"Señora de Escobar, queríamos hablar con usted de la revista GENTE". Ante la frase presentación, la mujer que conducía su 4×4 puso una cara mezcla de sorpresa y horror, otra dama que la acompañaba tapó su rostro, y salieron raudas, cruzando el semáforo en rojo.
En tantos años en la Argentina, quizás fuera la segunda vez que María Isabel Santos Caballero (57), viuda del tristemente célebre Pablo Escobar Gaviria –antes María Victoria Henao–, estaba ante la cámara de un reportero gráfico.
La anterior había sido cuando la Policía la detuvo en 1999 con su hijo –Juan Pablo Escobar (40), devenido Juan Sebastián Marroquín Santos luego de cambiar de identidad al ingresar a nuestro país a fines de 1994–, junto a ella y su hermana, Manuela Escobar –Juana Manuela Marroquín Santos–, sospechados de lavar dinero del narcotráfico colombiano. Pasaron dieciocho años de aquella experiencia tras las rejas. Hoy, la Justicia vuelve a colocarlos bajo la lupa.
UN POCO DE HISTORIA. "Si no hubiéramos salido de Colombia, ya estaríamos todos muertos. Estamos muy agradecidos con Argentina. Cuando llegamos acá, ningún país nos quería recibir", aseguraba por entonces Victoria Henao Vallejos a la revista colombiana La Semana.
Corría el año 1994 y la mujer del narcotraficante más poderoso del mundo –que fue asesinado o se quitó la vida, algo que todavía se discute, un año antes– intentaba desesperadamente escapar de su Colombia natal junto a sus dos hijos, Juan Pablo y Manuela. "No queríamos indultos ni fortunas; sólo un lugar para vivir tranquilos. Terminamos en la Argentina de casualidad. Luego de cuatro días desoladores en Mozambique, fue el único país que aceptó recibirnos y resolvimos volver. Habíamos hecho una escala en Buenos Aires y decidimos que si nos dejaba pasar Migraciones nos quedaríamos", reveló la viuda al mismo medio.
Fue como encontrar un oasis en medio del desierto. "Desde que arribé, me dediqué a tratarme psicológica y psiquiátricamente. Me puse a estudiar y a conocerme a mí misma. Realicé cursos de diseño de interiores, marketing, relaciones humanas, inglés y coach ontológico. He adquirido tanto control sobre mi vida que logré bajar 37 kilos en ocho meses. Sólo queremos vivir en paz", diría años más tarde.
ASI EMPEZO TODO. Pablo Escobar y Victoria Henao Vallejos se conocieron en 1973. Ella tenía 13 y él 24. ¿El vínculo? Escobar era uno de los mejores amigos de Carlos Mario Henao Vallejos, hermano de Victoria. Tres años más tarde –el 29 de marzo de 1976– a pesar de la diferencia de edad y las advertencias familiares (N. de la R.: Los padres de Victoria no querían a Pablo), contrajeron matrimonio. "Me casé en Palmira, en la iglesia de La Trinidad, y con el mismo cura que me bautizó. Estuvimos allí dos días. La luna de miel la pasamos en la casa de mi abuela y luego regresamos a Medellín", contó la viuda en el documental Ciudadano Escobar, del cineasta colombiano Sergio Cabrera.
Su marido, según narra la mujer en el film, no le reveló a qué se dedicaba. Ella tampoco preguntó demasiado: por aquellos años estaba más preocupada por terminar el colegio. Once meses después de pasar por el altar, el 24 de febrero de 1977, nació Juan Pablo, el primero de sus dos hijos. El segundo, una niña llamada Manuela, llegaría el 24 de mayo de 1984.
LO QUE SE HEREDA… Tras la muerte del jefe del Cartel de Medellín, el 2 de diciembre de 1993, la viuda de 33 años y sus dos hijos (de 16 y 9 respectivamente) se refugiaron en la Argentina con nuevas identidades, que eligieron en una simple guía telefónica: Victoria Henao Vallejos se transformó en María Isabel Santos Caballero y los chicos adoptaron el apellido Marroquín. El varón cambió Juan Pablo por Juan Sebastián y la nena agregó Juana a su nombre original, Manuela.
Así, libres del estigma del apellido, Victoria y sus hijos comenzaron a vivir una vida que les era totalmente desconocida. "Mi hija iba al colegio en el transporte escolar; mi hijo comenzó su carrera como diseñador industrial. Fuimos muy felices siendo nadie. Después de tantos años de terror, creí que ellos y yo habíamos alcanzado al fin la paz tan anhelada y la libertad", le contaba al diario Página/12.
