Durante la charla con GENTE, e indagando en su infancia para entender su presente, Mica Tinelli (30) reveló: "Padecí mi timidez toda la vida, moría de vergüenza por todo. Lograr superarla fue un trabajo personal de años". De las entrevistas con las psicopedagogas, en tiempos de colegio, al diván "por elección" hasta el día de hoy. "No puede faltarme la terapia", dice. "Es un espacio fundamental, de desconexión y conexión, una bajada a tierra indispensable. Un camino de aprendizaje y superación", define.
En trip por sus primeros años, Mica recordó sus "mundos de fantasía". Propios ámbitos lúdicos de "refugio y creación" con base en su devoción por las factorías Disney y Cris Morena. "Me seducía la magia, el arte de su relatos, ese marco de felicidad, de inocencia. Yo vivía en esa burbuja, tal vez, y a otra escala, en la que muchas veces elijo vivir hoy", dice la alumna "pulcra, prolija y obsesiva" que fue.
Y revisando aquel entonces, que "disparó quien soy hoy profesionalmente", Mica dijo: "Me recuerdo vistiendo Barbies (es fanática de esas muñecas), muy concentrada en cada estilo. Había una fascinación muy clara por la indumentaria. Cada vez que mamá (Soledad Aquino) salía de casa, Cande (Tinelli, 28) y yo atacábamos su guardarropas. Pasábamos horas tuneándonos enteras, probándonos todo. Hoy es al revés, yo le paso mi ropa a mamá… (risas)".
Más tarde se despertó la obsesión por las revistas de moda. "Tendría quince años, y conseguía las Vogue, las Vanity, todas. Marcaba los diseños que quería tener algún día. Anotaba, recortaba, armaba carpetas. Y ya, desde muy chiquita, imaginaba: 'voy a tener mi propia marca'. Mi orientación estaba clara…".
Por redacción Gente.
Fotos: Gentileza Ginebra (by Sofía Hansen) y Maxi Didari.
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