Enrique tiene una pesadilla. En su sueño se encuentra con Domingo Faustino Sarmiento en la tumba de Dominguito, su hijo adoptivo, que murió desangrado por una esquirla que le cortó el talón de Aquiles en la Guerra del Paraguay. "¿Qué venís a hacer acá? ¿Venís a cerciorarte de la existencia de mi hijo natural?", se queja el prócer en El Cementerio de los Vivos, una de las parodias de "Del Cabildo al shopping", el nuevo programa de Enrique Pinti, que se ve de lunes a viernes a la medianoche por la Televisión Pública.
Después salta al encuentro con Bartolomé Mitre, el padre de la historia oficial, quien reparte el rol de cada prócer.
"Entonces los agarra Mitre y les dice: 'San Martín, vos vas a ser recto y noble, indiscutido; Belgrano, vas a morir joven; no necesito decir que fuiste un gran militar… Moreno, vas a morir incendiado, pero no va a quedar muy claro lo tuyo. Y necesitamos un villano: haga un sacrificio, Juan Manuel. Usted tiene que ser tirano, sangriento y feroz'", enumera el humorista, que en su nuevo programa de 15 episodios pone en el tapete la posverdad del siglo XIX.
Quizá ése sea el problema de Pinti –su conocimiento de la historia– y también lo que lo lleva a pensarla como una pesadilla. ¿Si debería moderar la lengua por trabajar en el canal oficial? "Si pretendían que me cuide es tarde, ya está todo grabado. Nunca tuve ningún tipo de presión. Hice 'Pinti y los pingüinos' en el '92; después estuve con 'Pinti y el cine' en la TV Pública y salté a TN. '¿Y la grieta?', me preguntaban. ¡Me la paso por el c…! Yo digo lo que pienso y no tengo ese mambo de la grieta", afirma.
–¿Dentro de la grieta, quiénes se enojan más?
–En general, se ofenden más los anti-K que los K. Son más levantiscos, están más emperrados. Se nota que la pasaron muy mal durante el kirchnerismo. Tienen cuestionamientos muy grandes. Los K también, pero ellos lo pasan todo por el asunto del progresismo: "Bueno, vos tenés tu idea, yo tengo la mía".
–Puntualmente, ¿quiénes fueron los que más se le enojaron?
–Los anti-K como Alfredo Casero y Juan Acosta se ponen como locos. Se prenden fuego, directamente. Una vez dije que no había votado en la última elección porque tengo 77 años y me queda más pasado que futuro. Uno ya votó, creyó, se lo garch… todos los partidos y llega un momento en que te duelen las piernas para subir dos pisos por escalera porque no anda el ascensor de la escuela. Y encima tenés que votar al señor Macri o al señor Massa, que ya me tienen las tarlipes por el piso… Si fuera ilegal no votar iría, pero me asiste el derecho.
–¿Se enojaron porque no votó?
–Casero me incendió en Twitter. Me dijo que yo me había callado bien la boca durante la época de los Kirchner y ahora me daba el lujo de votar en blanco. "Gordo forro, culo chato", me insultó.
–¿A usted cómo le cayó? ¿Lo tomó con humor?
–Y, sí… Un gordo me está diciendo "gordo". Es el Gordo Casero, ¿entendés? Y cuando me lo dijo estaba peor que yo, en el hospital, lleno de cables. Yo lo valoro mucho como humorista, pero perdió el humor, se le salió la chaveta…
–¿Con el periodismo le pasa algo parecido?
–Mirá, en la era de los K Luis Majul decía: "Pinti no viene porque tiene miedo a que lo estigmaticen". No era cierto. Decía que no iba a su programa porque les tenía miedo a los Kirchner. Era mentira. Yo había ido muchas veces, pero cuando se puso todo tan violento me prometí que no iba a ir con ninguno de los extremistas. Ni de un lado ni de otro: no voy a Majul ni a 6-7-8; ni a lo de Lanata ni a hablar con Navarro o a C5N. Me pasó lo mismo con Víctor Hugo, que es mi amigo, pero tomó esa postura… Yo no soy político, no necesito hacer campaña. Sólo iré a un lugar donde esté cómodo. No me siento bien en la polémica exacerbada.
–¿Es cierto que usted tenía miedo de hablar durante el gobierno de CFK?
–Me acuerdo de un verano en Mar del Plata… Gobernaba ella, y en el diario Muy me preguntaron sobre el peso y el dólar. Contesté: "Acá nos dolarizan la cabeza. Si vos creés en el peso, como yo lo hice, si no se desvaloriza, viene el corralito y perdés todo. Y no es una vez, siempre es la misma historia. Pero claro, viene 'la Loca' y te dice que ahorres en pesos, aunque ella tiene la guita afuera". ¡Para qué…! "Trató de "loca" a la Presidenta", me decían. Esa gente hizo una evaluación sin venir al teatro a ver qué digo y qué no.
