Los rituales de Axel antes de cada show: "Piso el escenario y siento una explosión"

"A veces, la gente piensa que ir a verme es ir a disfrutar baladas de amor y todo meloso, y de repente el concierto tiene mucho power", admite con cierto orgullo Axel Witteveen (40), el cantautor argentino que este sábado 25 dejó todo sobre el escenario del Hipódromo de Palermo.

Entre corridas, saltos, bailes, revoleo de micrófonos y una gran puesta en escena, el oriundo de Rafael Calzada dejó a más de uno con la boca abierta. Pero detrás del traje rojo y los ojos color cielo hay un hombre muy espiritual, que se preparó en cuerpo y alma para estar al frente de este show.

Así lo cuenta: "Dos días antes empecé a concentrar en un hotel de Palermo, como si fuera un jugador de fútbol que se prepara para una gran final. No solamente medité durante todo el día; también recibí visitas de diferentes personas que me ayudaron a estar alineado y conectado, como un especialista de reiki y un alquimista. Además, hice rituales de limpieza física y astral del lugar en el que duermo y de los instrumentos. El día anterior recorrí el escenario y el campo, con diferentes tipos de inciensos y cosas que prendo para que no quede ningún tipo de energía que pueda contaminar el lugar. Si nos remitimos al resultado, algo debe haber hecho efecto, porque estuvo hermoso".

–¿Quién te enseñó todo esto?
–La vida, porque yo he caminado el mundo. Por decirte un ejemplo, hice a pie el camino de Santiago de Compostela, 800 kilómetros, durante 35 días… Ahí encontré maestros, enseñanzas y gente del mundo. También leí muchísimo.

–Yendo al escenario, uniste las manos como si estuvieras rezando. ¿Lo estabas haciendo?
–De alguna manera. Estaba diciendo internamente palabras que me bajan en el momento, para ser responsable del lugar que me toca, y ocuparlo con la energía del amor universal. Usualmente, hasta que cae la tela negra que da inicio al show, yo estoy en un estado de trance: me aíslo de todo. Sólo escucho lo que pasa en mi cabeza.

–¿Qué sentís cuando pisás el escenario?
–Una explosión. Minutos antes, me agarra un nudo en la panza, en el plexo solar; es como una explosión que se va gestando y termina de detonar cuando me encuentro cara a cara con la gente. Es loco, porque mi primer concierto lo di en piano a los cinco años, en una muestra de música clásica, y hoy siento los mismos nervios que ese día. Pero a la vez me siento tan cómodo ahí como si fuera el living de mi casa.

Un "living" que está visitando cada vez más seguido. Desde que salió Ser, su último álbum, Axel recorrió cuarenta ciudades de seis países, en noventa días. "Ya tenemos más de veinte conciertos cerrados para el verano. No vamos a parar hasta la segunda semana de marzo, cuando nos vamos a España. Yo, más que feliz y agradecido, porque lo hago por mi público, el combustible que alimenta mi motor", dice con emoción el hombre que se define como "un ser humano común y corriente, un papá de tres hijos (Agueda, 7; Aurelia, 4 y Fermín, 2), con los pies sobre la tierra y las manos en el cielo".

¿Sus sueños para el 2018? "Que el disco siga creciendo, que mis hijos sean felices y tengan salud, que mi compañera me siga bancando a full porque es mi pilar, y que el país esté más unido".

Por Kari Araujo

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