El más transgresor entre los transgresores: ya de niño dibujó a una mujer con medias de red y su profesora le pegó en los dedos con una regla, le colgó la ilustración en su espalda y lo hizo recorrer el colegio "para que todo el mundo me viera".
Jean Paul Gaultier, el creador de haute couture francés más conocido por su mote de "enfant terrible de la moda", por el ser el diseñador del corset cónico que Madonna popularizó en los noventa, y el que introdujo faldas en el armario masculino, sigue redefiniendo las convenciones de género. A los 65 años, presentó en Buenos Aires Amor es amor, una selección de trajes nupciales para todos los géneros que es un homenaje al matrimonio igualitario y una majestuosa exhibición a prueba de intolerantes.
–¿Cómo influyeron para esta muestra en particular los recuerdos de los vestidos de novia que has visto de niño en tu familia?
–Recuerdo la foto de mi madre cuando se casó. Ella estaba con un hábito tradicional, toda de blanco. Tenía flores y el cabello estilo años cuarenta, y el velo de tul con volados. La evoco muy guapa. También creo que era un vestido de crepe. Sin dudas, su vestuario me ha hecho fan de las mantillas, una tradición que también vi cuando mi nona iba a la iglesia.
–¿Cuánto te llevó cranear esta exhibición?
–Esta es la segunda ciudad en la que la mostramos: la primera fue Montreal. Yo soy de una generación que no se casaba, pero en la moda la tradición de cerrar los desfiles con la pasada final con el vestido de novia es un clásico, y yo siempre abordé el rito religioso de un modo divertido, nada serio ni solemne. Como si fuera un juego o algo irónico. Pero en esta exhibición me he basado en diversos tipos de casamiento. He querido mezclar las razas, la identidad sexual y lo humanitario.
–Creo también que esta muestra hace concientizar sobre la igualdad en el amor. Puede hacer a la gente más tolerante, de forma tal vez más efectiva que un discurso.
–¡Sí! Me encantó la idea de mostrar mujeres fuertes y hombres que pueden ser también sexy y seductores, novi@s andrógin@s, y la mezcla de lo femenino y masculino que ya es algo natural. No puedo explicar cómo lo hice, pero creo que lo más importante es la interpretación que puede hacer la gente. La verdad, soy feliz de estar en un país que logró el matrimonio igualitario antes que Francia.
–¿Cuál ha sido tu creación de novia más iconoclasta que haya cerrado algún desfile tuyo?
–En la última colección había montado una novia que cerraba el desfile, pero con su hija. Era una coreografía en la que cuando se daba vuelta se revelaba que en realidad era madre. Todo se puede: chicos y chicas que ya tienen hijos también se casan. Y pienso que en este momento de libertades está bien poder renovar esta tradición.
–Uno ve los desfiles actuales y todos muestran algo de lo que hiciste durante los noventa. ¿Cuál es tu lectura? ¿Te sentís copiado?
–Sí. Y quiere decir que lo que vemos aquí y ahora ya había sido tendencia. Lo que siento estúpido es cuando es un plagio total, pero cuando es influencia creo que está bien, porque todos estamos influidos por el pasado. En mi caso empecé a trabajar con Pierre Cardin, quien ha cambiado la moda, y también me sentí influido por el trabajo de Yves Saint Laurent. Siempre lo hice a mi modo, feminizando prendas naturalmente masculinas, pero con mi toque. Algo horrible le hicieron hace mucho a Martín Margiela, que fue mi asistente: le copiaron cien por ciento toda una colección.
–Hace un rato me contabas que Madonna, quien usó por primera vez tu célebre corset cónico, lo pagó. ¿Cómo vivís una época de instagramers y celebridades que quieren vestir de canje?
–Regalar prendas que cuestan fortunas a celebridades es como cometer suicidio. Por ejemplo, trabajás también para tus empleados… ¿Cómo les pagás, si vivís regalando tu trabajo? Además, lo hacés con un famoso y todos lo quieren hacer. La verdad, no sólo tenés que hacerles presentes a las stars, que pueden comprar tu ropa, sino que muchas pretenden que les pagues por vestirlas y hacer un contrato por ello. En ese punto, pienso que si yo tengo que vestirlos con un acuerdo, significa que sólo aman el dinero, no que aman tu diseño. ¡Eso ya sería como prostituirme!
Por Karina Noriega
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