"Nena, yo quiero/ con usted ser caballero/ deja que pase, pues/ que pase lo que tenga que pasar…", cantaba Agustín Casanova (23), líder y cantante de Márama –la banda uruguaya más exitosa de cumbia pop–, y Sofía Belén González (25) era una de las miles de mujeres anónimas que bailaban con sólo oír su voz. Eso cambió cuando ShowMatch y el destino hicieron que sus historias se cruzaran a finales de 2016.
–Agustín, ¿llevabas mucho tiempo sin enamorarte?
–Sí. Me había separado hacía cinco años y desde entonces siempre me terminaba alejando de las personas, por miedo. Pero hice unos cuantos procesos espirituales llamados desprogramaciones emocionales, que forman parte de las regresiones a otras vidas. Logré sacar partes de mi ego que me bloqueaban la parte del amor… y justo ahí conocí a Sofi. Me fui enganchando y me entregué de una manera que hace mucho no me pasaba. Hoy estoy enamorado.
–Durante varios meses fue un secreto. ¿Por qué no lo contaban?
–Porque siempre tuve mucha vergüenza y fui muy reservado en la parte del amor. Además, el año pasado la pasé muy mal con los rumores de que era homosexual o de que estaba peleado con Fernando Vázquez, el líder de Rombai. Me puse a pensar en eso y dije: "Si digo que estoy con Sofi va a salir todo mal, porque van a decir cosas malas y mentiras". Porque es algo que pasa, te exponés. No quería arriesgar una relación hermosa que tanto me costó conseguir para que después un rumor la terminara por algo que ni siquiera fue real. Pero llegué adonde ella trabaja (N. de R.: Agustín es el compañero de Flor Vigna en Bailando por un sueño desde que reemplazó a Pedro Alfonso, en julio) y no había chance de no decirlo.
El año pasado la pasé muy mal con los rumores de que era homosexual o de que estaba peleado con Fernando Vázquez, el líder de Rombai
–Y al poco tiempo terminaron besándose apasionadamente frente a las cámaras…
–¡Porque ya estaba totalmente jugado! Llegué y dije que "por favor, no", y me dieron cuatro besos en una noche. Ojo, también me hago mucho la cabeza, porque creo que el beso es algo muy íntimo e importante como para hacerlo así nomás. Pero formé parte de eso y lo tengo que aceptar. Igual, si lo pienso, te diría que disfruto más de ella en persona que en un trabajo: siento que dentro de ShowMatch no estamos conectados.
–Pero sí afuera. Hoy en día, ¿te casarías con Sofi?
–(Se ríe) Eso no lo sé. Son cosas que me van a llegar en la vida. No lo podría decir. Sí estaría de acuerdo con casarme –no sé si con Sofi– y tener hijos, porque es una de las cosas que quiero lograr. Pero ahora estamos en otra etapa. No convivimos y el tiempo que estamos juntos lo queremos compartir como novios: nos gusta ver series, comer, ir al cine, cocinar… cosas de gente normal. No sabemos cuánto tiempo llevamos, porque nunca le hice una propuesta formal. Un día me preguntó: "¿Somos novios?". Y le respondí: "Sí, claro".
–¿Sos celoso? Porque tu chica es una bomba…
–No, soy re poco celoso. Lo justo y necesario. Muchos celos pueden matar a una pareja.
Para explicar el origen de su pensamiento, cuenta una historia de Jorge Bucay que involucra a un cocinero de la India y a un condimento que, según en qué proporciones se use, resulta un plato diferente cada vez. En cualquier otro joven de 23 años, esta analogía podría resultar sorprendente, pero no en Agustín. Desde hace dos años (época en la que se tatuó "Aquí" y "Ahora" en sus antebrazos) muestra una faceta madura y reflexiva, que nació del éxito más puro. "Empecé a entrar en un mundo espiritual para salvar mi cabeza, porque sentía que me iba a volver loco. Con Márama tuve mucho éxito de repente y no lo podía manejar. En un año viví más emociones que las que una persona normal vive en quince", cuenta la voz de hitazos como Nena, Loquita y Todo comenzó bailando. "Miré qué hacían los artistas que más admiraba, como Abel Pintos, para poder sobrevivir, y encontré la salida. Cuando empecé a informarme sobre la meditación y lo que hay más allá de lo que supuestamente existe, mi cabeza se ordenó. Tuve un cambio interno y ahora veo las cosas de otra manera".
–Decís que tu ídolo es Abel Pintos. Hace años contabas que querías hacer música melódica. ¿Seguís en esa búsqueda?
–Sí, porque siempre fui muy romántico y me encanta apreciar las voces de quienes cantan ese estilo. Eso no quiere decir que la cumbia no me guste.
–¿Te verías con dos discos totalmente diferentes en paralelo?
–Sí. Es más: algunas canciones planeo sacarlas directamente en ese estilo. Creo que el cambio de género puede verse como una evolución. Si lo disfruta, una banda puede hacer lo que quiera.
–¿Cómo hacer una gira por Latinoamérica como embajadores de la ONG Techo?
–(Ríe) La verdad, con 23 años ¡no me imaginaba siendo embajador de nada! Pero siento que estoy preparado para dar todo y llevar la causa de la organización a muchos lugares, porque creo en ella.
–La última: cuando estás cantando, ¿qué sentimiento te atraviesa?
–¿Te confieso algo? Arriba del escenario siento una conexión directa con mi propia alma.
Por Kari Araujo. Fotos: Julio Ruiz, Christian Beliera, Ideas del Sur y álbum personal de A.C.
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