Los motivos de Facundo Saravia para dejar la música: "Decidí ponerle fin a mi ciclo en el folklore: me gusta ser honesto con lo que siento”

A los 57 años, tras 43 de carrera el último chalchalero explica: “No quiero seguir las modas para pertenecer. Surgieron nuevos ritmos que no son folklore”, asegura el cantautor. Habla sin tapujos del proceso de decir “adiós”, del estigma de “hijo de”, de su nuevo rol en SADAIC y del apoyo de sus afectos en este momento de despedida.

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Facundo Saravia (Foto Alejandro Carra/GENTE)
Facundo Saravia (Foto Alejandro Carra/GENTE)

Facundo Saravia (57) ya no carga la guitarra sobre sus espaldas. La lleva del brazo, con la mano derecha. La apoya sobre el poncho salteño que descansa en un banco. Es tiempo de balances. Su tono de voz anticipa la certeza de la despedida.

"Fue un presagio que cantara / Un guiño de mi destino / Como el agua necesaria / Como el aire que respiro / Y feliz fui por un camino / Sin el boleto de vuelta / Lidiando con lo desparejo / Sin salirme de la huella", recita como adelanto de A fin de cuentas, la chacarera que le da nombre a su show de despedida. En la Chacra Pueyrredón de Villa Ballester, donde nació el poeta José Hernández, Facundo –compositor y cantor, "pero sobre todo folklorista"– repasa su carrera de solista y con Los Chalchaleros.

–¿Por qué sentiste que te había llegado la hora de redondear?

–Fue una sumatoria de cosas. Sentí que había estado en un lugar de privilegio… Y empecé a notar que me costaba mucho mantenerme como solista, que no había tantas puertas abiertas para el folklore… Por la rotación de la música o por lo que sea… Además, se murió mi profesor de canto, Oscar del Río. Por otro lado, me colocaron un par de stents. Ya no disfrutaba tanto de salir de gira. Fueron 43 años demasiado lindos. Canté con Los Chalchaleros y pude hacer una carrera solista, grabando varios discos. Por eso decidí ponerle fin a mi ciclo. No quiero seguir las modas para pertenecer. Surgieron nuevos ritmos que no son folklore.

Facundo Saravia (Foto Alejandro Carra/GENTE)
Facundo Saravia (Foto Alejandro Carra/GENTE)

–¿Un "folklore de ahora"?

–El folklore es uno solo. No es música comercial, ni genera mucho negocio. Es la música de la tierra, de nuestra historia y tradiciones. Hay muy buenos folkloristas jóvenes, pero no tienen espacio para difundir lo suyo. Y hay otros tantos que, para permanecer, viran hacia "lo que se está haciendo ahora". Pero un bombo, una guitarra o un charango no te convierten en folklorista, como sí cantar un gato, un escondido, una chacarera, una zamba… Yo tuve la suerte de cantar con los hermanos Avalos, con Atahualpa Yupanqui y después con Sole Pastorutti, a quien quiero mucho. En los 90' se hablaba de folklore joven, pero en realidad eran jóvenes haciendo folklore. Incluso los festivales dejaron de ser folklóricos. No tengo nada contra quienes empezaron y hoy están en otra cosa… Pero a mí me gusta ser honesto con lo que siento.

Los Chalchaleros. (Foto archivo GENTE)
Los Chalchaleros. (Foto archivo GENTE)

DE PUERTAS QUE SE ABREN. Hijo de Juan Carlos Saravia (87), perdió a su madre a los ocho años en un accidente automovilístico. Se crió como el segundo de seis hermanos. (los otros son Carolina, Santiago, Juan, Sebastián y Andrés, del segundo matrimonio de su papá).

"Crecí rodeado de música por mi padre, pero también por Eduardo Falú y Ariel Ramírez. Ernesto Cabeza, mi ídolo, me regaló la primera guitarra y me incentivó. Empecé a cantar por hobby con mis hermanos en Los Zorzales, de 1975 al '80, pero cuando Ernesto se enfermó alterné con él en Los Chalchaleros hasta su muerte. Nunca lo reemplacé: sólo ocupé su lugar", cuenta Facundo sobre sus inicios, cuando estudiaba Ingeniería en Producción Agropecuaria en la UCA.

