Carol Itzitery Piña Cisneros (18), conocida artísticamente como Karol Sevilla, parece un copo de nieve azucarado, de esos que se venden en plazas y parques en primavera. Siempre está sonriente. Es gentil, amable, dulce y habla pausado. En su cara no se ve una mueca de fastidio, aunque haya tenido que esperar media hora al periodista, que se retrasó por el caos de tránsito de Buenos Aires.
"Estoy viviendo un sueño y no quiero que nada me quite esta alegría. Tengo sensaciones encontradas: emoción y ansiedad por todo lo que se viene", relata la protagonista de Soy Luna, la serie de Disney Channel que desde el 20 de febrero emite su tercera temporada.
A los 15 años, la hija de Carolina y Javier, hermana de Angelo (26) y Mauricio (25 años, médico nutricionista) tuvo que dejar a parte de su familia y amigos y mudarse a la Argentina, con la esperanza de que su personaje en la nueva tira de Disney reemplazara a Violetta, un éxito sin precedentes en la historia de la tevé. Aunque parecía una tarea imposible, la pequeña Karol lo consiguió.
Hoy, Soy Luna se ve en 150 países y fue doblada a 15 idiomas. Y en nuestro país, su nueva gira musical incluye nueve presentaciones en el Luna Park y un recorrido por seis provincias.
CRECER DE GOLPE. Así, de un día para otro, su voz angelical y su mirada de niña tierna se ganó el corazón de millones de bajitos en todo el mundo y causó una revolución.
Los chicos comenzaron a andar en patines (eso hace su personaje) y Karol Sevilla dejó de ser una nena anónima para convertirse en estrella. Y aunque nadie le enseñe a manejar la fama, ella cuenta que "aprendí a hacerlo y no sufro por la locura que genera ser una persona popular".
Por ahí, que su mamá esté las 24 horas a su lado es el secreto para mantener los pies en la tierra. "Ella es mi amuleto y mi 'mamánager'. Me apoyo mucho en todo lo que me dice. Salgo muy poco, pero cuando lo hago no me gusta estar rodeada de un seguridad o encerrada en un vip para que nadie me vea. ¡Disfruto cuando la gente me para por la calle para pedirme un autógrafo!", asegura entre risas.
–¿Cómo fue eso de salir de la habitación de una niña adolescente mexicana, mudarse a la Argentina y vivir de hotel en hotel en las principales ciudades del mundo?
–Una locura. Tenía la ilusión de que Soy Luna fuera un éxito, pero nunca imaginé algo así. El público se enganchó desde el primer capítulo, y gracias al éxito hicimos giras por Latinoamérica y Europa. Ni en mi sueño más ambicioso podía imaginar algo así.
–¿Cómo nació tu amor por esta profesión? ¿Algún actor en la familia?
–No. ¡Soy la única! Todo comenzó a los seis años, cuando hice mis primeros comerciales. Después actué en series y novelas, y en el 2015 me avisaron que había sido elegida por Disney como la protagonista de la nueva tira.
–¿Te cambió la vida?
–Totalmente. Para empezar, dejé a parte de mi familia en México y me vine a vivir a la Argentina con mi mamá.
–¿Por qué no vino tu papá con tus dos hermanos?
–Porque no sabíamos bien cuánto iba a durar y qué podía pasar. Para nosotros fue una dura decisión familiar. Papá trabaja en México como plomero y no quería perder los clientes. Después, mi hermano Angelo sufre una parálisis y requiere de cuidados especiales.
–¿Los extrañás mucho?
–¡Terrible! Es lo que más extraño de cuando era una chica desconocida: estar con toda mi familia, los asados en las casas de mis tíos, a mi abuelito…
–¿Pudiste adaptarte bien a la Argentina?
–Sí, aunque fue un cambio cultural muy grande. Ni bien llegué me anoté en el colegio, para terminar el secundario. Estoy cursando el último año.
–¿Sos buena alumna?
–¡La mejor del mundo! ¿No me crees?
–Sí, me causa gracia la forma en que lo decís…
–Es que tengo cara de pilla y por ahí piensan que soy media vaga. ¡Pero todo lo contrario! Si bien en clase me la paso cotorreando, mi promedio nunca baja de 9 ó 10.
–¿Vas a seguir estudiando al terminar el secundario?
–Sí, amo la fotografía y seguramente voy a hacer algo con eso.
–¿Sos la fotógrafa oficial de la gira?
–No la oficial, pero estoy todo el tiempo tomando fotos.
–¿Sentís que tuviste que crecer de golpe?
–En muchos aspectos sí. Como persona, como actriz, como profesional… ¡pero no en altura! (carcajadas).
–¿Cuánto medís?
–Es un secreto que nunca voy a develar… (más risas).
–¿Qué te enamoró de la Argentina?
–Me gusta mucho el equipo de San Lorenzo, soy muy fan. También la milanesa napolitana, y la cultura que tienen. Otra cosa muy linda es la gente. Son agradables… ¡me caen muy bien!
–Además de las milanesas, ¿te gusta la comida de acá?
–¡Muy poco! Llevo cuatro años y todavía no me acostumbro. Siempre estoy buscando algún lugar donde vendan tacos, algo parecido a lo que comía en México.
–¿Escuchás música nacional?
–Sí, me hice fanática de Soda Stereo y de Cerati. Hace unas semanas tuve la posibilidad de conocer a Charly Alberti y a Zeta Bosio en la entrega de un premio.
–Hablando de amores, ¿tenés novio?
–No, soltera forever: ¡siempre sola! (carcajadas). No tengo tiempo para enamorarme…
–¡Parece una frase extraída del cuento La Cenicienta, de Charles Perrault! ¿Es para tanto?
–Es la verdad. Estoy todo el tiempo en los ensayos, viajando; casi no salgo. No tengo tiempo de conocer a nadie. Tampoco llegó la persona indicada, pero un novio no es algo que me desespere. Quiero hacer bien las cosas en mi carrera. Si doy varios pasos al mismo tiempo me puedo caer.
–¿Nunca te enamoraste?
–Por ahora no… La verdad, no.
–¿Con qué artistas de tu generación te sentís identificada, o qué camino te gustaría seguir?
–Ariana Grande tiene una voz maravillosa y, bueno, Martina Stoessel la está rompiendo con su nuevo disco; ellas dos me encantan. Pero sueño en grande. En la actuación me encantaría hacer la carrera de Robert Downey Jr, el que interpreta a Iron Man. Y como cantante, me gustaría llegar al nivel de Selena Gómez.
–Ahora se viene una gira muy grande por nuestro país. ¿Hay algún lugar que quisieras conocer?
–En las giras no puedes conocer mucho: vas del aeropuerto al hotel, de ahí al estadio, y si tengo un día libre prefiero dormir y descansar. Mi ansiedad pasa por llegar, estar con mis fans y brindar shows maravillosos.
–¿Qué no puede faltar en tu valija cuando emprendés viajes tan largos?
–Además de mi mamá… ¡mis pijamas con dibujitos! Llevo una maleta llena de ellos. Es una de las cosas que más amo en el mundo. Si fuera por mí, andaría todo el día con uno puesto. Y un parlante para escuchar música.
–¿Cómo fue volver a México convertida en estrella?
–Muy emotivo. Recuerdo que salí del aeropuerto y vi la gigantografía de la tapa de una revista y dije: "¡Qué belleza! ¿Quién es esa mujer?". Y cuando el auto se iba acercando, me di cuenta de que era yo. Ahí me largué a llorar, porque entendí que todo el esfuerzo mío y el de mi familia valió la pena.
Por Sergio Oviedo
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