Plantadísima. Llena de revelaciones. Viviendo la juventud de sus flamantes 41 años. Actriz, cantante, compositora y dueña de su destino. "Siento que el pimpollo finalmente se abrió", dirá Romina Gaetani tratando de examinarse, feliz de este presente que la devolvió al prime time televisivo (con Simona, la tira de Pol-ka en eltrece).
Esa TV que fuera su hábitat durante gran parte de su vida y que hace tres años abandonó abruptamente. "Me gusta haberme reintegrado a esta estructura. Me siento muy contenta de que Adrián (Suar) haya vuelto a confiar en mí, habiéndome ido en su momento de un proyecto tan importante como Noche y día –continúa, ya relajada, durante la nota en el Alvear Palace Hotel–. A través de Simona me metí en un mundo de adolescentes que para mí es chino básico, tratando de entender que los chicos tienen una forma… demasiado frontal para mi gusto. Yo a los 21 no era así… Sí revoltosa, caradura, pero tan frontal, ¡no! Además, traen eso de estar dentro de un celular y una conversación al mismo tiempo".
–No lo entendés…
–Me hincha un poco… los ovarios, ja. Prefiero salirme de eso. Quizás porque tengo encima tantos años de metafísica y cursos de meditación que me ayudan a permanecer un ratito dentro del sistema y después entender que está bueno apagar la tele y mantener una charla tranquilos.
–La que "apagó todo" fuiste vos hace tres años, cuando te corriste del medio. ¿De qué estabas cansada?
–Y… me cansé de mí… pero no conscientemente. Eso fue acompañado de un proceso que incluyó la muerte de mi padre (NdeR: Carlos Hugo Gaetani falleció el 4 de abril de 2014) y un salto al abismo por dejar la comodidad de la tele. Estuve ahí metida 17 años seguidos, unas 12 horas por día… Vida familiar, casi cero. Fue decir: "Paro y me dedico a lo que siempre soñé, que es la música". Lo venía hablando con Osky (NdeR: Righi, ex guitarrista de Bersuit Vergarabat y su pareja desde hace siete años). Y todo explotó. Fue el momento de poner punto muerto… y dejarse llevar en la caída. ¿Se entiende? Me dejé caer… Me iba agarrando de una rama y no sabía si la pileta tenía agua o estaba vacía… Y el silencio y la pregunta de la muerte…
–Fuerte lo que contás.
–Sí. Me sumergí en el mundo de la música y estuvo bárbaro. Y lo hice junto a Osky, la primera relación sentimental larga de mi vida. Siempre estuve de novia, pero por cortos períodos, ¿viste? Y ahora, volver a la tele reveló una parte mía que desconozco. Por momentos miro la novela y digo: "¿Eso actué?". No me reconozco.
–¿Por qué?
–Siempre fui de mirar todos mis trabajos, pero en éste, no sé por qué –o sé y me lo guardo–, me cuesta verme. Hacía mucho que no me miraba en la pantalla. Y ahora me encuentro con otra mujer.
–¿Qué tiene esa mujer?
–Primero, es bella, porque reconozco primero lo de adentro. Y lo de afuera también… Obvio que la de 41 no es la de 35, en todos los sentidos. Pero me encuentro más bella porque me siento más mujer, más plantada, con menos miedos. Hay cosas que ya no podés callar. El 8 de marzo fui por primera vez a una marcha. Ahora soy capaz de decir "yo opino"… Antes no me animaba… O estaba en una grabación y no iba a una marcha. Había cosas muy lejanas a mi burbuja. Hoy me tengo que hacer cargo de que la burbuja se rompió. Ya salí y estoy a la intemperie. Me encuentro con un montón de información de todo tipo: social, política, el amor, la familia, una madre viuda, una mujer como yo, con los mismos miedos y los nuevos, empezando a vivir una década –la de los 40– en la que digo: "¿Y ahora cómo se arranca?". Me veo como una mujer floreciente, con todo por hacer.
–¿Te sentís en tu mejor momento?
