A Rodrigo de la Serna (42) no le gusta nada hablar de su vida privada: lo deja en claro siempre que se le pregunta algo relacionado con ella. Eso sí, contesta esas consultas invasivas con amabilidad y una sonrisa divertida que tiende a carcajada. Las respuestas relacionadas con su intimidad son cortas y no abundan en detalles. Va un ejemplo.
–Tu hija Miranda, de 17 años, también es una consagrada.
–Ahora estrenó una película en el Bafici, que se llama Amor urgente. Hizo otra con la madre (la reconocida actriz Erica Rivas), Bruja. Las vi. Son extraordinarios ambos filmes.
–¿Qué significa ella para vos?
–Un orgullo muy grande.
–¿Le das consejos?
–No, no. Uno siempre es padre, pero ella tiene un criterio muy establecido. Va configurando su identidad.
–¿Vos en qué estabas a su edad?
–Haciendo teatro. Tanto la madre como yo empezamos muy jóvenes. Y a ella le pasa lo mismo. Está haciendo su camino, que difiere mucho del mío. Erica ya hizo su propia obra y tres películas… perdón, ¿vamos a hablar de mi intimidad?
–¿Te puedo preguntar cómo estás a nivel pareja (N. de la R.: la periodista rosarina Ludmila Romero, 23)?
–No, no quiero hablar de eso. Te conté de mi hija… ¿Qué más querés? A GENTE nunca le doy una nota. Sentite satisfecho.
EL ACTOR. Hasta acá, un De la Serna todo lo íntimo que se pudo. Cordial y caballero, pero con pronóstico de mal humor si seguíamos avanzando en sus cosas. ¿La salida elegante para continuar en paz? Hablar de El lobista, la miniserie que se anuncia con bombos y platillos para el 31 de mayo por eltrece y TNT.
Por ello fue uno de los distinguidos invitados especiales a los premios Platino, donde fue muy reconocido y destacado por la prensa extranjera. Allí, en la mismísima Riviera Maya, charló con GENTE sobre el inminente estreno que lo tiene como protagonista principal. "Van a ver una serie de mucha intriga y suspenso, con gran acción. El lobista es Matías Franco, mi personaje, un facilitador de negocios… para decirlo de forma elegante".
–¿Se identifica con alguien de nuestro país?
–Es algo que puede pasar en la Argentina o en cualquier otro lado. Se va a poder apreciar cómo interfieren los lobbies en la vida pública de los países. Lo que sí vemos es que se pone un poco en duda el concepto de democracia. Imaginemos que una persona sola, con agallas y conocimiento, como este caso, puede manipular lobbies empresariales y hasta modificar leyes, o redactarlas. Es una ficción de intriga policial, con un elenco fantástico: Darío Grandinetti, Leticia Brédice, Luis Machín, Julieta Nair Calvo, Juan Nemirovsky –un actor rosarino que personifica a mi hermano–, Alberto Ajaka… Todos muy potentes y talentosos.
–Venís de Inseparables, una película muy reconocida que hiciste con Oscar Martínez…
–Fue un orgullo haber trabajado con él y con Marcos Carnevale, dos grosos. Justamente cuando viajamos a Venecia para presentarla, Oscar fue galardonado como Mejor Actor.
–¿Trazás alguna línea entre aquel papel consagratorio que hiciste con García Bernal en Diarios de motocicleta y este presente?
–Jajaja, sólo pensar que entonces tenía apenas 27 años… Todavía no me volvió a pasar algo tan grande, ni creo que suceda. Fue una experiencia extraordinaria en celuloide. Lo recuerdo como algo romántico. Producciones muy difíciles de conseguir, con un tema muy convocante. Fue un laburo espiritual muy profundo. Haber recorrido esos países siguiendo los pasos del Che fue maravilloso. Además, la expansión que tuvo la película a nivel mundial: estuvimos en Toronto, Londres, Cannes, La Habana… Es muy difícil que se repita algo igual. Me hubiese gustado disfrutarla un poquito más.
–¿Volvés al cine?
–En septiembre empiezo a filmar una película que se llama Furtivo. Y en agosto, en España, se estrena Yucatán, un filme de Daniel Monzón junto a Luis Tosar. Encarno a un ladrón de guante blanco, pianista en un crucero, que junto a un cómplice van estafando a todos los pasajeros mientras navegan por el Mediterráneo. El barco sale de Recife y pasa por las Canarias, Barcelona, Nápoles, Marruecos, Yucatán… (que le da nombre a la peli).
–¿Cómo te encuentra la profesión a tus 42, y con un buen camino transitado?
–Estoy bien, muy contento. Me gusta hacer un poco de todo, para que no me encasillen en un rol determinado. Vengo con mucha intensidad de trabajo. Ahora vendrán tiempos de descanso, remansos en que por ahí transcurre un mes y te preguntás: "¿Y ahora qué pasa?". Eso siempre me preocupa. Los actores padecemos ese síndrome cuando "descansamos" más de lo normal.
Por Miguel Braillard.
Fotos: Premios Platino, TNT, eltrece y CV.
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