"Cuando era muy chiquita quería ser una princesa. Por eso me teñí de rubio, el color de las princesas", cuenta María De Dominici (o María Candela Quattrocci, según figura en su DNI). Sus palabras reflejan cierta inocencia, pero también hablan de una persona sensible, repleta de sueños por cumplir.
QUIÉN ES ESA CHICA. Nació en Lanús el 8 de mayo del 2000. Millennial de pura cepa, María se define como una "adicta al celular". Hasta los diez fue al colegio de manera "convencional". Después arrancó un "homeschooling. Es un colegio a distancia –explica–. Me envían trabajos prácticos con fecha de vencimiento. Al no tener que ir de manera presencial, me queda tiempo para estudiar teatro, inglés y canto. Como contrapartida, no existen compañeros de colegio ni me voy de viaje de egresados. Pero fue algo que elegí y estoy muy contenta, porque a fin de año lo termino", explica.
–Te inclinaste por la actuación, igual que tu hermana. ¿De quién sacaron tal faceta artística?
–La verdad, no sé, porque mi papá tiene una fábrica de cartón corrugado y mi mamá es odontóloga (risas). A Eva y a mí siempre nos gustó actuar, cantar y bailar. La diferencia es que ella empezó de muy chica y yo preferí esperar un poco más.
–¿Por qué?
–Quería sentirme lista. Eva, por ejemplo, no tuvo una adolescencia convencional. Claro, se la pasaba viajando a otros países para filmar series o cosas así. Yo no quería privarme de esa etapa de mi vida, así que la disfruté. Ahora que estoy un poco más grande, empecé a proyectar mi futuro. Me anoté en la escuela de actuación de Nora Moseinco, y este año arranqué con Betiana Blum y con el Indio Romero. Ojalá algún día pueda compartir un rodaje con mi hermana. Creo que sería muy divertido.
–¿Sos parecida a Eva?
–Mirá, aunque nos vean parecidas, somos totalmente diferentes. Igual, nos llevamos re bien. Yo admiro mucho su fuerza de voluntad y su profesionalismo. No me olvido más que el día que falleció mi abuela, ella podría haber faltado al trabajo, pero fue a grabar igual, llorando. Estoy muy orgullosa de la carrera que fue haciendo.
–¿La mirabas en la tele?
–Obvio. Me sentaba a tomar la leche con galletitas y no me perdía ningún capítulo de Chiquititas! Con el tiempo me acostumbré a que se le acercaran a pedirle un autógrafo o una foto. Jamás la celé porque ella, en un punto, se debe al público.
–¿Cuando arrancaste con la actuación te dio algún consejo?
–Sí, siempre me incentivó y apoyó. Me dijo: "Sé fiel a vos misma. Hacé las cosas tranquila y relajada".
–Tenés casi quince mil seguidores en Instagram. ¿Qué importancia le das a tu imagen?
–No estoy pendiente de los "me gusta" ni de los comentarios. Con respecto a la imagen, el año pasado estaba un poco más gordita. Fui a una nutricionista y me dijo que tenía sobrepeso. Entré en shock. Estuve una semana triste, hasta que empecé a buscar tips por Internet y me diseñé mi propia dieta. Paralelamente me armé una rutina de running: corro todas las mañanas durante una hora y media alrededor del Hipódromo de San Isidro.
–¿No quisiste hacer una interconsulta con otro profesional?
–Quedé un poco traumada y preferí intentarlo sola. Dejé de comer porquerías y empecé a alimentarme más sano. En dos meses bajé trece kilos. No me obsesiona el tema del peso, pero me veo y me siento mejor, y eso me pone contenta.
Por Flor Illbele. Fotos: Gabriel Machado, Fabián Uset y álbum personal de M.D.D.
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