Dice que tomar la decisión le demoró dos años, pero que cuando se sintió segura agendó fecha y, en quince días, ya se estaba operando. En un país como Argentina, donde según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética la mayoría de las mujeres elige ponerse implantes, Nati Jota (en su DNI Natalia Jersonsky, 24) prefiere sacarse. Y lo blanquea sin filtro. "No me importa que se hable de mis tetas, porque soy la primera en hacerlo. Vivía limitada y no me lo cuestionaba. Sólo por mencionar algunos ejemplos: para ir a trabajar siempre usaba la misma ropa; cuando salía de vacaciones tenía que mandarme a hacer los corpiños de la bikini a medida, porque no conseguía talle; y, para las galas o fiestas nunca podía usar un vestido sin espalda o con breteles finitos, porque necesitaba algo que me sostuviera. Sí, vestirme se me complicaba, era un problema", resume la periodista de ESPN Redes, conductora de Sin filtro (eltrecetv) y autora del libro No sos vos, es él. Cómo sobrevivir a gustar de alguien (Altea). Hace una pausa y agrega: "Bueno, también me pesaba la mirada de los otros".
–¿Esto último tiene que ver con lo que dijiste en uno de tus videos, que te operabas "porque estabas cansada de que no te miraran la cara".
–(Risas) Quise ponerle un poco de humor a la situación, para sacarle dramatismo. Nunca fui de usar mucho escote, pero sí remeras ajustadas. Entonces, lo que me pasaba era que, al caminar por la calle, sentía que llamaba mucho la atención… y me daba vergüenza. Como si fuera poco, todo eso influía en mi postura: siempre encorvada y con dolores.
–¿Cuánto sumabas?
–Si me medía con un centímetro, 98. Lo que pasa es que tengo la espalda muy chiquita. Cuando hablé con el doctor (Martín Moyano, de Estética Buenos Aires) le pedí: "Sacame un poquito". No quería quedarme con poca teta, porque me gusta tener curvas. Amo que se me marquen la cintura y las piernas.
–¿Qué relación llevás con tu cuerpo?
–No busco ni promuevo la delgadez extrema. Me gusta verme bien, ser fibrosa, tener mis músculos y mi rollito en la panza. Además de hacer deporte (N. de la R.: juega al fútbol y hace crossfit), trato de cuidarme con las comidas, porque si fuera por mí… Imaginate: no me gustan las verduras. Recién ahora empecé a incorporar la palta y la calabaza. Me encanta sentir que le estoy haciendo bien a mi cuerpo. Como me decía mi tío: "El cuerpo es uno y te acompaña para toda la vida".
DE MATADEROS A RUSIA, SIN ESCALAS. Se crió con sus dos hermanas, su perra y sus padres en una casa –para ella– inmensa. "Alta infancia tuve. Dorada mal", afirma.
Enamoradiza desde que iba al Jardín ("en mi diario íntimo escribía cosas como 'me gustan muchos chicos y no sé qué hacer'; hoy leo eso y pienso: 'soy igual, pero potenciada'"), Nati creció mirando los programas de Cris Morena, de los que aún recuerda escenas, diálogos y canciones. Cuando en 2011 terminó el secundario, eligió entrar a estudiar Periodismo en TEA. Tres años después se recibió.
En aquel momento –explica– no existían los influencers, pero sí Twitter, y ella le tomó el gustito enseguida. "Era un hobby. Sumaba seguidores como cuando jugás al TEG y vas conquistando países", cuenta.
Su capacidad para poner en palabras sentimientos o pensamientos con los que se identifican muchos le dio conocimiento a su nombre, al punto que figuras como Marcelo Tinelli supieran de su existencia.
Para 2015 era tal su popularidad que comenzaron a llegarle propuestas laborales que trascendían el mundo de las redes sociales. Además de sumarse al programa radial Bien ubicados –conducido por Iván de Pineda–, le ofrecieron trabajar en ESPN Redes.
"Acepté, pero estaba muerta de miedo. Lejos de pensar 'con esto arranca mi carrera en tevé', sólo me importaba juntar plata para irme de vacaciones con mis amigas a fin de año", cuenta Nati, quien muy de a poco se fue abriendo paso en el canal deportivo. Al punto que este año fue elegida para ir a cubrir el Mundial de Rusia. "Un sueño hecho realidad", resume.