Sin embargo, en 1999 Henao Vallejos fue imputada por presunto lavado de dinero y estuvo presa durante un año y medio. Si bien en 2005 quedó sobreseída por falta de mérito y pensó que la pesadilla había concluido para siempre, no fue así.
A fines de septiembre de 2017 se destapó otra causa por lavado de activos, que vuelve a colocarla bajo la mira de la Justicia. En las decenas de fojas de la investigación que lleva adelante el juez del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional Nº 3 de Morón, Néstor Barral, también figura el nombre de su hijo, Sebastián Marroquín, y el de Mauricio "Chicho" Serna, ex futbolista colombiano que se desempeñó como mediocampista en el Boca Juniors hipercampeón que conducía Carlos Bianchi.
¿Cuál es la sospecha que recae sobre la viuda del otrora capo de la cocaína? Los investigadores creen que ella y su hijo serían el nexo entre el abogado argentino Mateo Corvo Dolcet (cabeza de múltiples sociedades anónimas e impulsor de la construcción de un complejo en Puerto Madero y una estación de trenes VIP en Pilar) y el narcotraficante colombiano José Bayron Piedrahita Ceballos, uno de los principales inversionistas del proyecto inmobiliario que encabezaba el letrado.
Declaró Corvo Dolcet: "El monto total aportado por Piedrahita fue de aproximadamente 2.800.000 dólares". Lo cierto es que ambos están presos y procesados por lavado de activos. El dato superlativo aparece en uno de los documentos obtenidos durante el allanamiento efectuado por la PFA en la casa de Corvo Dolcet en el country Ayres del Pilar. El mismo revela la comisión que el abogado les habría reconocido a María Isabel Santos y a Sebastián Marroquín por presentarle al narco Piedrahita Ceballos. La cifra ascendía al 4,5% del monto total invertido por el colombiano. Al pie aparecen las presuntas firmas de Corvo Dolcet y Sebastián Marroquín.
El fiscal de la causa, Sebastián Basso, le explicó a GENTE que el argentino y el colombiano fueron detenidos en un mega operativo en simultáneo, para evitar que escaparan o destruyeran documentación. "Si bien la Unidad de Información Financiera (UIF) le solicitó el pedido de declaración indagatoria de la viuda de Escobar y de su hijo al juez Barral, todavía no vamos a tomar ninguna resolución. Necesitamos entre dos y tres semanas para seguir analizando el material secuestrado", dijo. Mientras tanto, Corvo Dolcet seguirá procesado y preso en Marcos Paz.
Piedrahita, por su parte, está en prisión en Colombia, pero enfrenta un proceso de extradición a Estados Unidos, acusado de haber lavado dinero de los carteles de Cali, Norte del Valle y la Oficina de Envigado.
…NO SE ROBA. Esta reciente pesquisa por narcolavado volvió a poner el foco en los Escobar Gaviria. Tan es así que el juez en lo Civil y Comercial Federal N° 5, Patricio Maraniello, pidió investigar el trámite que le permitió obtener la nacionalidad argentina a María Isabel Santos Caballero el 3 de diciembre de 2010. No así de su hijo, Sebastián Marroquín, quien todavía conserva la nacionalidad colombiana y tiene un DNI argentino pero de ciudadano extranjero. "Para obtener una carta de ciudadanía se requieren varios trámites. Hay que establecer cómo fueron realizados, porque si se hicieron de manera fraudulenta podrían declararse nulos", aclaró el magistrado.
Por esto, Maraniello elevó un informe tanto a la Cancillería argentina como a la colombiana, para saber si hubo o no un cambio de identidad. Ya que si bien es de público conocimiento que María Isabel Santos Caballero es Victoria Henao Vallejos, dicha información no consta en el expediente judicial. "Habría sido producto de una negociación entre dos presidentes, para preservar la vida de la viuda y su familia", apuntó el juez.
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Martes 21 de noviembre, 9.30 horas. La cronista de GENTE presiona el portero eléctrico del domicilio donde reside la viuda de Pablo Emilio Escobar Gaviria. Atiende una mujer con acento colombiano. "Quisiera hablar con la señora María Isabel Santos Caballero", se presenta. La persona que contesta apenas alcanza a decir "sí, ¿quién es?", cuando desde la seguridad ubicada en la planta baja del edificio un guardia se interpone en el diálogo: "No está. La señora es la empleada", dice. "¿Por qué no me deja hablar con la empleada?", insiste la periodista. "Porque no se puede", sentencia el custodio con pésimo humor, y corta presuroso la posibilidad de oír la palabra de la ex del narcotraficante, que quizás en breve deba expresarse ante la Justicia.
Por Miguel Braillard y Flor Illbele
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