El buque Seabed Constructor tiene apenas cuatro años de vida y fue construido en Noruega. Pertenece a la empresa norteamericana Ocean Infinity y, desde el martes 14 de agosto (N. de la R.: fecha en que el Gobierno firmó la contratación de sus servicios) volvió a encender la esperanza de los familiares de los 44 submarinistas perdidos hace casi diez meses.
El barco, según informa un video institucional, posee 115 metros de eslora, 22 de manga y tiene capacidad para trasladar hasta 102 personas. Lo más importante: está equipado con tecnología ultra avanzada, que permitirá realizar una búsqueda exhaustiva del ARA San Juan (S-42), desaparecido el 15 de noviembre de 2017. Otro dato clave: la empresa sólo cobrará si encuentra la nave.
"Por el bien de todos los involucrados en esta tragedia, esperamos poder ayudar a localizar el submarino", dice a GENTE Oliver Plunkett, CEO de la firma, que hace unos años participó en la búsqueda –sin éxito– del avión de Malaysia Airlines que en marzo de 2014 cayó en el Océano Indico.
UNA BUENA. Para Luis Tagliapietra –abogado, padre del teniente de corbeta Damián Tagliapietra y querellante en la causa penal que instruye la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yáñez– la noticia fue una especie de bálsamo. Durante los últimos 52 días encabezó un acampe en Plaza de Mayo que, finalmente, se levantó el jueves 16 de agosto, luego de que el jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña, firmara la autorización del contrato con la empresa norteamericana Ocean Infinity.
"Fueron días intensos, pero valió la pena. Estamos todos muy ansiosos y esperanzados porque, después de mucho tiempo, por primera vez sentimos que tenemos la herramienta para encontrarlos. Es una situación similar a la que vivimos en noviembre de 2017, cuando venía a ayudarnos gente de todo el mundo y, si bien estábamos angustiados, teníamos expectativa", cuenta el letrado, quien en estos nueve meses supo convertirse en un experto en submarinos.
"Si bien navego desde los ocho años y tengo el título de patrón de yate (PY), para entender la causa tuve que aprender lenguaje naval. Gran parte se lo debo a Marcelo Covelli, instructor y capitán de ultramar que, en pocos días, me enseñó de todo", explica.
Quizá por eso, los primeros veinticinco minutos de la entrevista va a dar precisiones técnicas de lo que fue la búsqueda del submarino. "Cuando a fines de 2017 cesó el protocolo internacional de rescate, que incluyó ayuda de Rusia y de los Estados Unidos, los únicos que continuaron buscando el ARA San Juan fueron los buques de la Armada. El tema es que esos barcos tienen de treinta a cuarenta años de antigüedad y sus sonares tienen la capacidad reducida en un 50 por ciento. La información que dan es muy limitada. Te dicen: 'Encontramos una formación de más de 30 metros de largo'. ¿Qué significa? Que existe la posibilidad de que sea un buque, incluso un submarino, pero para tener más precisión es necesario descender, penetrar en las grietas y los cañadones del fondo del mar y ver de qué se trata", explica Tagliapietra.
–Junto a Fernando Arjona (suboficial de la Armada y hermano del cabo principal Ramiro Arjona), José Luis Castillo (hermano del cabo principal Enrique Castillo) y Silvina Krawczyk (su hermana Eliana fue la primera submarinista argentina), usted va a participar del proceso de búsqueda como veedor. ¿Cómo se realizó esa selección?
–Para nosotros era muy importante velar por la transparencia de todo este proceso. Sugerimos el tema de los veedores y lo aceptaron. Lo que hicimos fue convocar a un representante por familia. El requisito: que fueran parientes directos, para que tuviera más peso. Participaron 40 de las 44 familias. Asimismo, Ocean Infinity y la Armada nos exigieron tener dominio del inglés (porque es el idioma que se maneja en el buque) y conocimientos de navegación. Todos los que se ofrecieron armaron un pequeño CV y lo compartieron en el grupo. Nos presentamos ocho (cinco familiares directos y tres indirectos), se hizo la votación y nos eligieron a nosotros cuatro. Las expectativas son muchas.
–¿Qué otros detalles pautaron de antemano?
–El más importante: la búsqueda es a resultado. No se va a rastrillar un área en determinado tiempo, sino que la empresa tiene libertad absoluta para trabajar donde considere necesario. El objetivo final es localizar e identificar al ARA San Juan. Con respecto a la duración, acordamos que, por lo menos –si no se lo encuentra antes– busquen durante sesenta días operativos. Es decir: que se descuentan los de reaprovisionamiento, de mal clima, etcétera. Serán alrededor de setenta u ochenta días.
–¿Hay fecha estimada de embarque?
–Hoy el buque está en Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Por la velocidad a la que se mueve, demorará entre doce y quince días en llegar. Aún no está determinado a qué puerto arribará –el de Buenos Aires o el de Mar del Plata–. De ahí zarparemos. Será para mediados de septiembre. Mientras tanto, la empresa mandó un manual de seguridad, que debemos conocer a la perfección. El jueves 23 iremos a la Armada para aprender cómo abordar una balsa salvavidas, requisito necesario para embarcar con tranquilidad, porque vamos a ser una responsabilidad para la empresa.
–¿Qué va a llevar en su bolso?
–Ropa cómoda para usar dentro del buque y los trajes de seguridad que, seguramente, proveerá Ocean Infinity. Además, la notebook, porque vamos a hacer partes diarios directos (sin intermediarios) con los familiares que están en tierra. Varias mamás y esposas los esperan con vida.
–¿Descarta definitivamente la posibilidad de hallarlos con vida?
–Las emociones como papá me llevan a pensar un día de una manera y el siguiente de otra. Cuando me abstraigo y me pongo en "modo abogado", hay una vieja frase que dice que cuando la cosa parece complicada la explicación más sencilla es la correcta. Salvo que los hayan secuestrado, como sugiere una de las teorías, no hay posibilidad de que hayan podido sobrevivir tanto tiempo. Incluso flotando en superficie hace mucho que se hubieran quedado sin agua potable y alimentos. Parecería que lo más probable es que la nave esté en uno de esos cañadones y ningún buque de superficie lo haya visto. Por eso tengo mucha fe en que los encontremos.
Por Flor Illbele.
Fotos: Diego Soldini, AFP, archivo Atlántida y gentileza Ocean Infinity.
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