Que exista quien se haya tatuado en su cuerpo "Soy Casi Normal" o visto la obra más de setenta veces, y hasta semanalmente, en reemplazo de sus sesiones de terapia, puede resultar tan duro de entender como lo que sucede en la familia Goodman. Sobre y fuera del escenario. Porque abajo también hay familia, "una tribu, cofradía visceral, la más fiel de las comunidades".
La Next to normal de Brian Yorkey –también creador de 13 reasons why–, con música de Tom Kitt, que entre 2008 y 2010 saltó del off Broadway a una gira norteamericana con tres Tony y un Pulitzer Prize en andas, en Buenos Aires se registró "fenómeno", con seiscientas treinta funciones, seis temporadas e inusitado fanatismo.
El trastorno bipolar de una madre que dispara efectos múltiples en su núcleo, mixa con la despiadada vida urbana, la idea del suicidio y el debate sobre los principios éticos de la psiquiatría, resulta "una historia infalible e inoxidable", apunta Fernando Dente; "Un bálsamo para el espectador", agrega Laura Conforte; "Un ámbito de identificación, porque nadie escapa al roce emocional con planteos más cercanos de lo que suponemos", remata Mariano Chiesa.
Quienes vimos la versión neoyorquina registramos otro aplauso. La porteña es adictiva, de emociones crudas y un decir más visceral. ¿Pero por qué se vive con más tripa en Buenos Aires que en ciudades de Perú o Venezuela (donde también se ha estrenado)? "Argentina –con cultura del psicoanálisis– es un gran mercado de prueba. Tiene que ver con nuestra historia. Porque con el paso de los años no nos quedó más que aceptar nuestras casi normalidades", analiza Dente.
Y, según creo, lo que forja la esencia del actor argentino, tan detectable y diferencial en cualquier escenario del mundo. "De un día para otro debimos resignarnos a quedarnos sin ahorros, a entender que habría padres divorciados y otras elecciones sexuales o de vida. Las crisis nos empujaron a buscar la felicidad, donde se encuentre. Y Casi Normales habla de eso, la luz (tema de cierre) siempre está: hay que saber encontrarla".
A lo que Chiesa añade: "El argentino necesita creer. Y quien elige volver a verla se mete en la 'iglesia' por un rato. Sabe qué verá, cuáles serán los conflictos y se sentirá aliviado; creerá una vez más". Conforte completa: "El shock primero es tan fuerte que necesitás volver para digerir cada detalle".
Entonces, Manuela del Campo despunta otro factor diferencial, más allá del guión y los talentos: "La versión porteña generó 'la experiencia Casi Normales', acciones precisas que acercaron al público de un modo inédito". Mérito absoluto del publicitario Pablo del Campo, mentor y coproductor de la pieza.
En 2010, este ex director creativo global de Saatchi&Saatchi y recientemente elegido Konex de Platino, perdió un vuelo en Manhattan y ganó la noche viendo Next to normal en el Booth Theatre de Broadway. Ya tenía en su poder los derechos de Rent, pero buscaba "algo más interesante" con lo que irrumpir. "Entonces me di cuenta de que la casi-normalidad nos era común a todos, el insight perfecto", relata.
Adaptó los textos durante tramos de vuelos, horas de almuerzo y algunos desvelos. "Pero me divirtió aún más encontrarle a la obra el movimiento periférico, ir contra los prejuicios que disparaban fantasmas y líos vinculares que trae la trama. Descubrí que la obra podría resultar un paliativo en tiempos en que lo perfecto había dejado de existir, donde ser normal no es tan normal", explica.
"El elenco no contaba con mega-estrellas, pero muchos querían ser parte. Con el prestigio asegurado, promovimos evangelizadores. En el escenario todos eran bienvenidos, desde Tolcachir a Valeria Lynch, pasando por Lali Espósito (en participaciones especiales). Así, se cruzaron públicos diversos, que resultaron buenos apóstoles para otros tantos. La familia Casi Normales crecía en las redes y se convertía en un gran culto".
Su llegada a Madrid, sede de Del Campo Saatchi & Saathci, disparó el desafío del puente continental. Ya había logrado –sobre el escenario del Lincoln Center de Nueva York– que el elenco local interactuara con el argentino en el marco de la entrega de los Tony Awards, y luego ofreciese cinco shows con el apoyo del Consulado de nuestro país.
España sería el próximo objetivo. Con la dirección de Luis "Indio" Romero (director original, "un intelectual que supo darle una mirada particular a este teatro de texto con música", describe Del Campo), la Madre Patria estrenó la pieza en Canarias, Barcelona, Bilbao y Madrid.
Y ahí estuvimos. "Como los CEOs de una compañía que viajan a la inauguración de una nueva sucursal", bromea Dente con orgullo en serio. Nuestro elenco interpretó Luz, tema de cierre, junto al español y sobre el escenario madrileño del teatro La Latina. Un modo de aliento a sus pares y la alegría de su regreso a los escenarios porteños –tras tres años de impasse– con su séptima temporada. Otra auténtica y conmovedora "celebración Casi Normal".
Agradecemos a Anglomanía Madrid, Pablo Ramírez (look de Laura Conforte), Embajada Argentina en Madrid y hotel ME Meliá Reina Victoria.
Vestuario: Margarita Vázquez. –Sí, pero quizá la mujer que busco en este momento no está en un boliche.
Por Sebastián Soldano
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