en equilibrio. Fue la primera autoridad provincial argentina que contrajo matrimonio con un rito de los pueblos originarios.

La ceremonia tuvo lugar al pie del cerro Los Colorados, en Purmamarca, con la cruz Chakana en el centro. Hubo una ofrenda a la Pachamama para pedirle protección para la pareja. Cada uno de los presentes dejó un mechón de pelo para acompañar con energía el ritual.
La ceremonia tuvo lugar al pie del cerro Los Colorados, en Purmamarca, con la cruz Chakana en el centro. Hubo una ofrenda a la Pachamama para pedirle protección para la pareja. Cada uno de los presentes dejó un mechón de pelo para acompañar con energía el ritual.

Y luego, sí, hubo una comida en el club Santa Rosa de Lima, de Purmamarca, junto a las comunidades quechuas que los acompañaron.
Menos espiritual es el juicio de divorcio que mantiene Tulia con su ex, el abogado tucumano Carlos Marti Coll, que nunca le firmó su libertad civil. Por eso no habrá libreta colorada. La cuestión se dirime aún en los tribunales de San Salvador y Tucumán. Para peor, el letrado del ex es Guillermo Snopek, senador jujeño y hermano de Tulia, distanciado hace años de ella y de Morales, con quien cruzó dardos a la distancia durante el tratamiento de la ley del aborto.

Tulia, además, es hija de un ex gobernador provincial –homónimo de su hermano–, fallecido en un accidente de auto en 1996, y sobrina nieta de Carlos Snopek, también mandatario provincial.

Todo eso parece ajeno a la pareja, que el próximo sábado 15 hará una fiesta para 150 personas en Huacalera, donde habrá una chaya para bendecir las alianzas. "Allí celebraremos el amor nuevamente", dice Morales, que en el momento de la charla con GENTE estaba mudándose a la casa de su flamante esposa.

"Empecé el matrimonio muy bien –señala–. Todavía estamos ordenando cosas, porque a partir de hoy vamos a vivir en Los Perales junto a sus hijos, Gregorio (16) y Mauricio (15) (Nota: que no son de Marti Coll, sino de un primer matrimonio de Snopek). Mili, la más grande (20), está estudiando Economía en la Universidad de San Andrés, en Buenos Aires".

“A la ceremonia la hicimos con mucho respeto. Les agradecimos a los referentes de las comunidades de todas las regiones jujeñas y a la Madre Tierra que nos permita unirnos de esa manera. Tulia hizo una preparación espiritual intensa”
“A la ceremonia la hicimos con mucho respeto. Les agradecimos a los referentes de las comunidades de todas las regiones jujeñas y a la Madre Tierra que nos permita unirnos de esa manera. Tulia hizo una preparación espiritual intensa”

–Gobernador, ¿la decisión fue repentina o la venían madurando?

–Somos dos personas libres. Venimos luchando mucho por el amor que nos tenemos. Tuvimos inconvenientes pero estamos bien, contentos, tranquilos, pese a los vericuetos de la Justicia, que no se hizo eco de los cambios del Código Civil. Usted sabe que existe la figura del divorcio exprés, y la ley dice que no puede haber nada que se oponga a la voluntad de una de las personas. Pero eso ya no cuenta. Lo que importa es la libertad y la decisión que tenemos de estar juntos.

–¿Por qué decidieron que la boda fuera un ritual indígena?

–Fue algo de los dos. El escenario tuvo una cruz Chakana, la Cruz del Sur, la que yo llevaba colgada al cuello. Tiene doce puntas, por los meses del año, los cuatro puntos cardinales y los cuatro elementos. Jujuy forma parte de uno de los cuatro suyos, la unidad quechua. Y los ritos, más allá de que había un chamán peruano, fueron los que se practican acá. A la ceremonia la hicimos con mucho respeto. Les agradecimos a los referentes de las comunidades de todas las regiones jujeñas y a la Madre Tierra que nos permita unirnos de esa manera. Tulia hizo una preparación espiritual intensa. Estamos ya unidos en la familia y el amor, por el que hay que luchar contra viento y marea. Además, siempre ofrendamos a la Pachamama. Y preparamos la ofrenda junto a la familia más íntima, a los que más apostaron por nuestra unión, los que más amamos: los hijos de Tulia –excepto Mili, que no pudo venir pero hubiera estado– y dos hermanos míos: María del Carmen y Walter.

Ambos fueron cubiertos con una manta que llevaba sus iniciales. Luego fueron sahumados e intercambiaron cuencos de semillas, una chuspa con hojas de coca y coronas de flores.
Ambos fueron cubiertos con una manta que llevaba sus iniciales. Luego fueron sahumados e intercambiaron cuencos de semillas, una chuspa con hojas de coca y coronas de flores.

–¿Por qué el escenario fue la bellísima Purmamarca?

–Elegimos Los Colorados, en esa localidad, porque debía ser en un lugar sagrado, con mucha energía. Y a la ceremonia privada la hicimos donde hay unas piedras que forman un cóndor con un aguilucho en la espalda. Es un lugar que las comunidades consideran místico y energético.

–¿Cree que esta unión zanjará la grieta política de las familias?

–(Ríe) Mi mujer es de una familia con mucha genética peronista. Y yo soy genéticamente radical. Quizás por eso a mucha gente no le entra en la cabeza nuestra relación.

Todo concluyó con un beso.
Todo concluyó con un beso.

–¿Habrá luna de miel?

–Sí. Después del 15 vamos a tomarnos unos ocho o diez días, pero todavía no sabemos dónde. Desde el 2015 que soy gobernador, no me tomo un descanso.

–¿El presidente Macri lo llamó para felicitarlo?

–No, pero lo invité para el 15. Espero que venga, porque lo considero y lo quiero como amigo.

Por Hugo Martin. Fotos: Album privado Morales-Snopek.

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