Y sigue: "La facultad se volvió medio caótica, porque viajaba mucho. Terminé de cursar en 1983 y me quedaron cinco materias. Así se me abrió la puerta de Los Chalchaleros, donde traté de demostrar que estaba ahí por mérito propio y no por ser 'hijo' de".

–¿Lanzarte como solista tuvo que ver con el clásico estigma de "hijo de"?

–Mi viejo fue muy generoso: nunca competimos. Antes de que se disuelvan Los Chalchaleros me dijo que me quedara con el nombre. Le expliqué que no era mío, sino de todos. Si aceptaba y hoy estuviese con nuevos Chalchaleros, tal vez alguien diría: "¡Chalchaleros eran los de antes!". Y yo no hubiera querido eso, por más que podría haber sido un buen negocio… Así que le agradecí por pensar en mí pero hice mi propio camino. Al principio fue en paralelo. Saqué mi primer disco en el '95 y estoy cumpliendo veintitrés años como solista.

Facundo Saravia (Foto Alejandro Carra/GENTE)
Facundo Saravia (Foto Alejandro Carra/GENTE)

–¿Cómo fue decirle a tu padre que dejabas la música?

–Un poco… raro. A mi papá lo tenés que enlazar para que no cante. Me dijo: "Vos tenés que seguir. Sos el último Chalchalero. Deberías pensarlo. O dejá de cantar pero no lo publiques". Pero le expliqué que necesitaba poner un punto final. Mirá, mi papá –por ejemplo– no estuvo en el nacimiento de algunos de mis hermanos, pero yo estuve para cada primer día de clases. Bueno, hay cosas que hago de manera diferente. Y él sabe que soy terminante. No quería transar para seguir estando.

–Y se abrió una puerta, SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música)…

–¡Sí! Un cargo honorífico. Voy todos los días y aprendo mucho. Mi papá era parte del directorio y yo era su suplente. Cuando renunció, pasé a ser vocal. Y ahora me propusieron ser secretario general. Es una gran responsabilidad. Es maravilloso cuidar los derechos de autores que van de Yupanqui a Cerati, de Piazzolla a María Elena Walsh.

LO QUE NO SE COMPRA. Padre de Facundo (27), "es periodista; trabaja en producción en ESPN"– y de Martina (24) –"se llama Tupi Saravia en Instagram y es… ¿influencer se dice?", asegura sobre la productora de modas que efectivamente tiene 218.955 seguidores–. Separado de María, la madre de sus hijos, hoy está en pareja con María José Vázquez. "Es abogada y un gran pilar para mí. Me apoyó mucho en todo este proceso, así como mis amigos y hermanos. Tengo el aval de mis hijos e incluso de mi ex mujer. Todos formaron parte de mi vida cantora. ¡Qué bueno que no voy a tener que seguir hablando de todo esto!", ríe el músico y agrega: "No querría que nadie sintiera en mí algún dejo de tristeza".

–¿Hay algo que vas a extrañar?

–No. Ya hice lo que tenía para hacer. No me quiero quedar. Prefiero irme feliz. Falta poco para el show en el teatro Coliseo y está casi todo vendido. Ese día voy a grabar mi primer disco en vivo, para que me quede de recuerdo. Después haré un par de shows con productores amigos, en lugares que quiero… Así será hasta el 30 de diciembre, cuando diga: "Hasta aquí llegué".

Facundo Saravia (Foto Alejandro Carra/GENTE)
Facundo Saravia (Foto Alejandro Carra/GENTE)

–Tu despedida no será tan larga como la de Los Chalchaleros.

–Aclaremos: la despedida de Los Chalcha empezó en 2001. Había un último show fijado para diciembre en Salta. Pero con todo lo que pasó, se suspendió y lo tuvimos que hacer en junio de 2002. ¡Por eso pareció tan larga! Además, tuvimos tres posibilidades concretas de volver, con muy buenas propuestas económicas. Por ejemplo, en 2010 para el Bicentenario. Mi papá y yo dijimos que no. Volver por plata no era una posibilidad para nosotros.

Por Ana van Gelderen

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