–Mirtha también mostró una posición política muy clara. ¿Por qué siguió concurriendo a su mesa?
–Porque la quiero y le perdono todo. Ella es la heroína de mi niñez. Puede pensar lo que se le dé la gana… Yo le tengo cariño. Como también respeto artísticamente a Casero. Pero Mirtha nunca me agredió.
–En la polémica mesa en la que estuvo Natacha Jaitt lo dejaron muy mal parado.
–Estoy muy tocado con el tema y no quiero hablar de eso. Con el tiempo se me va a pasar. Ya volveré, pero tengo que superar un poco el dolor que me generó.
–¿Es cierto que no tomaría un café ni con Cristina ni con Macri?
–Sí, es cierto. Con Cristina no lo haría porque tengo miedo de que me lo tire en la cara. Y el otro me aburre. A nivel personal no tengo ningún problema con ninguno de los dos, ni soy amigo. Lo que hacen como estadistas ya lo vi. No les puedo decir "che, Cristina, ¿sabías de los bolsos?" o "che, Mauricio, ¿tu viejo cagó al Correo?". ¿Qué me van a decir?
–¿Qué personaje de la historia nos haría falta en este momento?
–Belgrano, porque era culto, honesto, desinteresado y no metía la mano en la lata. Claro, con esta clase política se moriría. Pero tendría que ser una mezcla de él con San Martín y Sarmiento. También rescato a Alberdi, porque su Constitución de 1853 fue muy buena, avanzada en cuanto a liberalidad y democracia. Sus Bases me siguen interesando.
–Usted define a Sarmiento como un díscolo.
–Sí, porque era muy contradictorio. Primero lo compré por lo que nos vendió Mitre, "el gran maestro". Era verdad: trajo a las maestras de Norteamérica e instaló la educación pública en la Argentina. Eso es así, lo haya escrito Mitre o quien fuera. Pero al mismo tiempo decía que había que regar la Pampa con la sangre de los gauchos, porque sólo servían para abono.
–Hoy sería tildado de "facho".
–¡Claro! Un tipo capaz de crear la educación pública y que después diga que los gauchos y los indios son una mierda… Forma parte de nuestra esquizofrenia. Por eso, Sarmiento es muy argentino.
–A lo largo de la historia se repiten las mismas contradicciones.
–Siempre. Mi último espectáculo se llama "¡Otra vez sopa!", porque vamos siempre para atrás. Si vos te fijás, este gobierno le echa la culpa a los afanos y excesos del kirchnerismo, y con toda razón. Pero cuando asumió el kirchnerismo el país estaba destruido. La Alianza fue un desastre total: a mí me sacaron tres cuartas partes de lo que había ahorrado desde el '85. Y los K le echaron la culpa, lo mismo que De la Rúa con Menem. Pero el Turco dijo: "Yo tuve que sacar el país del desastre que dejó Alfonsín, con asaltos a los supermercados, saqueos, quilombo y una hiperinflación galopante". Y tenía razón. Y Alfonsín, que se puso en contra del Ejército cuando juzgó a los militares, a la Rural porque eran parientes de los milicos, a la Iglesia porque sancionó la Ley de Divorcio y a la CGT porque era Radical… Pero los militares dijeron que el retorno de Perón fue un desastre con Isabel, la Triple A y López Rega. Y cuando volvió Perón hablaba de la represión de Onganía. Y así llegamos hasta los dinosaurios, que le echan la culpa a Adán porque se garchó a Eva y les cagó el Paraíso terrenal. Pero Eva le echa la culpa a la víbora y ella al barbeta que le dio la manzana. Y al final, todo es culpa del primero, que fue Dios.
–Nadie se hace cargo de nada, siempre es culpa del anterior…
–Y tienen razón. El problema es que el que llega siempre dice que lo va a arreglar. ¿Por qué la gente empezó a pasarle factura al Gobierno? Porque dijeron que la inflación era lo más fácil de bajar y hablaba de la incapacidad para gobernar de los otros. Después hablaron del segundo semestre, de Ganancias, y no cumplieron nada. Lo mismo pasó con Cristina: si hubiera invertido lo que ella dijo, no habría dejado 30 por ciento de pobres.
–Finalmente, todos nos llevan a aquella frase tristemente célebre de Menem…
–Exacto. Como dijo el Turco: "Si les decía lo que iba a hacer, no me votaba nadie". La historia argentina es una pesadilla que siempre se repite.
Por Julián Zocchi.
Fotos: Alejandro Carra.
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