"Me acosté a las 6 AM y a las ocho ya andaban mis hijos revoloteándome. Después pude retomar el sueño. Terminamos muertos luego de filmar toda la la noche… Recién ahora empezamos a despertarnos de verdad", dice Armando Bó (38) desde el hotel Hermitage, a las 16:34 del viernes 10 de noviembre, con esa particular voz de los que empiezan a amanecer aunque sea la hora del atardecer.
Como lo viene haciendo Guillermo Francella (62) en una de las habitaciones cercanas. "Le vi la cara a Guille en la madrugada. Estaba molido. Pero el tipo no aflojaba. ¡Qué placer es laburar con alguien que a su maestría le agrega su piel!", avanza el realizador, entusiasmado como aquel DT que halla en su principal futbolista al mejor intérprete para desplegar su estilo de juego: contar historias que movilicen a través de ejecutantes que las tornen creíbles.
Es lo que pretende con el rodaje de Animal (su segundo largometraje tras aquel hipnótico El último Elvis –2012–) que encabeza en Mar del Plata en medio de una parafernalia que parece trasladarnos a Hollywood e incluye, claro, a Francella como gran protagonista.
"RECIBIÓ EL GUIÓN Y A LAS 24 HORAS ACEPTÓ SUMARSE", confía Bó, quien instalado en Los Angeles había iniciado cuatro años atrás, junto con su primo Nicolás Giacobone, los borradores de la historia que acaba de retornarlo a su tierra. "A Guillermo lo conozco hace tiempo. Sin embargo sólo habíamos trabajado juntos en el reciente comercial de Quilmes… Me impactó su precisión y su compromiso, casi obsesivo. No dudé en llamarlo. Que aceptara compartir set conmigo me aseguró la presencia de un talento que, además de empatía con el espectador, era capaz de brindar (y lo viene demostrando) la oscuridad que requiere el personaje de Antonio, un hombre que siempre respetó las reglas, posee una familia perfecta y un buen laburo, y de repente, por algo que le ocurre, entra a plantearse tomar decisiones no tan políticamente correctas. Ahí se encuentra con ese 'animal' que los humanos llevamos adentro, y surge tal oscuridad. No resulta casual que hayamos pensado en Guille y en Carla Peterson para encarnar a Susana, su mujer. La versatilidad de ambos –los dos me han hecho reír un montón en comedia– le aporta el toque ideal de ironía al drama que desarrollamos", explica el nieto del eterno Armando e hijo del querido Víctor.
"SABE MUY BIEN LO QUE QUIERE… Y CÓMO LO QUIERE", interviene Guillermo, recuperándose del último maratón de doce horas y devolviéndole la pared a Armando. "No duda en cuanto a lo que desea plasmar, y propone la mejor manera para concretarlo. Dueño de excelentes modos y una enorme seguridad, como gran director publicitario que es, tiene claro cada detalle de estética, de encuadre, de todo. A sus órdenes me siento muy protegido. Me encanta trabajar con él y su equipo. ¡Hay un maravilloso grupo atrás, respaldándolo!", enfatiza Francella, uno de los 150 integrantes del team que viajó a Mar del Plata para rodar tres semanas y retornará en breve a la Capital Federal, para completar en locaciones porteñas.
"Guille es gentil, un caballero –continúa Bó, sonriendo–. Si bien trato de mostrarme frío y centrado, admito que a veces me pongo intenso, un poco duro, porque me presiono bastante. El proceso de Animal equivale, en dos palabras, a intensidad y adrenalina. Un largometraje es un monstruo gigante que no para de correr y avanzar, al que debés alimentar y cuidar íntegramente desde lo argumental hasta lo visual. Las distintas artes confluyen en una cinta, y en un par de meses de acción necesitás lograr que combinen de la mejor manera posible. ¿Mi ambición central? Que sea popular, guste a la gente… Ahora, si me pedís que en medio de una vorágine como la actual te sintetice mi labor en ella, arriesgaría que yo sólo tengo que hacer lo preciso para que los actores brillen: si durante un filme mío brilla gente de la calidad, el amor propio y la entrega de Guillermo, vengo haciendo bien las cosas", redondea su idea, mientras Francella agradece y nosotros cerramos consultándoles:
–¿Un hincha de Independiente ayudando a que brille uno de Racing? Raro, ¿no?
Armando: Para nada. Somos modernos y pudimos asimilarlo.
Guillermo: (Carcajada) Es un placer trabajar juntos. Estoy súper ilusionado. En serio, venimos haciendo una gran película.
Por Leonardo Ibáñez.
Fotos: Nicolás Faig y Archivo Editorial Atlántida-Televisa.
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