"Ni se te ocurra tirarme al agua!", le advierte Vanina Escudero (36) a su hermana menor, Silvina (34), junto a la pileta de la casa familiar, donde parecen revivir su adolescencia. "Acá festejamos cumpleaños, Navidades, reuniones de elencos… ¡todo!", –cuentan–. ¡Tantos recuerdos! Pensar que recién la dejé cuando me casé con Alvaro (Navia, 51)", dice la mayor, dando pie a esta charla.
–Pasaron diez años y dos hijos (Benicio –3– y Joaquina –un año y medio–), y vos te ves estupenda.
Vanina: La verdad, apenas hace unos meses retomé el entrenamiento y las clases de baile. Siempre fui flaca… ¡La novedad son las lolas! Me entregué en cuerpo y alma a mis pequeños, y me las hice hace muy poco, cuando mi hija dejó de tomar la teta. Fue un gran mimo a la mujer… Estoy queriendo retomar mis proyectos laborales.
–¿Una puesta a punto para volver a la pista de Bailando? ¿Es cierta la versión que indica que Silvina bailaría y vos serías su coach?
Silvina: Lo cierto es que Vanina no quiere volver como participante.
V: Ya no quiero que esa luz roja vuelva a posarse sobre mí. Ahora me gustaría volcar en otra persona todo lo que aprendí. ¡Me divertiría ser su coach!
–¿A vos te entusiasma, Silvina?
S: Sinceramente, no lo sé… ShowMatch reivindicó la danza en un montón de lugares, y es un lujo para los bailarines. Pero trae cola… Y en estos últimos años decidí alejarme de los conflictos. Por ejemplo, hace once meses que estoy de novia y nadie sabe nada sobre él (Federico, 33, empresario). Durante ocho años mi vida estuvo demasiado expuesta, y hoy puedo disfrutar de muchas otras cosas. Hace poco quise subir a las redes una foto en pareja y Fede me dijo: "Tu Instagram no es tuyo; tenés 600 mil seguidores. Eso es trabajo".
–¿Esta vez seguirás los pasos de Vanina?
S: Disfrutamos el ahora. Pero él siempre dice que primero quiere que tengamos un hijo y luego nos casamos. ¡Y yo, lo opuesto!
V: Viendo lo buena tía que es, sé que será la mejor madre.
S: Un toque de miedo me da, eh…
–¿Por qué creen haber tenido un historial amoroso tan diferente?
S: Porque yo siempre estuve casada con mi trabajo, sin tiempo suficiente para dialogar, ceder o ponerme de acuerdo con una pareja. Recién ahora, cuando pude direccionar el timón de mi vida hacia un lugar distinto, supe construir un vínculo armónico.
–En actitud también son distintas. Vos, Silvina, siempre fuiste un tanto más atrevida… ¿También es así en la intimidad?
V: No podría hablar sobre sexo en una nota. Caracterizada, en personaje y frente a una cámara o sobre un escenario, puedo ser la más perra. Pero contar algo así…
S: Cuando una es perra, lo es. Más en el contexto de una pareja. Así como en una producción, en la cama. Pero contarlo, no. ¡Prefiero que hable mi cuerpo!
–Diferente rumbo en el amor, pero misma sintonía laboral. Su escuela, Danzas Escudero, ya lleva cuatro años en Martínez…
V: Al principio tuvimos temor del resultado, pero descubrirnos un nuevo modo, y muy rico, de relacionarnos. Fluimos en la dirección, los planes académicos, las muestras… ¡Nos sentimos tan fuertes que nada parece imposible si estamos juntas!
–Y el feminismo viene al pie. ¿Qué posición tienen respecto de este tema que se hizo de interés nacional?
V: Repudio los abusos de poder que sufrió el género durante años. La desigualdad duele. Pero para mí los extremos nunca son buenos. Hoy también, en nombre del ultra-feminismo se dispara la violencia…
S: El debate mediático siempre genera conciencia social. Es un buen momento. Estamos en medio de la tormenta, pero apuesto a que finalmente llegaremos a buen puerto.
–¿Alguna vez les tocó lidiar con algún tipo de abuso o acoso laboral?
S: No. Pero sí cargamos con comentarios desubicados y peyorativos, típicos del prejuicio por ser bailarinas, por estar tan expuestas físicamente. Pero la compañía de nuestros padres, tan de cerca, siempre nos hizo sentir protegidas. Nadie se animaba demasiado.
–El año pasado (tras el escándalo por una acusación contra Enrique Escudero por amenazas y agresiones y su posterior internación psiquiátrica) les tocó a ustedes protegerlos a ellos.
V: Hoy estamos reencontrándonos con papá, y entendiendo cuán dura puede ser la caída si una persona no está bien, con un exceso de estrés, como le pasó a él.
S: El amor siempre hace que las cosas funcionen, y ningún Escudero abandona a su manada.
–¿Queda algún desafío profesional pendiente?
S: Me encantaría volver a la radio. Pero mi sueño es tener mi propio programa con animales.
V: Y el mío, conducir un ciclo de entrevistas.
S: Claro que nunca dejamos de lado las ganas de bailar en dupla sobre un escenario. ¡Hace tanto que no lo hacemos…! Y en especial, ¡qué bomba sería hacer un infantil juntas, ¿no?!
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