–¿Moria, tuviste amores que no contaste?
–Hay cosas que no puedo contar porque estaría faltando a un código mío, no porque oculte. Alguna historia de amor profunda hubo, con un personaje argentino fuerte, digo que nos apasionamos porque yo no me enamoro.
–¿Los hombres de tu vida te hicieron sufrir mucho?
–No permito que nadie me haga sufrir. Cuando veo que puedo empezar a padecerlo, elaboro el duelo sola y corto. No permití ni siquiera que mis padres ni nadie me hicieran sufrir.
–¿Cuál fue el hombre que más te dejó?
–Sin dudas, Mario Castiglione, que me dejó a mi amada hija Sofía. Pero con el que fui más feliz y más recuerdo fue el empresario Carlos Sexton. A él lo conocí porque me contrató. Me llevaba unos veinte años, pero me fascinaba, estaba casado, viví con él en Europa.
–Y Castiglione, ¿qué representó?
–Un hombre muy bueno, noble e inteligente, me fascinaba, pero era muy celoso. Y yo, cuando estoy con un hombre, soy absolutamente monógama. Era rompebolas y cuestionaba todo lo que hacía, muy fundamentalista, pero buena gente. Insistió para que tuviéramos un hijo y se lo agradezco. Terminó siendo el más importante porque con él decidí tener a Sofía, algo que yo no quería. La buscamos y vino enseguida. Y me dio nada menos que a mis hermosos nietos, Helena y Dante, que son mi vida.
–¿Los otros hombres preferís olvidarlos? ¿Vadalá, Ferrer Vázquez…?
–Nada, nada, nada, la pasé bien en un momento y después nada. No me morí de amor, tampoco me castigo por haber estado con ellos ni por nada.
–¿Hoy tenés algún hombre en tu vida?
–Tengo amigos con los que la paso bien.
–Justo que surgió lo del poliamor.
–Yo cuando estoy sola tengo poliamigos, polifriends.
Por Miguel Braillard
Fotos: Fabián Uset
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