A punto de cumplir su última condena a cuatro años de encierro –luego de que en julio de 2014 fuera detenido junto a otra persona cuando intentaron eludir un control policial en Bella Vista, en un Renault Kangoo del que se secuestraron tres armas largas calibres 9, 32 largo y 40 milímetros–, Luis "El Gordo" Valor (63) piensa y repiensa su futuro.
"Llevo en total treinta y tres años preso, más de lo que estuve afuera", bromea. Antes había sido sentenciado a 24 años por una serie de asaltos; a 20 por un golpe frustrado a un camión blindado en La Reja (partido de Moreno), en el que murieron un policía y dos delincuentes –del que niega haber participado–, y a 7, por fugarse de la cárcel de Villa Devoto en 1994.
Cuenta su abogado, Juan Manuel Casolati, que "le acaban de conceder lo que se denomina 'régimen abierto'; está a la espera de su inmediato traslado al Complejo Penitenciario de San Martín o Ituzaingó, sistema que reemplaza calabozos por casas en la propia prisión".
Mientras tanto, Valor pasa sus días en la Unidad 17 de Urdampilleta –a 380 kilómetros de Buenos Aires y cercana a Bolívar, con 563 detenidos de máxima seguridad–. Allí fue uno de los colaboradores, junto al organizador principal y director de la cárcel, Javier Cáceres, de una jornada boxística solidaria que se realizó fuera de los muros, con una asistencia de 200 personas entre reclusos, vecinos y familiares. Todo a beneficio del Jardín de Infantes 902, ya que el costo de la entrada era un útil escolar.
Participaron pugilistas que forman parte del taller de boxeo de la prisión, llamado Forjando Esperanzas, junto a boxeadores –hombres y mujeres, amateurs y profesionales– de La Matanza –los equipos de Facundo Simal de San Justo y Ramos Mejía– y de Bolívar –de la escuela deportiva del Centro de Prevención de Adicciones–.
Otro aporte importante lo hizo la fundación Comprometerse Más, que pone en práctica acciones solidarias en la zona de Bella Vista (y a la que se sumará Luis Valor cuando salga en libertad), participando en la organización de escuelitas de fútbol en el humilde barrio San Blas, y dando charlas a jóvenes para que no caigan en el delito, basándose en su propia experiencia:
"Vivir tras las rejas es lo peor que le puede pasar a un ser humano", le reconoce Valor hoy a este periodista ya entrando en la última etapa de su vida, mientras estrecha las manos de Nancy, la mujer que lo acompaña desde hace más de dos décadas.
"En este proyecto se lograron muchas cosas: sumar al Servicio Penitenciario Bonaerense, a los internos, a la sociedad, a los establecimientos educativos, todos con una mirada solidaria", reflexiona quien vivió la mayor parte de su vida al margen de la ley.
El mejor proyecto que tengo es cambiar para siempre
–Luis, ¿de verdad le podemos creer que no va a volver a las andadas?
–Se lo prometí a mi mujer, a mis hijos y a mis nietos... y voy a cumplir. Ahora va a salir un libro sobre mi vida, y luego otro, contando mi fuga de la cárcel de Devoto. Recibí propuestas para una miniserie y una película. Que la sociedad me crea: el mejor proyecto que tengo es cambiar para siempre. No cambio mi libertad por nada. Tardé en darme cuenta. Lo reconozco y me arrepiento
Por Miguel Braillard
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