"Cada sesión de maquillaje llevaba bastante tiempo, mucho detalle y gran dedicación", cuenta Miguel Angel Solá (67) delatando esa clase de miradas de conformismo que preceden a un trabajo bien hecho. El mismo que la crítica internacional ya empezó a premiar, entre otros, con notables reseñas desde España y Brasil –donde ya se estrenó– y hasta un primer premio en la 19na. Edición del Festival de Cine Judío de Jerusalén.
Hablamos de El último traje, cinta de 86 minutos escrita y dirigida por Pablo Solarz sobre Abraham Bursztein, un sastre judío de 88 años que viaja a Polonia en busca del hombre que lo salvó durante la ocupación nazi, durante la Segunda Guerra Mundial. Rol, el de Abraham, que justamente quedó en manos de Solá, uno de los mejores actores argentinos de la histo
"Llegué a este entrañable papel, de rebote, porque Héctor Alterio, Pepe Soriano y Norman Briski no pudieron rodarlo –explica a GENTE–. Esa desgracia –hubieran estado maravillosos– determinó que recayera en mí. El filme se va a estrenar ahora, el jueves 25 de enero, y entiendo que es un buen corolario para mí en la pantalla grande", agrega sobre el papel para el cual debió dejarse envejecer veintiún años en manos de Almudena Fonseca, maquilladora, entre otros, de la cinta Ocho apellidos vascos y de la serie Velvet.
“Con Almudena –memora Solá– eran casi dos horas de preparación los primeros días. Después no menos de 90 minutos. Y entre 40 y 50 para sacarme todo. Es una gran maquilladora y de excelente trato. Yo iba viendo a diario la precisión de su búsqueda, recordando el trazo de cada arruga facilitadora del gesto. No se separaba de mí. Estuvo en cada toma, a mi lado o frente al monitor. Sólo ella me retocaba. Nos quisimos hasta el último día y al terminar nos despedimos con un lógico ‘hasta mañana'”, redondea el intérprete, cuyo vestuario recayó en manos de Paola Torres y Julio Suárez, y cuyo elenco completan Angela Molina, Martín Piroyansky, Natalia Verbeke, Julia Beerhold y Olga Boladz
–Recién mencionaba la palabra "Corolario"… ¿Un actor de verdad, como usted, se jubila? –le preguntamos a Miguel Angel.
–Supongo que cuando no le queda qué decir o está demasiado tocado o enfermito. Sin embargo, he visto a Walter Santa Ana, que era ciego, caminando en andamios. En España soy formalmente jubilado. Ocurre que… Me viene la frase del escritor italiano Cesare Pavese, antes de suicidarse: "No es que la vida ya no tiene nada que aportarme, sino que yo ya no tengo nada que aportarle a la vida". Bueno, esas conciencias deberían poseer los políticos, la clase dirigente, y suicidarse cuando cometen los primeros adulterios, o sea, llegar a adultos adulterados… (cierra quien acaba de regresar junto a Paula Cancio al teatro La Comedia con Doble o nada, obra por la cual ganó el premio ACE).
Por Leo Ibáñez
Fotos: Fabián Uset y gentileza Raquel Flotta Prensa & Comunicaciones
LEA MÁS:
Los zapatos que enloquecen a nuestras celebs por su comodidad