"Hace un mes me volvieron a operar de un aneurisma cerebral. En 2016 estuve muy cerca de sufrir un ACV. Como me dolía mucho la cabeza, fui a hacerme un chequeo. Ahora, por suerte, me vengo recuperando muy bien… Pero más allá del susto y todo lo que pasé, siempre tuve la tranquilidad de contar con Freddy : él fue mi gran pilar", se emociona Paula Ulla (39) –psicóloga y ex modelo de la agencia de Pancho Dotto–, corriendo sus ojos hacia Freddy Villarreal (48), quien la toma de la mano, la mira en silencio un rato y calla. Porque hay cosas que no necesitan palabras. Y sus miradas de complicidad lo saben.
–Empecemos… ¿Cómo se conocieron?
Paula: Gracias a mi amiga Sabrina Rojas, que me pidió que la acompañara al cumpleaños de Federico Hoppe. Yo esa noche estaba cansada y de muy mal humor… Para colmo, cuando llegamos se me acercó un pelado a molestarme…
Freddy: Yo. Quedé impactado apenas vi a esta morocha de un metro ochenta. Lógico, me fui acercando despacio, para conocerla y saber quién era.
P: Al principio me pareció un pesado. Incluso le había pedido a Ezequiel Corbo (productor): "¡Por favor, sacame a éste de acá!".
F: Cuando me enteré de que dijo eso de mí, empecé a acercarme muy sutilmente. Me porté como un señor. Solo me preocupé porque cambie el humor con el que había llegado.
P: ¡Y lo logró enseguida! Pasa que después me empecé a perseguir. No quería que me vieran salir de ese lugar con un famoso, y menos con Freddy porque… bueno, para mí tenía fama de mujeriego. Pero esa noche resultó ser un caballero. Fue muy cauteloso. Algunos hasta dicen que estuviste muy lento (lo mira).
F: Te pedí el teléfono. A mí no me gusta ir a los bifes al toque. Me tomé mi tiempo, porque me interesabas. Pensaba que conversar con vos era como tener sed y comer papas fritas; y concretar, como tomar la gaseosa helada. Lo que sí recuerdo es que me tuviste que pedir que ponga primera y avance.
–¿Qué te conquistó de Freddy, Paula?
P: Que es una persona inteligente, muy caballero. Un tipo con quien se pueden hablar muchos temas, nada frívolo ni egocéntrico. Igual, lo mejor es que me puede poner de buen humor en dos minutos.
–Freddy: tenés una madre psicóloga y siempre terminás en pareja con psicólogas (su primera novia lo era, también la mamá de su hijo Agustín, Carolina Oltra es counseling, ahora Paula…). ¿No te parece un tema para tratar… con un psicólogo?
F: No sé (risas)… Cuando una mujer me parece atractiva o interesante no le pregunto a qué se dedica. Aunque es verdad lo que decís. Debería sacar un turno. O preguntarle a una psicóloga… ¿Qué te parece a vos, amor?P: ¿Querés que juguemos a analizarnos, je..? Creo que te enganchás con psicólogas porque te gusta profundizar en las charlas. Me gustaría verlo a Freddy sin que se oculte tanto detrás de la máscara. No me refiero a la que usa para las imitaciones, la de goma: quiero que se muestre más como es, porque Freddy es una persona bondadosa, sensible, vulnerable y romántica. Se sensibiliza con cosas cotidianas. Muchas veces se hace el duro y el divertido con sus padres, pero cuando los deja se emociona. F: La realidad es que a mí el mundo de la psicología siempre me pareció interesante, mágico. Cuando era chico, mientras estudiaba Ingeniería Electrónica, armé un micrófono para escuchar las conversaciones que mi mamá tenía con sus pacientes. No voy a terapia, pero me autoanalizo mientras manejo.
–¿A Paula le pedís asesoramiento para que le busque el perfil psicológico a algún nuevo personaje que empezás a componer?
F: No, a ellos los trabajo por la observación, su superficie y sus comportamientos. No los analizo a nivel psicológico. Igual, a Paula la disfruto cuando se pone en "modo novia". Ella es amorosa, compañera, una gran madre y excelente futura esposa. Además de una mujer inteligente, cautelosa, con espíritu de supervivencia. Y obvio, muy sensible, porque ha vivido experiencias muy fuertes y ve la vida desde otro lugar.
P: Bueno, no es casual que me haya acercado a la psicología. Al modelaje siempre lo tomé como un trabajo en el que me pagaban mejor que siendo vendedora. Desde chica quise estudiar Psicología, pero cuando Pancho (Dotto) me descubrió y me mandó a trabajar tres años en Europa, dejé mi casa y logré sanar ciertas heridas que tenía: que mi madre se haya suicidado cuando yo era muy pequeña. Ahora con mis pacientes trabajo bastante el tema de la prevención: es terrible que cada cuarenta segundos se suicide una persona en el mundo.
–Sin embargo, mientras transitabas ese camino de la recuperación y el enamoramiento con Freddy, apareció el aneurisma… ¿Cómo lo descubrieron, Paula?
P: Me dolía la cabeza. Como mi hermana es médica, se lo comenté. A partir de ahí, un estudio determinó que tenía aneurismas múltiples en el cerebro. Por suerte, lo detectamos a tiempo y Dios me dio una chance más. La prevención logró que me salvara de un ACV. Se programaron las cirugías y el doctor Pedro Lylyk me colocó los dispositivos necesarios para que no me tuvieran que abrir la cabeza. Me hicieron dos intervenciones, una en 2016 y otra el mes pasado. El durante es lo más heavy, porque es un trabajo de mucha precisión… Igual, no tomás demasiada conciencia, porque no genera dolor.
F: El postoperatorio requiere tranquilidad, pero ella a los cuatro días ya quería atender a sus pacientes.
P: Yo no me veía mi cabeza recién operada con puntos y me relajaba, hasta que mi doctor me pidió hacer un mes de reposo. Atacar el estrés es fundamental. La gente no toma conciencia del factor de riesgo que es en la salud. Todos piensan que las enfermedades más tóxicas son el tabaquismo, la obesidad, la hipertensión, la diabetes y el sedentarismo, pero el estrés es lo peor que hay. Enferma mucho más.
–¿Cómo sigue la relación tras seis años, a partir de tantas pruebas de amor superadas? ¿Para cuándo la convivencia?
P: Nosotros nos vemos una vez entre semana, y casi todos los sábados y domingos.
F: Convivimos, pero cada uno en su casa. Nos damos el libre albedrío de estar juntos cuando las circunstancias laborales lo permiten. Nos amamos y formamos una familia ensamblada. Podemos compartir techo durante todo el verano en Carlos Paz (como lo haremos desde el 23 de diciembre, cuando estrenemos La isla encantada junto a Pedro Alfonso y Marcelo Polino en el Teatro del Lago), pero después volvemos a Capital, y nos vamos cada uno a su casa. Paula es muy inteligente y bonita; por ahora no me pide casarnos ni tener hijos.
P: Sucede que ambos ya tenemos hijos grandes, de los que estamos pendientes: Freddy a Agustín (18) y Jazmín (8) y yo, a Micaela (15).
F: Igual, no descartamos ninguna de las posibilidades. Yo, por ejemplo, la formalidad del casamiento la siento más en el alma que en firmar un papel. Por eso tal vez me encantaría pedirle casamiento a Paula cuando seamos viejitos.
P: Yo con vos estoy abierta a ir hacia donde nos lleve el viento, amor.
Por Pablo Procopio. Fotos: Alejandro Carra.
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