El planeta se detiene, así de repente, y el instante queda eternizado. Sucede cada vez que Juan se ríe a carcajadas, despreocupado y feliz, y los contornos quedan difusos. Para mamá Agustina ya nada más existe. Hasta que la maquinaria la devuelve a la realidad, ya modificada, y le recarga el corazón. "Sí, en ese momento siento que el mundo se para", reafirma Kämpfer (37), quien no sólo festeja el Día de la Madre por estos días.
También el primer cumpleaños de su niño, cuyo padre es el chef Agustín Badaracco, radicado en México y recién llegado al país para sumarse a la fiesta. Es que Juan vino al mundo el 20 de octubre de 2017 y le cambió la vida para siempre a la periodista. "Me trajo amor incondicional… ¡y también falta de sueño, ja ja!", se ríe Agustina después de divertirse en una exclusiva sesión de fotos junto a su "bombón". Se nota que lo disfruta enormemente, y lo mismo él, tan fotogénico como su mamá.
–¿Qué es lo que más te sorprendió del hecho de ser madre?
–¡El dolor del parto! No quiero asustar a ninguna mujer que esté pensando en ser mamá ni a ninguna embarazada, pero francamente no recuerdo un dolor igual. Intenté un parto natural durante siete horas –inducida, porque no dilataba– y tras un esfuerzo que sentí que no iba a terminar nunca, fuimos a cesárea. ¡Fue como parir dos veces! Al día siguiente era una piltrafa. Cuando salí del sanatorio sabía que me esperaba un grupo de fotógrafos y no quise producirme para las cámaras: no se puede vender una imagen de esplendor inmediatamente después de todo eso.
–Dijiste que es tu desafío más grande a la fecha. ¿Por qué?
–Porque es mi rol más responsable y por lo importante que es para Juan recibir lo mejor de mí. Si antes me desbordaba o decidía dejar algo para más adelante, no había consecuencias. Pero a partir de Juan tengo nuevas necesidades de mantenerme serena, enfocada, activa… Soy una mujer adulta y si me caigo tengo herramientas para levantarme, pero Juan necesita que sea su red, y no hay mayor compromiso ni mayor desafío en mi vida que ése.
–Hablame de Agustín y del rol que desempeña a la distancia. ¿Cómo lo viven?
–Llegó a Buenos Aires hace unos días, para estar en el cumpleaños de nuestro hijo. Vivimos esta forma de familia con mucha naturalidad. El y Juan tienen su contacto diario a través de la cámara del teléfono, y cada vez que yo hablo por videollamada con otra persona, ¡Juan dice "papá" y aplaude!
–Todas las madres tienen miedos, temores… ¿Cuáles son los tuyos?
–Sé que Juan va a vivir intensamente –como yo– y eso siempre tiene contraindicaciones. Entregarse a la vida implica elegir esa forma de estar en el mundo una y otra vez, más allá de lo malo que pueda pasar. Hay un dicho que reza "relax, nada está bajo control", y para mí es como un mantra.
–Contame un momento especial de este año junto a Juan.
–Es un niño muy dulce… Cuando apoya su cabecita en mi hombro y me abraza, me convierto en pura paz. Nuestras mañanas son muy divertidas. Cuando amanecemos con Carlos, mi pareja, ¡llenamos la cama de migas y cosquillas! Los domingos podría pasar todo el día así… Bueno, durante la semana también, pero se complica un poco.
CORAZON CONTENTO. Carlos es Gianella, empresario de 45 años, padre de dos hijos y pareja de Agustina desde hace casi un año. La sintonía entre ambos, sin dudas, se mantiene como el primer día. Y ella lo celebra. "Con Carlos ensamblamos nuestras vidas perfectamente. El me acompaña y me contiene en esta aventura que es la maternidad. Es un padre muy presente en la vida de sus dos hijos, así que en muchas ocasiones su experiencia me salvó el momento. Cuando Juan lo siente llegar a casa se desespera por abrazarlo. ¡Son dos tiernos!", cuenta Kämpfer, panelista de Incorrectas y, como deja ver en sus redes sociales, gran amante del yoga.
–¿Tener menos tiempo para dedicarle al periodismo y restarle prioridad, mermó la pasión que sentís por esta profesión?
–No, y eso es parecido a un problema. ¡Hace seis meses que estoy leyendo el mismo libro de 250 páginas! Pero esto es una etapa y no puedo acelerarla; a medida que Juan vaya independizándose, lo demás va a ir retomando su lugar.
–¿Qué cosas de su personalidad y carácter sentís que compartís con Juan?
–Juan ama la calle, la naturaleza, le encanta estar donde pasan cosas. Se despierta de buen humor, es sumamente curioso y le encanta la música. ¡Silba desde los ocho meses! Yo toco la armónica y tengo varias, en distintas notas. Cada vez que me falta una voy a buscarla al sector de sus juguetes y ahí la encuentro. No sé si auto-adjudicarme todo esto, es un acto de vanidad, ¡pero creer que heredó estas cositas de mí no le hace mal a nadie!
Por Eduardo Bejuk. Fotos: Gabriela Ojeda (@gabrielaojedafotografa).
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