Horacio Tobías tripuló el ARA San Juan y dice: "Hay que seguir buscando, pueden estar vivos"

El ex oficial submarinista, que estuvo 18 años en la Armada y participó de la restauración de tres embarcaciones, opina qué pudo haber pasado con el ARA San Juan.

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Hace dos semanas que se desconoce el paradero del submarino ARA San Juan. Hace dos semanas que cientos de familiares y amigos de los 44 tripulantes viven con el corazón en la boca. De la búsqueda, que movilizó la solidaridad de la comunidad internacional, participan cuatro mil hombres de once países.

Horacio Tobías, ex tripulante del ARA San Juan. Foto: Matías Campaya/GENTE
Horacio Tobías, ex tripulante del ARA San Juan. Foto: Matías Campaya/GENTE

¿Qué se sabe hasta ahora? Poco y nada. El 15 de noviembre se perdió conexión con tierra y se reveló el contenido del último mensaje enviado esa misma mañana: "Ingreso de agua de mar por sistema de ventilación al tanque de baterías Nº 3 ocasionó cortocircuito y principio de incendio en el balcón de barras de baterías. Baterías de proa fuera de servicio. Al momento en inmersión propulsando con circuito dividido. Sin novedades de personal, mantendré informado".

Horas después se produjo una "anomalía hidroacústica, similar a la que produce una explosión". El punto, a 430 kilómetros de la costa del golfo San Jorge, era cerca de las coordenadas geográficas donde el ARA San Juan se comunicó por última vez.

El ARA San Juan durante su reparación. Foto: Alejandro Carra/GENTE
El ARA San Juan durante su reparación. Foto: Alejandro Carra/GENTE

Horacio Tobías (56) –casado con María Marta y papá de seis hijos: Francisco (30), María Pía (27), Rosario (20), Felipe (19), María del Mar (17) y Juan Cruz (9)– fue oficial submarinista y tripulante del ARA San Juan durante dos años. Una voz autorizada porque, además de haber estado dieciocho años en la Armada, fue uno de los encargados de restaurar los submarinos San Luis, Salta y Santa Cruz.

Hoy retirado, dedicado de lleno a su cargo de director ejecutivo de Nanotek –empresa que se dedica al desarrollo y comercialización de "soluciones nanotecnológicas que favorezcan la calidad de vida de la sociedad"–, intenta encontrar respuestas lógicas a todas las preguntas.

–¿Qué pudo pasar con el submarino?
–Tuvo una falla. Y lo primero que debemos entender es que navegaba con olas de siete metros, que lo golpeaban cada nueve segundos. Esto hacía imposible cualquier maniobra en la superficie o a profundidad de periscopio. Era como estar adentro de una garrafa golpeándote contra los costados.

–¿Estaba obligado a reparar cualquier falla técnica inmerso en el agua o el capitán se equivocó?
–No había otra posibilidad. Para que un técnico pueda bajar al tanque de baterías, que se encuentra en el pasillo frente a la cocina, las aguas tienen que estar calmas.

–¿La falla en las baterías pudo provocar la tragedia?
–El capitán informó una falla en la batería de proa, y por la corta capacidad de respuesta, por la imposibilidad que tuvieron de pedir auxilio, sumado a los estudios que indican la anomalía hidroacústica, se desprende que sufrió algo imprevisto y sorpresivo.

–Que las baterías del ARA San Juan se hayan reparado en lugar de poner unas nuevas, ¿pudo provocar el accidente?
–Las baterías estaban tan buenas que la mitad puede alimentar 30 casas durante una semana. Como no hay presupuesto para navegar, para mantenerlas vivas inventamos un sistema de carga y descarga en el muelle.

–¿Pero estuvo bien hecha la reparación de las baterías?
–Desde la década del 80 siempre compramos baterías originales de Varta. Cuando las reparás, solo te quedás con la cuba de plástico. Pero la reparación se hace a nuevo. Es el corazón del buque y nadie se va a arriesgar a poner algo que no es original o que no fue sometido a pruebas hidráulicas con aire y helio. Estas baterías hace cuatro años que navegan; en marzo, el fabricante las evaluó y estaban en perfecto estado.

El interior del submarino cuando estaba siendo restaurado. Foto: Alejandro Carra/GENTE
El interior del submarino cuando estaba siendo restaurado. Foto: Alejandro Carra/GENTE

–¿Por qué pudo haberse producido la explosión?
–Por la liberación de hidrógeno en el tanque de las baterías. Una soplada en la aislación de un cable te genera un cortocircuito. El comandante informó que, por la avería, el cuarto de baterías de proa quedaba fuera de servicio. Pero el tanque es una gran bolsa cerrada, y evidentemente no tuvo tiempo de abrir la tapa y revisar qué pasaba. Y si el hidrógeno supera el 2 por ciento de la concentración, es explosivo.

–Antes contó que pasó algo "imprevisto y sorpresivo". ¿Descarta un ataque con un misil del exterior?
–Hay que encontrar el submarino y ver si tiene un agujero en la popa para poder afirmar eso. Pero es poco probable. La Argentina no tiene problemas con nadie y esto sería un acto terrorista.

“Los milagros existen: si alguien estaba en el cuarto de bombas de popa, puede estar con vida”

–¿Puede estar con vida alguno de los tripulantes?
–Hay que seguir buscando. Es posible que haya personas vivas en el submarino. Los milagros existen: si alguien estaba en el cuarto de bombas de popa, puede estar con vida.

–¿Cuántos días puede sobrevivir en esa situación?
–El submarino tiene un sistema de respiración de emergencia para que las 44 personas tengan oxígeno suficiente para varios días, por medio de unas máscaras de buceo que caen desde el techo. Si hubo una explosión y alguien se salvó, tienen aire para varias semanas.

–¿Cuánto cuesta este submarino?
–Alrededor de 350 millones de dólares.

–¿No tiene rastreadores satelitales?
–Abajo del agua es imposible. Las ondas electromagnéticas de la superficie penetran muy poco. Este submarino está preparado para no ser detectado; por eso es tan difícil encontrarlo.

Por Sergio Oviedo. Fotos: Alejandro Carra y Matías Campaya

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