Los británicos ya han empezado a llamarlos The Fab Four (el cuarteto fabuloso). Sí, ese apodo les pertenece a Los Beatles, pero desde la llegada de Meghan Markle (36) a la familia real, todo se revolucionó, dándole ese toque de humanidad que tanto necesitaba. Y el miércoles 28 de febrero, por primera vez, la actriz fue parte de un evento oficial junto a su futuro esposo (el príncipe Harry, de 33 años) y sus cuñados, el príncipe William (35, en cuyo futuro está el ser rey) y Kate Middleton (36), duquesa de Cambridge.
La mayoría de las miradas apuntaron a ellas, encantadoras, con estilos y recorridos distintos, pero evidentemente compinches desde que empezaron a conocerse. Meghan –californiana, universitaria y artista famosa por la serie Suits– es hija de una trabajadora social afroamericana, que sigue viviendo en un suburbio de Los Ángeles. Una inspiración que le marcó el paso: Markle es conocida por ser una feminista entusiasta y dueña de una gran conciencia social, que la llevó a viajar a Afganistán y la India, por caso.
Kate se crió en un hogar acomodado, en el seno de una familia con fuertes conexiones con la realeza. Desde su boda con William tomó un importante rol en tareas humanitarias. Madre de George (4) y Charlotte (2), está embarazada y tiene fecha para abril, por lo que su tercer hijo ya habrá nacido para la boda entre Meghan y Harry, pautada para el 19 de mayo, en la Capilla San Jorge del Castillo de Windsor.
"Voy a seguir trabajando para que las mujeres se sientan empoderadas. Cuando dicen que es importante ayudar a que las mujeres encuentren su voz, yo digo que ellas ya tienen voz", aseguró Markle en el acto de la Fundación Real, que agrupa los emprendimientos solidarios liderados por los príncipes. Nadie lo duda: desde ahora, Meghan será gran protagonista.
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