Yoyi Francella le hace honor a su apellido y se gana un lugar propio en el prime time

Actriz de teatro y televisión, la hija de Guillermo se luce en Golpe al corazón, novela de Telefe.

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Los 90' terminaban cuando Johanna Francella (23) se divertía jugando a firmar autógrafos. Fascinada por ese extraordinario mundo donde su papá Guillermo era protagonista, Yoyi no dudó y quiso ser actriz "desde siempre".

Nació en 1993, hija menor de uno de nuestros ídolos populares indiscutidos, tres años después de Nicolás, su único hermano, también actor y parte de Las Estrellas, la novela de El Trece. Además, es testigo de buena parte de los 28 años de matrimonio de Marynés Breña con el gran Guillermo. "Soy Yoyi para todos y de toda la vida", detalla con frescura y simpleza acerca del sobrenombre que reemplaza a ese Johanna que sólo aparece en los títulos de Golpe al corazón –la novela de Telefe– y en Justo en lo mejor de mi vida, la obra que protagoniza en el teatro Picadilly.

–¿Cómo hacen en tu casa para repartirse entre las dos novelas del prime time? Competís con tu hermano…
–Se ven las dos. Y las comentamos, ¡obvio! Nico arranca nueve y media y, yo diez y media. Cuando empezó mi novela, había unos pocos minutos en los que ambas compartían el aire. Veíamos la de él, pero largaba Golpe al corazón y cambiábamos. Ahora termina una y comienza la otra. Igual, ¡no competimos! (risas). Lo más importante es que somos privilegiados, por tener trabajo. Hay poca ficción, lo tenemos claro. Y, más allá de que mi papá sea actor, está bueno mirarnos en tele en familia y tener la opinión de quien nos quiere.

En familia y feliz la
En familia y feliz la fiesta de sus 15 años

DEL DRAMA A LA COMEDIA. Sin novio y contenta con su estado ("la paso bien", afirma), Yoyi cuenta que no le queda demasiado tiempo para dedicarle a una relación en serio. "Grabo en la semana y tengo función de viernes a domingo. Es un año fuerte. Arrancamos a ensayar la obra –que es un dramón– en febrero y debutamos en mayo. Hice el casting para la novela en mayo y en junio estrenamos. Al principio terminaba muy cansada: ahora le encontré la vuelta", asegura.

Cuenta que vive en la casa de sus padres en Belgrano. "Estoy cómoda. Mis viejos son relajados. Termino de grabar, hago la función, llego a casa y la comidita está ahí… Además tengo un perro, Mono, que si me fuera sufriría demasiado", explica.

–Al trabajar en una tira diaria en el prime time, ¿la gente te empieza a reconocer en la calle?
–Sí… El rating se nota. Además, verme todas las noches me permite observar qué aspectos de mi actuación tengo que mejorar. Mi personaje es muy querible, una adolescente súper enamoradiza. La novela implica una vorágine impresionante: metemos veinte escenas por día. Hace dos años había hecho Noche y día, pero era sólo un bolo.

–Y en teatro te dirige Luis Brandoni. Gran lujo, ¿no?
–Totalmente. Es increíble. Te dice cosas que pueden sonar obvias, pero que sólo él las ve. Además, siempre tiene una anécdota para compartir. Aprendo de Beto por el solo hecho de salir a comer juntos. Soy la más chica del elenco. Me copa estar rodeada de grandes como Brandoni, Miguel Angel Rodríguez, Pepe Monje y Julia Calvo... Me siento cómoda en la comedia, pero me gusta mucho transitar el drama.

ANIMARSE AL SUBIBAJA. Yoyi cursó la primaria en el colegio Pueblo Blanco"participaba en todas las obras de teatro"– y la secundaria en el Saint Brendan's. Desde los once años toma clases de actuación –con grandes como el Indio Romero y Nora Moseinco– y cuando terminó el colegio empezó comedia musical en Proscenio.

A los veinte se fue a vivir dos meses a Nueva York, para hacer un curso intensivo en el Actor's Studio de Lee Strasberg. "Siempre supe en lo que me metía… Esta es una carrera hermosa, pero con altibajos tremendos. A mi viejo lo vi en la cresta de la ola, pero sé que le costó mucho. Hizo muchos castings antes de ser Francella", cuenta Yoyi sobre su vocación, mientras pide un espejito para chequear –y celebrar con una sonrisa– cómo le quedó el maquillaje

–¿Tu viejo no te alentó a estudiar otra cosa, considerando lo inestable que es el teatro?
–Al contrario, fue mi impulsor. Siempre quise ser actriz, pero cuando terminé el colegio era muy insegura. Dudé cuando vi que todas mis amigas hacían carreras típicas como Psicología, Medicina o Derecho. Pensé en estudiar Psicopedagogía, pero me duró un minuto y medio. Mi papá me dijo: "Si eso no es lo que querés…". Y mi mamá también me apoyó: "Hacé lo que sentís en el fondo de tu corazón", me alentó.

–¿Hablaste con Nico de cómo es ser un Francella, sobre los prejuicios de que podrían estar acomodados?
–Sí. Los dos somos muy parecidos en ese sentido. Vivimos despojados de la presión. Nos aconsejamos, pero nunca hubo una charla por ese tema puntual. Sí, en cambio, hablamos mucho de lo que nos dice papá: "Esta carrera es un subibaja". Porque los dos somos chicos y debemos tenerlo claro.

–¿Cómo vivías la fama de tu papá cuando eras chica?
–Nunca dejamos de hacer algo por su popularidad. Se le acercaban a pedirle un autógrafo y lo tomábamos con naturalidad. No conozco otra cosa. Nunca me molestó. Además, mi viejo nunca dijo: "No vayamos a tal lado porque me da fiaca la gente". El siempre me recuerda que el éxito no es para siempre.

–¿Te gustaría que compartan escenario?
–Nunca se dio. Nico, en cambio, hizo con él la peli Corazón de León. Si me engancha la propuesta, ¿por qué no?

Producción: Joaquina Gurruchaga.
Maquilló y peinó: Ania Taniguchi (ania.hair.makeup)
Agradecemos a Eco Pampa Hostel, Adidas y Rapsodia.

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