-Vayamos al grano, Agustina. ¿Sos o no una mujer incorrecta?
–Nunca acaté un estereotipo porque los demás consideraran que era lo correcto. Soy instintiva, impulsiva, visceral y compleja. Mientras muchas personas intentan salir de su zona de confort… ¡yo trabajo para quedarme un rato! La verdad, no me incomoda aceptar que a veces me pierdo en mí misma, que supe dar mucho más de lo que recibí, o que me expuse a situaciones que no eran para mí.
–¿Cuál fue tu época más revoltosa?
–Uf, mis veintipico fueron una etapa de alto voltaje. Vivía muy rápido, porque tenía la sensación absurda de que a la vida había que exprimirla en vez de disfrutarla. Salía todas las noches de la semana y sábados y domingos descansaba. ¡Siempre en contra! Hoy, a la distancia, creo que estaba en una búsqueda frenética de mí misma, y que para encontrar eso que me faltaba, estaba dispuesta a correr cualquier riesgo. Pero lejos de sentir que aquel fue un camino equivocado, siento que es el que me llevó a senderos mejores. Mi vida entera me construye, pero es el hoy lo que me define.
Mi etapa más revoltosa fue a mis veintipico. Tenía la sensación absurda de que a la vida había que exprimirla en vez de disfrutarla
–Hablás del hoy… ¿Cómo andan las cosas con Carlos Gianella (45, empresario, papá de dos hijos y ex asesor del gobierno de Daniel Scioli), tu nuevo amor?
–Nos damos amor sin condiciones. Estoy muy orgullosa de que nos hayamos animado a vivir esta historia. Los dos fuimos muy valientes en aceptarnos cuando había una tercera persona de apenas un mes y medio de vida, que es Juan, necesitándome las veinticuatro horas del día. No sé cómo hicimos, pero hoy todo nos parece súper natural.
–¿Están pensando en una posible convivencia?
–Creo que el día que lo decidamos va a ser de un minuto para el otro, sin un plan ni mucha programación. Tal vez ahora te respondo que falta mucho para eso, y en el próximo número de la revista ya vivimos juntos.
–Siempre remarcás el hecho de que una mujer no deja de serlo por convertirse en mamá… ¿Es algo que vos intentás reforzar en tu vida privada?
–¡Absolutamente! Alzo con orgullo la bandera de las mujeres que luchan por seguir siéndolo tras convertirse en madres. ¿Acaso los hombres se convierten en "papis full time" cuando tienen hijos? Cuido la conservación de mis momentos personales, de intimidad con mi pareja, mi espacio para un cafecito con amigas, mis clases, mi trabajo, mi cuerpo (N. de. R.: Se atiende con los doctores Carlos Pisanú y Sergio Escobar), y sé que eso también es bueno para Juan. Una mamá feliz, ¡un hijo feliz!
–¿Qué te gustaría que heredara de vos?
–Que ame la vida, que sea responsable de sus actos, que alimente sus fantasías y que no permita que nadie en este mundo le diga quién es, porque ése es un misterio que sólo él puede develar. Pero luego será Juan quien decida qué tomar de mí y qué no. Yo bien puedo imaginarlo como un trotamundos, ¡pero quizá él quiera ser CEO de una multinacional! Siempre que lo vea convencido de lo que hace sabré que es lo correcto.
–¿Tenés ganas de que tu bebé sea incorrecto?
–¡Sin dudas ya lo es! Juan, este ser maravilloso que traje al mundo, fue concebido sin convenciones, a pura tracción del deseo de que exista.
–¿Cómo es hoy la relación con Agustín Badaracco (37, chef), su papá radicado en México?
–Juan es muy chiquito y el nexo entre él y su papá soy yo, hasta que tenga independencia para contactarse por sus propios medios. Hacemos video-llamadas y de esa manera Agustín estuvo presente en momentos clave, como las primeras comidas o los primeros gateos. En cuanto a nosotros, seguimos siendo los mismos amigos de siempre; eso no cambió. Justo Agustín acaba de llegar al país para estar con Juan, así que ahí andan, disfrutándose como padre e hijo, muertos de risa. Le pido que no lo malcríe tanto, porque lo tiene en brazos todo el día y después Juan no quiere saber nada con el piso, ni con el cochecito, y menos con la cuna.
–En las redes y en la tele se te ve últimamente muy cerca de Julieta Prandi, una de tus siete compañeras de programa. ¿Formaron una dupla explosiva?
–¡Puede ser! Me divierto mucho con ella; tiene una cara de mala tremenda, ¡y es lo más bueno que hay! Te diría que es más linda por dentro que lo diosa que ya es por fuera. No nos conocíamos, pero enseguida pegamos onda… Nos reímos mucho. Además, ella es madre de dos nenes chicos y me dio y da consejos sobre maternidad. Y a las dos nos pasó algo semejante al empezar el programa: todo ese rollo que te agarra cuando sabés que vas a dejar a tu hijo por varias horas al día. A mí me hace bien hablarlo con alguien que pasa por lo mismo.
Será Juan quien decida qué tomar de mí y qué no. Yo puedo imaginarlo como un trotamundos… ¡pero quizá quiera ser el CEO de una multinacional!
–¿Cómo es trabajar con Moria?
–Es avasallante en el mejor sentido de la palabra. Y no la típica conductora a la que le llevás una rutina confeccionada en producción y acata: todo el tiempo propone y acepta nuevas cosas. En el segmento talk show del programa logra que la gente se relaje hasta ese punto en que le cuentan –¡en televisión!– cosas que nadie más en el mundo sabe.
–¿Creés que Moria inevitablemente te va a terminar pasando algunos sex tips?
–¡Ojo, capaz que termino pasándoselos yo a ella!
–Entonces sos una mujer incorrecta, nomás. Nunca me terminaste de contestar…
–Mirá, lo mío no son las convenciones: amo mi individualidad y voy a defenderla siempre. ¿Ahora te respondí?
Por Kari Araujo. Fotos: Christian Beliera.
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