"Suerte en el Mundial", le dice entre risas uno de los cocineros de La Mezzetta. Apretón de manos mediante, él responde: "Gracias, igualmente para ustedes". Por su aspecto y su forma de pronunciar la "r", Helgi Hrafn Guðmundsson (33) sobresale entre los comensales de la clásica pizzería de Colegiales.
El, sin embargo, se considera "uno más". Es lógico. Lleva una década instalado en Buenos Aires, ciudad a la que –hoy– describe como "mi segundo hogar".
–¿Por qué elegiste venir a la Argentina?
–Islandia es un país muy pequeño, de 341.000 habitantes. Cuando terminé la carrera, tenía curiosidad por conocer otros lugares. Quería salir a explorar el mundo. Miraba en el mapa los países de América latina y pensaba: "¡Qué lejos!". Lo que terminó de definirme fueron los textos de Borges. Yo leía sus obras, y su fanatismo por Islandia me generó el interés por viajar a Buenos Aires.
–Contanos de tus primeros días acá.
–¡Fueron divertidos! Esta es una ciudad grande y con mucha oferta de actividades. Además, gracias al tipo de cambio me resultaba muy barato: vivía con 400 dólares al mes.
–¿Cómo te las arreglaste con el idioma?
–Cuando llegué no sabía una palabra de español (risas). No fue fácil, pero aprendí rápido. Me anoté en un curso de idioma para extranjeros que dictaban en la Universidad de Buenos Aires. Al año ya manejaba el castellano.
–¿Alguna vez pensaste en volver a Islandia?
–Al principio iba y venía. Vivía seis meses acá y seis allá. Siempre que regresaba a Reikiavik decía que no iba a volver a la Argentina… Al final terminaba haciéndolo. El clima influyó. El invierno islandés es duro. Hace mucho frío y el sol se ve cuatro o cinco horas, nada más. Son meses muy largos y oscuros. Me sentía mejor en Buenos Aires.
–¿Contaste con el apoyo de tu familia?
–Siempre. De hecho, mis dos hermanos también están viviendo fuera de Islandia: uno en Suecia y el otro en Holanda. Creo que es algo que sucede en el mundo de hoy: la gente viaja.
–¿Te costó hacer amigos acá?
–Para nada. Esta es una tierra de inmigrantes, y se nota. Los argentinos son cálidos y simpáticos. Te ceban mate, te invitan a jugar al fútbol y te enseñan a hacer carne a la parrilla. Son abiertos y muy curiosos del origen de cada persona. No fue difícil sentirme parte.
–¿Hay similitudes entre los dos países?
–Islandia, a diferencia del resto de las naciones escandinavas, no es tan estructurado. Tenemos una frase que dice algo así como "se arregla". Vivimos más relajados. Entonces no me costó adaptarme, por ejemplo, a improvisar salidas o a la impuntualidad, tan típicas de acá.
–¿Con el fútbol son tan fanáticos como nosotros?
–No tanto. Igual, es un deporte súper popular: se juega en todo el país. Este año es la primera vez que Islandia participa de un Mundial, y están todos muy contentos. Tengo varios amigos que van a viajar a Rusia.
–¿Quién es el mejor de su Seleccionado?
–Se llama Gylfi Sigurdsson (N. de la R.: media punta del Everton inglés) y ahora está lesionado. Así que todo el pueblo islandés viene rezando para que se recupere y el 16 de junio pueda enfrentar a Argentina.
–¿Con quién vas a ver el partido?
–Mis amigos se ríen de mí: me dicen que voy a ser la hinchada de un solo hombre. Todavía no decidí si me conviene mirarlo en un búnker lejos de todos o juntarme con unos amigos que sé que no me van a gritar los goles en la cara.
–¿Te animás a hacer algún pronóstico?
–(Piensa). Los Mundiales pasados siempre hinché por Argentina, pero esta vez voy a hacerlo por mi país. Nosotros vamos con mucha humildad. Sabemos que tenemos nuestras fuerzas y que mientras el equipo esté unido y organizado, todo puede suceder. Es un debut en el escenario más grande del fútbol y contra el mejor del mundo que es Messi. Un flash.
–Para cerrar, Helgi: ¿te sentís más argentino que islandés o al revés?
–Soy islandés, pero creo que me incorporé rápidamente como uno de los suyos. Siento que este país va a ser mi segundo hogar para siempre. De hecho, ahora voy a tramitar la residencia permanente. Admito que me encanta vivir acá.
Por Flor Illbele
SEGUÍ LEYENDO:
Rodrigo de la Serna y su joven novia, red carpet y escapada romántica en México