Mientras concede esta nota, el director de DK Group y productor argentino Diego Kolankowsky (44) busca en su computadora el video que registra uno de los momentos más felices de su vida. Pone play y, señalándose en la pantalla del monitor, rememora la noche del domingo 10 de junio, fecha en que asistió a la entrega número 72 de los Premios Tony. "Cuando escuché 'el Tony Award es para Once on this island' ¡empecé a correr como loco por el pasillo!". Hace una pausa y profundiza: "Estaba tan nervioso que, minutos después de que comenzara la ceremonia, abandoné mi butaca y me fui a mirar la premiación solo, al fondo del teatro".
–No es la primera vez que recibís un premio en el exterior (N. de la R.: en 1996 ganó un Emmy Award por un documental periodístico para el noticiero de Telefe). ¿La sensación es la misma?
–El Emmy me agarró cuando era muy chico. Tenía 22 años y no dimensioné el valor de lo que había ganado. Con los años uno toma conciencia. No sé si un premio es mejor que el otro, pero se siente distinto. Sobre todo por el tipo de trabajo que implicó cada uno. El Emmy lo sentí más personal: entre tres desarrollamos una pieza audiovisual, la presentamos y listo. El Tony, en cambio, requirió el trabajo de unas 250 personas y estuvo en constante evolución.
–¿Qué te llevó a elegir esta obra para producirla?
–La idea fue de Michael Arden, con quien trabajé en Spring awakening (Despertar de primavera). La eligió porque era su musical favorito desde la infancia. Al principio dudé. "¿Por qué revivir un musical afroamericano que transcurre en el Caribe?", le dije. Pero cuando me contó que quería presentarla con una puesta en escena circular, orquesta en vivo y animales, me convenció. Es un espectáculo inmersivo. Toda la primera fila del teatro está con los pies en la arena. Cuando llueve, el público siente las gotas; cuando hay viento, el frío.
–La perlita de la ceremonia la protagonizó Robert De Niro y su "Fuck Trump" cuando subió al escenario a presentar el show de Bruce Springsteen. Vos, que vivís mitad en Nueva York y mitad en Buenos Aires, ¿notás cierto descontento de parte de los neoyorquinos con el presidente estadounidense?
–La comunidad artística de allá está en pie de guerra contra Trump. Lo digo como un observador, sin tomar partido. Es una comunidad muy "open-minded", que se inclina hacia las libertades individuales y no se siente representada por lo que pregona Donald.
–¿Cómo festejaste el premio Tony?
–Comiendo unos panchos (risas). Fuera de broma, ese día desayuné a las 9 y luego no pude comer nada más. Por los nervios, se me cerró el estómago. A las 23.07, cuando salí de Radio City, me crucé con el típico puesto de comida al paso y me pedí un pancho. Al final me terminé comiendo varios, como seis: ¡estaba desesperado! Fue el mejor festejo de mi vida y, también, los panchos más ricos.
–¿Cómo cerraste semejante noche?
–Hubo una fiesta en el hotel Plaza; estuvimos ahí hasta las 5 am. Después, para bajar la adrenalina, salí a caminar con algunos actores y actrices, hasta que me quedé solo. Enfilé para el Central Park, que está a dos cuadras de casa, me senté en un banquito frente al lago y esperé a ver el amanecer. Me acosté a las 8… y una hora más tarde me sonaba el despertador para ir a ensayar al Baryshnikov Arts Center la próxima obra que voy a a producir.
–No parás un segundo.
–No. Tengo muy buenas ideas y me funcionan bajo presión. Ahora estoy con los preparativos de Gettin' the Band Back Together, musical que se estrenará en agosto. Cuenta la historia de un tipo que cumple 40 años, trabaja en la bolsa de Wall Street y en un mal movimiento pierde todo y debe volver a vivir con su mamá en Nueva Jersey. Allí se encuentra con sus compañeros de colegio, que andan tratando de rearmar su vieja banda de rock, y se da cuenta de que ése era su verdadero sueño. Habla de las segundas oportunidades en la vida.
–¿Vos creés en las segundas oportunidades?
–Claro. Mi primera obra la estrené a los 40. Hasta los 37 me dediqué a la industria audiovisual y al periodismo (N. de la R.: fue productor de programas políticos para Jorge Lanata y Luis Majul, y a los 27 años se convirtió en el gerente de noticias más joven de América TV), pero en realidad mi sueño estaba más vinculado al teatro. Lo tenía relegado. Hasta que me vine a trabajar a Broadway y, te aseguro, fue mi renacer.
Por Flor Illbele. Fotos: Maximiliano Vernazza y gentileza de D.K.
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