–Lo estoy empezando a vivir así. El duelo por lo de mi padre se tomó unos buenos tres años… Algunos golpes, bienvenidos fueron… Ahora, con más aprendizaje, empiezo a entender que hay batallas de las que mejor retirarse antes… ¿Para qué salir lastimada?
–Y este auspicioso movimiento feminista te encuentra muy involucrada.
–Es que he vivido cosas que se trataron en la marcha, como el haber sufrido acoso… Pasa que una siempre quiere gustar, caer bien, ser aceptada, y a veces el chiste de un psicópata no lo entendés hasta que tenés la mano encima. Y eso me sucedió. El psicópata te tira una palabra un día, una palabra otro… y si te agarra un poco débil te pasa por encima.
Yo tengo carácter, pero a mí me pusieron la mano encima igual y no pude saltar
–¿Sufrías mucho eso?
–Lo sufrís. Porque el cuerpo comienza a hablar: te enfermás o te empiezan a suceder cosas que psíquicamente no están copadas. Si uno no lo sabe detectar y pedir ayuda o hablar con alguien, se empieza a volver autodestructivo, porque encima te hacen creer que la culpa es tuya. No tiene que ver con eso de "yo tengo carácter, por eso a mí no me pasó". Yo tengo carácter, pero a mí me pusieron la mano encima igual y no pude saltar. Porque no sentí ni frío ni calor en el cuerpo. Me quedé impávida… Después de haber tenido la experiencia con bastantes tipos de psicópatas, ya los empezás a reconocer, y tienen los mismos tics, como minimizarte todo el tiempo, por ejemplo. Es un trabajo fino, de días, hasta que sucede un hecho desagradable. Te van probando. Una a veces no habla, porque no querés armar quilombo, porque querés seguir trabajando, por lo que van a decir de vos… Porque pensás que lo podés manejar, y se te hace tarde y lo tenés encima.
–Esto sucede en los más variados ámbitos. ¿En el medio se da seguido?
–Como decís, es general. En este ambiente estás más expuesta, por la obviedad de que tenés contacto físico. Y no todo se ensaya, eh... Yo he grabado un montón de escenas de sexo y no las ensayé. He tenido compañeros que hacen cosas y las dejás pasar. Y otros que son gambas y no permiten que se les vaya ni medio ojo. Pero solamente una sabe cómo fue el peso y la temperatura de la mano a la hora de tocarte.
Tuvimos varias charlas con Juan Darthés y sabe perfectamente cuál es mi opinión.
–No puedo dejar de preguntarte por Juan Darthés, compañero de tira y denunciado por este tema.
–Es difícil. Porque es un momento duro para él, y no voy a negar que hubo un torbellino cuando trascendió lo suyo. Tuvimos varias charlas y sabe perfectamente cuál es mi opinión. Siempre respetándolo como colega, más allá de lo que piense y lo que sienta. Hoy mi relación con Juan es correcta, y me siento muy bien conmigo. Creo que actué como una gran mujer en cada cosa que fue pasando. Lo importante era decirle: "Necesito mirarte a los ojos, que sepas cómo soy y lo que me pasa".
–Contame de tu relación con Osky.
–Voy a decir una frase "bersuitera": "Del éxtasis a la agonía". Es… una bomba de tiempo. Y es una clase de hombre para mí. Bomba porque está en un proceso creativo casi las 24 horas del día, con sus 56 años de rock, y yo metiéndome en ese mundo bastante machista. Fue bastante fuerte. Es maravilloso trabajar con él (NdeR: integran la banda La Rayada, donde Romina canta y compone). Y convivir es como… ¡dinamita!
Siento que me gustaría pasar por ese proceso de la maternidad
–¿Te sentís parte de una nueva generación de mujeres, que rompe estereotipos?
–Ja. Somos varias las de 40 que no se casaron ni tuvieron hijos… No sé… Nunca pensé en casarme. En tener hijos, sí. Soy consciente de que siempre prioricé el trabajo y no se dio. Pero hoy es algo que me pregunto. Siento que me gustaría pasar por ese proceso de la maternidad. Muchas amigas me dicen que no debería dejar de vivirlo. Y si te lo digo con esta sonrisa, mi niña interior debe decir: "¡Dale!".
Por Eduardo Bejuk
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