La botella de gaseosa se bambolea sobre la cabeza de Martita Fort. Ella la sostiene del pico mientras charlamos. Va y viene. Los que estamos en el comedor miramos el derrotero, pendientes de dónde va a caer. Pero no. Zafa. Apenas habrá perdido un poco de gas. Mientras ella habla y su malabarismo sucede, su hermano mellizo, Felipe, recibe a una profesora particular, porque debe rendir varias materias en marzo.
"Yo no me llevé ninguna –desafía la niña–. El anteaño sí, cinco. Pero como ahora cumplo 15, me puse las pilas. Lo que más me gusta es Historia, pero sólo porque el profesor es simpático conmigo".
El 25 de febrero llegará a esa edad, pero la celebración grande será en mayo. Por ahora la hija del comandante, el gran Ricardo Fort (aunque ella odia que le digan "la hija de…") es una adolescente que juega a la modelo en un vestido espumoso (mide 1,75), aunque el de su gran noche lo guarda en su cabeza para contárselo a Claudia Arce, que lo hará.
Con ella, en la charla están quienes hoy son su familia: Gustavo Martínez –su tutor legal–, Marisa López –su niñera desde que nació y ex jugadora del seleccionado de hockey pre Leonas: fue olímpica en Seúl '88 y participó en cuatro Mundiales– y Natalia Román, que fue jefa de relaciones públicas de su padre y hoy la asesora.
–¿Te ilusiona cumplir 15?
–En realidad, es un año más. Pero tener una fiesta es divertido.
–¿Cómo la soñás?
–Explosiva. Nada común. Quiero que sea la fiesta del año. Mis amigas me dicen que va a ser ¡guau!
–¿Qué hacen con tus amigas?
–Salimos a pasear por Cabildo, vamos a un shopping… También vienen acá. Soy casi la única que pone la casa (ríe). Se invitan a mi pileta.
–Además, estuvieron en la marcha de #NiUnaMenos.
–Si, yo defiendo que se respete a las mujeres. ¿Sabés que ésa fue la primera vez que subí a un subte? Fui con ochenta compañeros.
–¿Nunca volviste a viajar en subte?
–No uso transporte público, porque me lo prohíben. Tampoco es que esté re entusiasmada por hacerlo, pero mis amigos andan ahí.
–¿Tenés SUBE?
–No. La quiero hacer, porque esa vez me pagaron ellos.
–¿Alguna vez andás sola por la calle?
–No. Cuando salgo de casa voy en auto. Una vez fui a comer con unas chicas y de golpe lo vi a Gustavo. ¡Voy a tener un novio y Gustavo va a dormir en el medio, jaja! Mi papá tampoco me dejaba salir del colegio al mediodía con mis compañeros. Una sola vez me dijo que sí. Salí, y vi que enfrente estaba Miguel (uno de sus guardaespaldas), espiándome detrás de un diario (risas). Le grité "¡Miguel!"… y se hacía el boludo, jaja… Pero si no salgo con Gustavo o con un custodio no tengo vida social. Igual, acá hay robos… Por ahora estoy bien así.
–¿Cuando vas a Miami es lo mismo?
–Allá sí camino sola, porque no pasa nada. O mucho menos que acá. Por eso cuando sea grande, a los 18, quiero irme a vivir a Miami.
–¿Es verdad que tu papá sacó la puerta de la habitación del depto que tiene allá?
–Sí. Ahora fui con dos amigas y mi hermano, y cada vez que salía de bañarme tenía que envolverme con la toalla… Me dijeron que lo hizo porque cuando iba con mucha gente, algunos dormían en mi cuarto. Y como él no escuchaba lo que hablaban, la hizo sacar.
–¿Los varones de tu curso te están atrás?
–Me dicen que alguno gusta de mí, pero no tendría una relación a mi edad. Una amiga está de novia hace dos años… Me parece aburrido. Más adelante estaría con chicos, pero novio no. Como mi papá: él no tenía una pareja concreta: iba variando. Mi idea es casarme a los 30 y tener hijos a los 35, también como mi papá.
