Los comensales ya ocuparon sus lugares en el salón del hotel Panamericano. Esperan ansiosos. Del otro lado de la puerta de dos hojas, diez de los mejores cocineros italianos de la Argentina preparan sus armas. Maurizio de Rosa armó la recepción con mini pizzas fritas y al horno. Leonardo Fumarola y Donato de Santis, "l'antipasto". Roberto Ottini los fiambres y Pedro Picciau trajo los típicos panes de la Península y la "porchetta".
Párrafo aparte para este plato típico: "La porchetta es un cerdo enrollado y deshuesado. Pedro lo perfumó con romero y ajo y lo cocinó muy lentamente. Por eso salió con el cuero bien crocante", explica el maître.
Giordano Alberto preparó el carpaccio de atún y De Santis también hizo una focaccia y una panella de garbanzos originaria de Sicilia. "Esta es una fiesta italiana. Sonrían. Traten de tener ese espíritu, buena onda. Están llevando platos hechos con mucho cariño y ustedes son nuestros embajadores", arenga Donato a los mozos.
Y enseguida arremete: "A ver, Juan… ¿Cuántos gramos tiene la pasta?". "Cien, sin salsa", contesta al instante. "¡Eso, así, sin dudar! Esta noche, la gente se tiene que ir con una experiencia. Buena o excelente, pero no puede irse vacía", cierra. Enseguida, el ejército de mozos copa el salón. Entonces, antes de que empiece la velada, le preguntamos a Donato:
–¿Cuál cree que será el plato vedette de la noche?
–El espíritu de la italianidad en pos del Patronato. Después, nosotros tratamos de traducirlo. No había que complicarse. Con los productos de nuestra tierra (el queso parmesano, el jamón de Parma, las ciabattas, los grisines, la mortadela) no se necesita demasiada elaboración para el éxito. Por eso hicimos platos sencillos.
ESPIRITU ITALIANO. Todo nació porque Donato de Santis (de alguna manera, el mentor de esta unión de cocineros) quería afianzar los lazos con sus coterráneos en la Argentina. Tanto fue el aporte de Italia a nuestro país que se estima que el 46 por ciento de la población tiene sangre tana. Pero volvamos a Donato y esta noche solidaria… "Los italianos somos raros. Grandes anfitriones para los demás, nos cuesta agasajarnos entre nosotros. Así que empezamos a reunirnos con los muchachos, pensando en cómo arraigar la italianidad en la Argentina. Y en eso me llamó el cónsul, Riccardo Smimmo, y me dijo que necesitaba que lo ayudara a organizar una cena destinada a recaudar fondos para el Patronato Italiano. 'Me llamaste en el momento justo. ¡Quedate tranquilo que te lo armamos!', le contesté", recuerda. Poco a poco fue gestándose esta cena a beneficio del Patronato Italiano en el hotel Panamericano, donde casi 400 personas pagaron una tarjeta de 1.500 pesos.
¿Qué podemos decir de esta institución? Ya cuenta más de 140 años y fue creada por el marqués Federico Spinola (en 1877, con el nombre de Società di Beneficenza per il Rimpatrio e Riabilitazione al lavoro degli Italiani Indigenti) para ayudar a los inmigrantes que habían llegado a nuestro país y no se pudieron asentar de la mejor manera.
Es que, más allá de que estemos acostumbrados a asociar a Italia con los apellidos Macri, Rattazzi o con un exitoso chef como el propio Donato de Santis, por estos días existen cientos de tanos que necesitan de la ayuda del Patronato: "Hoy mismo estamos ayudando a 250 familias. Tenemos asistentes sociales, que son un sustento psicológico, y también contamos con gestores que ayudan a los que tienen que hacer su DNI o necesitan algún trámite del Consulado. Todos los miércoles concurre un médico del Hospital Italiano y entrega medicamentos. Y también suministramos alimentos", nos cuenta la vicepresidenta de la institución, Lodovica Gnocchi.
"La idea de la cena era hacer conocer el Patronato Italiano de la calle Sarmiento 4276, y recaudar fondos para seguir asistiendo a nuestros connazionali que lo necesitan", cierra Lodovica.
FORZA ITALIA. Iliana Calabró, que ostenta su sangre tana como pocos, visita la cocina del Panamericano junto a su pareja, el empresario Antonello Grandolfo, que comercializa una marca de mozzarella italiana y no quiso perderse la velada. Cuando entran, Donato, Antonello y Alberto hablan en su cerradísimo dialecto de Puglia (la bellísima región que ocupa el taco de la bota, en el Sur) y les marcan la cancha a los del Norte, que no les pueden seguir el hilo de la conversación.
Claro que, más allá de ese chascarrillo, el espíritu fue de confraternidad total entre los cocineros. "Hoy los chefs son tratados como estrellas, pero nosotros nacimos para servir. Por eso, todos dejamos nuestros egos de lado. Nos arremangamos para que saliera todo de la mejor manera", asegura Donato. Y además de estos cocineros sublimes, el empresario Cristiano Rattazzi, el neurocirujano Facundo Manes y el periodista Marcelo Bonelli fueron algunos de los 400 que aportaron a la causa.
¿El próximo paso? Fortalecer los lazos entre los italianos y que la "pequeña Italia" se convierta en una realidad en la Argentina.
–Donato, ¿cómo sigue la idea inicial que tenías de juntarte con tus connazionali?
–Por un lado, ayudando al Patronato. Y por otro, nosotros queremos acercarnos a la gente de otra manera. Salir de los dogmas, ese prejuicio de que en Italia se come sólo pasta. Tenemos legumbres, carnes, frutti di mare y una gran propuesta cultural para ofrecer. Si nos juntamos, podemos hacer grandes cosas.
Por Julián Zocchi. Fotos: Francisco Trombetta
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