Marcelo Tinelli en Bolívar: "Todo lo que sea servir y mejorar la calidad de vida del otro me fascina"

Vivió un día soñado en su ciudad natal: supervisó la construcción de un comedor infantil, inauguró una obra en el hospital y, ante una multitud, corrió la 20ª edición del maratón que recuerda a su padre. En el medio, reunió a su familia y habló con GENTE... hasta de política.

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Junto a sus hijos –Francisco,
Junto a sus hijos –Francisco, Candelaria y Micaela– y su mujer, Guillermina, Marcelo la pasó genial con sus numerosos afectos: tías, tíos y primos lo llenaron de besos y abrazos. Inolvidable.

El último fin de semana, Marcelo Tinelli (58) y su gente vivieron un fin de semana especial en la ciudad de Bolívar. Porque en ocasión del 20º aniversario del primer maratón que organizara allí en homenaje al padre (Dino Hugo), el conductor regresó para encabezar la nueva edición de la carrera. Pero no sólo eso:

Durante sus 24 horas de estada, además supervisó la construcción de un comedor infantil, inauguró las flamantes instalaciones del Servicio de Salud Mental del hospital público, se reencontró con toda su familia de Bolívar (23 personas entre tías y primos), vio jugar al equipo de vóley local y se sentó a conversar con GENTE.

Con el personal del Hospital
Con el personal del Hospital Municipal, a pura sonrisa.

–La foto que hace un rato te sacaste con tu familia –la que te vio crecer en Bolívar y la que vos mismo formaste– debe ser una de las más lindas de tu vida, Marcelo…

–¡Muy fuerte! Todos los Tinelli, mi tía Mirta, que es Domeño (hermana de su mamá, María Esther)… Se me estrujó el corazón… Decí que la fuerza que me da Bolívar supera todo. Me encantó que estuviéramos juntos, me llena el alma. ¡Y después de esa emoción tenía que correr con una rodilla maltrecha!… Durante todo el día me fui acordando de las cosas que hicimos acá en Bolívar, y creo que es algo muy lindo.

–¿Por qué te gusta hacer cosas para la comunidad?

Porque siempre digo que tengo vocación de servicio. Es algo que me encanta. Ayudar al otro, servir… Lo vengo haciendo desde hace 25 años, y por ahí cuando vamos a barriadas, a villas muy necesitadas del Gran Buenos Aires –que ni lo decimos demasiado–, es lo mejor que nos puede pasar.

–Es cierto que tu imagen está fuertemente asociada al éxito, pero…

–También me han salido mal muchas cosas. Mi vida no es solamente los 30 años de tele haciendo ShowMatch, o cuando arranqué con Badía en 1983. Desde que nací el 1º de abril de 1960 a las 14.10 en la clínica San Cayetano, pasé un montón de dificultades y la luché mucho, y la sigo luchando. Siento que cada dificultad –como la del año pasado con Ideas del Sur– es un aprendizaje para salir adelante el día de mañana. Por eso, cuando me preguntan por el rating, un día ganás, un día perdés… Si gano estoy contento; y si pierdo, me sirve como aprendizaje. Me siento como un guerrero de la vida.

A pesar de estar lesionado
A pesar de estar lesionado en una rodilla, no se quiso perder la 20ª edición. A costa de un gran esfuerzo, logró completar los diez kilómetros en un tiempo de una hora, siete minutos y 25 segundos. La ovación de sus coterráneos fue el mejor premio.

–A pesar de las crisis económicas que atravesaste, nunca te fuiste de la Argentina.

–Y no pienso irme nunca. Al contrario: cada vez quiero estar más en este país. Me pasa una cosa muy curiosa: tengo mi casa en Uruguay y hoy me siento más cómodo yendo a Necochea. Es que la siento como una combinación exacta entre Bolívar –donde nací– y Mar del Plata –donde veraneaba–. Necochea es la ciudad de Guillermina y me encanta estar ahí con mis hijos.

–Es inevitable hablarte de cómo se te está viculando con la política..

–Hoy, durante la carrera –y nunca lo había escuchado tanto– me decían: "Dale, metete, eh, por favor. Mi voto lo tenés". Escuchaba el "te voto para presidente"; el "te voto para gobernador", el "tenés mi voto"… No lo descarto. Todo lo que sea servir y mejorar la calidad de vida del otro me fascina. Siempre dije que no lo descartaba. Ahora, cuándo… no sé. No sé si mis calendarios personales de trabajo son iguales a los calendarios electorales. No es que tenga apuro… Me quedan dos años de contrato con Canal 13. En 2019 queremos hacer ficción en la productora… No lo descarto. Obvio que me interesa mucho el país y las cosas que les pasan a los argentinos, y que quiero un país mejor para mis hijos.

Teresa (88 años) es la
Teresa (88 años) es la otra tía de Marcelo y también su madrina. Le trajo un sobre con fotos y recuerdos que emocionaron a su sobrino.

–Estuviste en tu casa con la gobernadora Vidal.

–A María Eugenia la conozco desde que trabajaba con Mauricio (Macri) en Acción Social. Con Horacio (Rodríguez Larreta) somos amigos. Me encanta hablar con todos; soy una persona de diálogo. Como lo hago muchas veces con el Presidente. Como he hablado con otros políticos también. Siempre me decían que hablaba con (Carlos) Menem y después con (Fernando) De la Rúa… Después tuve buena relación con Néstor (Kirchner), cosa que con Cristina no sucedió… Y a Macri lo siento alguien cercano que jugaba conmigo al fútbol en Punta del Este. No te digo que nos criamos juntos, pero… Lo siento una persona amiga, más allá de que en su momento tuvimos algunas diferencias, ya superadas. A mí todo lo que es la provincia de Buenos Aires me encanta. De hecho, el otro día pude preguntarle a María Eugenia e interiorizarme de aspectos de la provincia. Ella, a su vez, es una persona a quien le gusta escuchar la visión del otro.

–¿Qué es para vos la política?

–El arte de cambiarle la vida a la gente para bien. Estar al servicio del otro. Entregar la vida propia para la mejoría de la sociedad en su conjunto. Es algo hermoso pensar en modificar un montón de cosas desde la política. Si algún día se da, bienvenido sea.

El beso con Guille antes
El beso con Guille antes de largar.

–Recuerdo cuando te habías candidateado para ser vicepresidente de San Lorenzo, que muchos te decían: "¿Para qué te vas a meter en política?".

–A veces te lo dicen… Y lo pudimos hacer… Cambiar la vida del otro, mejorar las instituciones –en este caso una sin fines de lucro, como es San Lorenzo–, es el poder bien entendido, el que a mí me gusta.

Por Eduardo Bejuk
Fotos: Julio César Ruíz

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