Otro de los hitos de su 2018 fue ponerse de novia. "Es mi primera relación seria. Se llama Bruno Siri, tiene 24 y vive en Chaco. Nos conocimos en enero mientras veraneábamos en Cancún", cuenta ella. Y advierte: "No me hagas hablar mucho de él, porque lo extraño".
–¿Cómo manejás el amor a distancia?
–Es una mierda. Tratamos de viajar una vez por semana, pero a veces se complica.
–¿Sos celosa?
–Sí. Hoy en día no está bien visto decirlo, pero siempre aclaro que no soy ejemplo de nada. Hablo de lo que me pasa a mí. Soy insegura. Las cosas que para muchos deberían darme seguridad, a mí me dan inseguridad. Por ejemplo, de mi novio pienso: "¿Y si cortamos? ¿Y si en realidad no me quiere tanto como yo creo?". Y con respecto a mi carrera: "¿Me la mereceré? ¿Habrá sido suerte? ¿Seguirá así?". No creo en la eternidad de las cosas. A veces me pregunto: "Si el día de mañana muere Instagram, muere Twitter y no me llaman de ningún lado: ¿Qué hago?". Creo que a mucha gente de este medio le pasa lo mismo, pero nadie se anima a decirlo.
–Si subís una foto y suma pocos "likes", ¿te ponés de mal humor?
–No me arruina el día, pero trato de encontrarle una explicación. Sobre todo con los videos. Pienso: "Che, éste no estuvo tan gracioso. ¿Por qué? ¿De qué hablé? ¿Cómo lo conté?". Obvio que queda mejor decir: "Subo lo que quiero y no me importa la repercusión". Pero si laburás con las redes sociales tratás de armar un equilibrio entre subir lo que querés y sentir que sos auténtica. Tres minutos después de subir un posteo ya sé si le va a ir bien o mal. Lo que más funciona son las fotos en bikini, pero a mí me gusta más generar contenido haciendo videos.
–¿Hay camaradería entre los instagramers o compiten?
–No, nos conocemos entre todos. Yo soy muy fan de Sofi Morandi. Amo lo que ella y Julián Serrano están haciendo en ShowMatch. Con Belu Lucius me llevo súper bien; también con Grego Rosello. A pesar de que me lo chapé hace muchos años, logré hacerme muy amiga suya. Tenemos charlas de gremio, hablamos de Instagram y hacemos catarsis: "Che, me re estanqué con los seguidores". Todo el tiempo hay que estar atento a lo nuevo, para llegar antes y derivar a los seguidores. Cuando Snapchat pegó, todos nos armamos una cuenta. Después se cayó y dijimos: "Laburamos al pedo". ¿Si se vienen redes nuevas? Por ahora no se comenta nada. Igual, para mí esa información no hay que pasarla (risas).
–¿Te llevás bien con la fama?
–Muchas veces me gustaría llegar a un lugar y ser incógnita. Ya veo que digo esto y después saltan a decir: "Eh, ¿quién te conoce?". Siempre fui muy extrovertida, y ahora me termino achicando porque no quiero llamar tanto la atención. Extraño un poco la libertad del anonimato: poder hacer chistes y quedar mal sin el peso de que es Nati Jota a quien le está pasando eso.
–¿Cómo te imaginás en un futuro?
–En algún momento me gustaría ser una número uno, tipo Susana Giménez. Quiero conquistar el mundo, hacer todo. Me gusta escribir, la tele, la radio, las redes sociales y si me decís que actúe, lo pienso. Igual, me parece que actúo mal. Lógico: sólo sé hacer de mí.
Por Flor Illbele. Fotos: Maxi Vernazza e Instagram
Producción: Joaquina Gurruchaga.
Peinó: Caro Fanucchi (@carofanucchi).
Maquilló: Rochi Astesiano (@rochiastesiano).
Agradecimientos: Adidas, Rimmel, Sweet, Grün FC (www.grunfc.com.ar) y Lady Fútbol (www.ladyfutbol.com.ar).
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