–¿Sabés que naciste de un vientre subrogado?
–Sí. No es algo sobrenatural, está bien. Leí varias veces que lo comparaban con la prostitución, porque cosifica a la mujer, porque se le paga, pero para mí, nada que ver. Encima dicen que es egoísta, porque podés adoptar. Entonces, egoísta también es tener hijos entre un hombre y una mujer. Para mí es una buena opción cuando hay una pareja homosexual, como en el caso de papá, o si la madre no puede tenerlos. Además, adoptar no es tan fácil.
–¿Nunca quisiste saber de quién eran los óvulos, o quién te llevó en el vientre?
–No. Legalmente no son mi mamá, no me importan.
–¿Qué querés ser el día de mañana?
–No lo tengo muy claro. Me faltan un montón de años.
–¿Ser famosa?
–Sí, aunque más que eso prefiero que me conozcan por algo que haga, no de cualquier manera. Antes estaba entre canto y modelaje. Pero nunca hice ni un curso. Además, cada cosa que empiezo, la dejo (ríe). Del modelaje tengo un par de dudas… Depende para qué. Si es para que me cosifiquen como mujer, no.
–¿Ir a la facultad?
–Sí, pero afuera. Pienso estudiar una carrera larguísima o muy difícil –Abogacía o Medicina–, cosa que si la cumplo digan: "¡Wow! Mirá lo que hizo".
–¿Qué recordás de tu papá?
–Me pone incómoda hablar de él. Hace seis años que no está, y obvio que lo extraño. Me dicen que soy Ricardo en versión mujer. Quizás porque no me dejo pisar por nadie, como me decía papá. Y porque era la única que lo hacía callar.
–¿Por qué peleaban?
–Me acuerdo un día… A mis ocho años, él quería que yo fuera más rubia, y no me gustaba. Volví teñida y llorando de la peluquería. Lo mismo hacía con Felipe. Le paraba los pelos con gel, y mi hermano no quería. Hay una foto donde también está llorando por eso.
–Ahora te volviste rubia.
–El año pasado me corté el pelo y me lo teñí. Lo cambié para no recordar cómo era…
–¿Por qué? ¿Cómo eras?
–(Piensa) Como infantil. No me gustaba mi apariencia. También bajé más de diez kilos yendo al gimnasio. No me gusta hacer dieta. Hace un tiempo me hice vegana… ¡Duré cuarenta días! Como lo que quiero, pero me cuido con las porciones.
–¿Ahora estás contenta con vos?
–Bueno, me quiero operar la nariz. ¿Ves que tengo un sobrehueso acá? (se señala: es imperceptible) Igual, después de lo que pasó con papá les tengo respeto a las cirugías. Es sólo eso.
–¿Ves los videos que hacía?
–No, ¿para qué? ¿Para deprimirme? Bah, me gustan los más cómicos, como el de "¡Mamá!". Pero cuando son de golpes bajos no los veo.
–¿Para no llorar?
–Prefiero evitarlo.
–¿Qué era lo que más te gustaba de él? ¿Cuándo estaban solos, por ejemplo?
–No había momentos solos… A veces molestaba tanta gente, pero a la vez era más divertido. Se quedaban hasta a dormir. Ahora mi vida es más cotidiana.
–¿Te daba celos que tu papá estuviera tan rodeado?
–Yo no tengo celos de nadie. Igual, papá era lo mismo delante o detrás de las cámaras.
–¿Hoy te das cuenta de la gente que se acercaba por interés?
–Sí, pero no quiero dar nombres. Hubo algunos que estuvieron acá, haciéndose los amigos o amigas… o algo peor (ríe pícara), y después desaparecieron. Pocos preguntan hoy por nosotros.
–De las novias o novios de tu papá, ¿a quién quisiste más?
–Al único que veo es a Gustavo (ríe). Y a Vir (Virginia Gallardo) cada tanto. El resto se re borró. Y no me importa.
–¿Cómo sos con la plata?
–Honestamente, no me interesa mucho. O sea: me gusta comprarme cosas, pero no presumir de eso con mis amigos.
