En Punta del Este encontró su verano eterno, pero en cualquier época del año. "Conocía Carmelo, Colonia, La Pedrera, pero no esta ciudad que me maravilló. Este año vine muchas veces, pero siempre fuera de temporada, cuando la playita está tranquila y no hay desborde".
La que habla pausada y vivaz es Eleonora Wexler, que dice haber tenido "un año con bastantes huecos" en los que aprovechó para darse "descansos intermitentes entre semana" con amigos en marzo, en julio y también en octubre.
Acaba de terminar en teatro La maldecida de Fedra y su participación en 100 días para enamorarse, programa al que define como "un gran encuentro con amigos". "Creo que me permití tomarme el tiempo para viajar", dice la actriz, cuyo panorama ideal es poder conocer lugares mientras trabaja.
Como cuando el mes pasado visitó Puerto Madryn para asistir al festival Mafici a presentar a su Victoria Ocampo dirigida por Pablo César en Pensando en él, y de paso disfrutó excursiones para conocer las ballenas y visitas a la pingüinera.
En una charla distendida y sin prejuicios, el feminismo puesto en acción, las "consecuencias" que sufrió tras su activismo a favor de la Ley de Interrupción del Embarazo, y su clave para no participar de escándalos: "Tratar todo puertas adentro".
–Como Victoria Ocampo, que se enamoró perdidamente del poeta Rabindranath Tagore sólo por leerlo y a quien luego conoció, ¿vos también tenés relaciones platónicas o las has tenido?
–Esa historia que cuenta la película, que fue una coproducción con India, donde viajé a presentarla, es fascinante. Victoria Ocampo fue la primera en el país en manejar, impulsó el voto femenino y tuvo una vida tumultuosa, rodeada de intelectuales. Y se enamora de este bengalí, que fue premio Nobel de Literatura (en 1913), que escribía cantos de amor. Ella se desesperó cuando lo conoció y siguieron una relación hasta la muerte de él. Yo, de más chica, he tenido esas relaciones platónicas con mis maestros, como Oscar Lancillota, con mi papá también, que llegaba de trabajar y a mis diez años era amor total -algo para terapia, claro-; con Lito Cruz y recuerdo que también con Jorge Marrale. Trabajar con él era un flash. Compartimos Alta comedia y teníamos escenas muy fuertes, dirigidas por María Herminia Avellaneda, una gran maestra de la tele. El era camionero y yo una adolescente un poco freak. El la seducía de un lugar muy particular.
–Para enamorarte, ¿es necesaria la admiración?
–Me enamora el talento. Y se ve que de chica también. Te marca lo que te va a llamar la atención de las personas, lo que re deslumbra.
–Siempre te mantuviste alejada de los escándalos. ¿Qué te pasó con los dichos de Mariano Martínez, cuando habló acerca de escenas en las que se había sentido agredido por una actriz, y luego vos dijiste "Le hice la vida imposible"?
–Yo sólo hice un chiste. Las redes son un peligro porque te informan todo y esa información llega más rápido, y a veces distorsionada. Si querés hacer un chiste, te sale mal. Nosotros trabajamos muchas veces y tuve muchos personajes de mala. En Son de fierro me tocó hacerle de todo, por eso hice ese chiste.
–¿Por qué creés que se amplificó tanto?
–Armar escándalos está a la orden del día. A mí, si me pasa algo, lo resuelvo puertas adentro. Salvo que tengas la necesidad de hacerlo público porque haya sido algo más grave. Respeto lo que le pasó a Mariano y su necesidad de decir lo que dijo.
–También hubo un antes y un después a partir del relato de Calu, ¿no es así?
–Y está pasando en el mundo, como lo que ocurrió con Harvey Weinstein. Las mujeres salen a contar lo que les pasó y es muy importante que no se callen. Las mujeres no tenemos más miedo.
–¿Viviste situaciones de acoso en la actuación?
–No con actores, pero sí situaciones de falta de respeto y maltrato y he puesto los límites, como pude. Siempre fui muy cuidadosa, muy respetuosa en el trato con la gente. Trabajo desde los nueve años y no me pasó. Pero no sabría cómo lo hubiera resuelto si me pasara de más chica; tenés miedo y sentís que se te cierran las puertas.
–¿Cómo te repercutió la lucha por la ley de la interrupción legal del embarazo?
–Estamos viviendo nuestro propio feminismo y confío en que va a salir. Las actrices pusimos el cuerpo y la gente fue muy agresiva. Fue muy importante mostrar y explicarle a la sociedad por qué estábamos luchando. Incluso hubo gente que me dijo que iba a perder seguidores.
–¿Alguna vio afectado su trabajo?
–Conozco compañeras a las que no les renovaron contratos. Ha pasado. Sabíamos que iba a traer consecuencias, pero es lo que pensamos.
–¿Cómo fue tu reencuentro con tantos amigos en las grabaciones de 100 días para enamorarse?
–Una fiesta. Son todos amigos, los quiero y los admiro. Festejo que les esté yendo tan bien. Además de que tratan temas como ninguna serie. Eso es algo que tiene Sebastián (Ortega); ya en Amar después de amar lo ponía de manifiesto. Contaba la historia de una mujer infiel y la perspectiva era desde el sentimiento de ella, de una manera muy feminista.
Por Karina Noriega. Fotos: Rodrigo Guillen.
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