En la última entrevista con GENTE, Guillermina Valdés (41) contó cómo es amar después de los 40. "¡Me siento más apasionada! Después de haber vivido tanto, y ya limpia de cuestiones muy de la cabeza (planteos y manejos), una sabe que puede no atarse a ninguna historia", dijo.
"Siento que hoy elijo con quien y cómo compartir, con convicción plena. Y esa libertad de elección y de acción hace atractivo cualquier vínculo. Cuando ese elegir es sano y legítimo, decís: ´quiero morir al lado de esta persona´. Eso es el amor"
Y en ese marco contó cómo es el amor con Marcelo Tinelli (59): "De aprendizaje mutuo y permanente". Y admitió haber descubierto junto a él, un nuevo modo de amar, "más adulto, más elegido". Pero la clave que subraya es la comunicación.
"Marce y yo, que venimos de ´palos´ diferente, logramos tener un gran diálogo. Nos decimos todo. Lo que gusta y lo que no. Y aunque eso derive, tal vez, en algunos días de distancia. Con los años aprendí a no pedir, a no demandar: la cuestión está en decir lo que me pasa".
–¿Seguís siendo reticente al matrimonio?
–¿Qué garantizaríamos casándonos?: ¿Más amor? Los dos ya hemos atravesado las formalidades. Con el tiempo, el casamiento va tornándose como un impuesto, una obviedad cultural y le ponemos humor a eso, como "desacralizando" la institución. Estamos tan bien así, te diría que este tránsito hasta es más copado (risas). Pero…¿Quién sabe? Tal vez en algún momento de la vida nos resulte divertido.
–Las alianzas de oro rosado que llevan puestas te contradicen: ¿Por qué o a qué se comprometieron?
–(se ríe) Yo soy muy personaje para el amor, demasiado relajada. Pero Marce es romántico. Sabe generar momentos, climas, es muy de las flores, la comida a solas, un bailecito… A fines de marzo llegó a casa y me sorprendió con la cajita. Me dijo "hace mucho que quiero que llevemos el mismo anillo". Eso fue todo. El compromiso con este amor ya lo tenemos a diario. Solo es un símbolo íntimo, un gesto amoroso. Nada tiene que ver con promesas de boda. Si en dos, tres o diez años él o yo nos proponemos matrimonio, no lo sé. Pero éste no es nuestro momento.