"Con Tomás (Redrado, 22) estaríamos cumpliendo un año de novios. Pero nuestra historia no pudo ser porque su papá (Martín Redado, 57) se metió en el medio. Me discriminó por ser modelo y estudiar teatro. Decía que no quiere que su hijo viva lo mismo que él pasó con Luciana Salazar", cuenta Vanesa Wasinger (27).
–Empecemos por el principio… ¿Cómo conociste a Tomás?
–A través de un amigo en común. Enseguida pegamos muy buena onda… Como vivimos a dos cuadras uno del otro, se ofreció a traerme a casa. Desde esa noche, a fines del año pasado, no nos separamos más. Pasábamos casi todos los días juntos. La diferencia de edad no se notaba, porque él es un hombre muy maduro, muy caballero. Al mes y medio me presentó a su familia. Hoy, su mamá (Ivana Pagés) y yo seguimos en contacto.
–¿Por qué tenías mala relación con el padre?
–Al principio todo iba bien. Visité su casa un par de veces y salimos a comer todos juntos. Pero después de que nuestra relación se hiciera pública, Martín ya no lo soportó. Le decía a Tomás que debía tener cuidado, que yo podría estar grabándolo… Que una chica "así" (modelo) le arruinaría la vida. El quiere que su hijo sea canciller o diplomático… Para mí tiene un problemita con las mujeres. También le hizo la vida imposible a otra ex novia de Tomás por ser colombiana.
Tomás no sabe si Martín es el padre de Matilda, pero tampoco entiende por qué le pasa una mensualidad de cinco cifras en dólares
–¿A qué te referís al decir "problemita con las mujeres"?
–Tiene actitudes psicópatas con las que se le acercan. A mí me perseguía, me vigilaba… Le llenaba tanto la cabeza a su hijo que lo obsesionó. Hizo de todo para separarnos. Aunque creo que no llegó a hacerme una brujería, como a Luciana. Todo comenzó cuando di una nota al ser convocada para filmar un clip con Elías Rampello en Miami. Ahí conté que salía con Tomás. Entonces Martín se enfureció y comenzó a acosarme: me escribía, me llamaba a cualquier hora… Me decía que dejara a su hijo o me iniciaría acciones legales. Después me dio a entender que Tomás me habría sido infiel durante un viaje familiar a Australia… Y otros tantos argumentos falsos.
–Finalmente se salió con la suya.
–Sí. Tomás no puede hacer nada: el padre lo tiene agarrado económicamente. Lo peor de todo es que Martín me invitó a salir para que deje a su hijo.
–¿Cómo reaccionaste?
–¡Me parecían macabras las cosas que me decía! Me pedía que nos encontrásemos a solas para hablar, que quería contarme cosas… ¡El padre de mi novio! ¡El mismo que decía que no soy mujer para su hijo! Nunca creyó en nuestro amor. Cuando no acepté su invitación volvió a amenazarme con las "medidas legales".
–¿Le contaste todo esto a Tomás?
–No. Me dio vergüenza. Quería evitar que todo terminara en una tragedia. Pero le mostré algunos chats y se sintió muy incómodo.
–¿Conociste a Luciana Salazar?
–No, porque ella no tiene tanto vínculo con los hijos de Redrado. Pero una vez, Tomás contrató a unos hackers y descubrió cosas patéticas de la relación entre ellos. No sé cómo Luciana pudo soportar tantas psicopateadas.
Lo peor de todo es que Martín me invitó a salir para que deje a su hijo.
–¿Vos creés que Redrado padre recurrió a las brujerías para alejarse de Luciana?
–¡Si! Me enteré el 6 de julio, porque fuimos a cenar con Tomás y su "tía postiza" por mi cumpleaños. Y esta mujer, un poco mística, me contó que Martín había puesto en el freezer un vaso con el nombre de Luciana y un pelo rubio, porque venían discutiendo mucho. Sé que Martín solía llevar brujas a su casa para hacer "limpiezas". Tal vez hizo algo similar conmigo, porque con el tiempo me sentía muy incómoda al entrar a su casa.
–Estuviste saliendo con Tomás en tiempos de la llegada de Matilda, hija de Luciana. ¿Creés que Martín podría ser su padre?
–Tomás no sabe si Martín es el padre de Matilda, pero tampoco entiende por qué le pasa una mensualidad de cinco cifras en dólares. Siempre estuvo muy pendiente de lo que Luciana necesitaba. Muchas veces sospechamos de que podría ser el padre.
–¿Volviste a ver a Tomás desde que cortaron, a mediados de agosto?
–No. Cuando me dejó se sentía mal. Tenía mucha presión de su papá.
–¿Es bueno como pareja?
–No puedo negar que extrañé mucho a Tomás. Pero no se merece más que un "8". A pesar de ser buen tipo y caballero, era muy controlador. Me pedía que le mandase fotos de los lugares donde estaba. Su padre lo hacía dudar. A él sí que no quiero cruzármelo más. Se aprovechó de su poder conmigo, una chica de pueblo que vive sola en Buenos Aires. Hoy no le tengo miedo, ni a él ni a nadie.
Por Pablo Procopio.
Fotos: Francisco Trombetta y álbum personal de V.W.
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