–Tu papá amaba las pieles y las joyas. ¿Vos también?
–No. A los cuatro años le pregunté cómo se sacaban las pieles. Me mentía. "¡Sé sincero!", le pedí. Al final, cansado, me dijo: "Mirá, se las sacan electrocutándolos, y así las tengo".
–¿Cómo te llevás con tu hermano?
–Depende del día. A veces nos odiamos y nos tiramos cosas por la cabeza. Y otros… Yo no soy muy amorosa. No me gustan los besos ni los abrazos. Cuando le pinta ser afectuoso, buen hermano, y viene a abrazarme, lo saco. Me parece cargoso. Que me demuestren que me quieren, pero hasta ahí…
–Son mellizos. Deben tener una conexión especial.
–Un día yo había soñado con mi papá. Me desperté y se lo conté. Me dijo: "Yo también". ¡Soñamos lo mismo! Era raro: lo veíamos a él en el lugar donde se sentaba a la mesa, en la punta. Y era en sus últimos momentos: operado de la rodilla y medio rapado.
–¿Ésa es la imagen que te quedó de él?
–Sí. No sé por qué se peló, porque lo destacaba el pelo. ¡Le quedó para el culo!
–¿Tenés algo que quieras mucho, pero mucho…?
–Soy bastante desapegada de las cosas. Bueno, tengo a Titi, una muñeca de trapo que me regaló mi papá. Siempre dormía con ella. Una vez se me perdió en un aeropuerto. Pero la recuperé.
–¿Te gusta llamarte Marta, como tu abuela?
–Y… no es un nombre moderno. Pero está bien. No me lo voy a cambiar. Me gusta que me digan Martu.
–¿La ves?
–Sí. No en forma rutinaria, pero la veo. No es una persona más en mi vida. Cuando tengo oportunidad, me quedo hablando un rato con ella. Me dice que tengo que aprender a cantar tango, y le contesto que no, jaja…
–¿Con la familia Fort te frecuentás?
–Más con la parte de mi tío Eduardo. Con el resto no tengo mucha afinidad. No hay juntadas familiares y esas cosas…
–¿Qué son para vos Gustavo y Marisa?
–Mi familia adoptiva. Gus es como un segundo papá.
–La última: ¿te gusta el chocolate?
–No soy de comer mucho, pero cuando pinta…
–¿Qué marca?
–Y… jaja.
ESTILO FORT: LAS ELECCIONES DE MARTITA
Mejor amiga: "Dos: Abril y Florencia".
Playlist: "Michael Jackson; se me pegó de papá. Pero en mis 15 voy a poner cumbia y reggaetón, que odio… pero si no, no me baila nadie. También escucho trap yanqui: Lil Peep y XXX Tentación".
Tele: "No miro. Prefiero el celu y la compu para ver Netflix".
Perfume: "Uno de Versace… No me acuerdo el nombre".
Ropa: "Acá compro poco. Sí en Estados Unidos. Tengo mucha en color negro y voy viendo qué marca nueva aparece. Me gusta lo original y llamativo".
Una modelo: "No conozco. Me gusta el look de Billie Eilish".
Gasto plata en: "Arte. Tengo en mi habitación un cuadro de (Romero) Britto (un pintor brasileño) , que compré yo. Es un perro con una corona de brillitos".
Hobby: "La astrología. Sé hacer cartas natales. Y sigo páginas de Instagram que hablan del tema".
Auto: "Por ahora no puedo manejar (ríe), aunque anduve en cuatri. Me gusta la Bugatti Chiron (un deportivo valuado en 3 millones de euros). Al Rolls Royce de mi papá sólo lo usaría afuera".
Deportes: "Básquet, pero no hice".
Hincha de: "Boca, como mi papá y mi familia, excepto mi prima y mi abuela, que es de Racing".
Cocina: "Nada".
Ciudad favorita: "Miami. Pero me gustaría conocer Europa".
por Hugo Martin.
Fotos: Maxi Didari, Archivo Atlántida e Instagram.
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