–Contame de tus planes de casamiento. ¿Como imaginás ese momento?
–Sí, será una ceremonia civil. Aún no tenemos fecha, pero será entre agosto y septiembre. Este año no habrá fiesta, tenemos otras prioridades como irnos de viaje todos juntos. Por ahí, cuando Alma sea más grande y pueda disfrutar con nosotros, haremos un gran festejo.
–¿Ya tienen pensado el destino?
–Nos gustaría volver a Disney. Porque Alma, fanática de los Minions, es la única que no conoce. ¡Algo así podría ser muy divertido!
–¿Por qué decidiste reapostar al matrimonio?
–Así como en 2012 (cuando se casó con Juliana, de quien se divorció en 2014), a ésta vez también le doy un significado. Yo sé cómo le gusta a Cami la idea de vernos en ese momento con el que soñó toda la vida. Ya somos una familia, pero entiendo que sea un paso especial para ella.
–Hace tres años, ¿te imaginabas nuevamente enamorado y tanto como para volver a casarte?
–No, no me imaginaba este presente con Camila, con Alma… Son de esas situaciones en las que te enamorás, pasa todo muy rápido, muy fuerte, muy sólido. Y buscamos a Alma mientras nos conocíamos.
–¿Siempre sos tan intenso?
–Cuando siento algo nada me detiene. Soy impulsivo. Y generalmente lo hago bien de ese modo, sin necesidad de analizarlo demasiado.
–¿Te definís más por la emoción que por razón?
–Depende, eh. Con las corazonadas siempre me fue mejor.
–¿Te psicoanalizás?
–Lo hice desde los 18 a los 28 años. Después volví "al diván" con Juli, mientras atravesábamos el proceso de la separación. Que no fue fácil, porque nada es mágico ni somos extraterrestres sin sentimientos... Por momentos me he sentido perdido y triste. Y siendo padre también es fuerte. Simplemente dejamos de ser eso que éramos, pero pudimos seguir relacionándonos desde un lugar más sano por nuestros dos hijos divinos. Hoy me alegro por todo lo bueno que le pasa.
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