Aunque parecen dos personas muy distintas Rodrigo Romero y Ramiro Bueno, existe una conexión que los une, incluso desde antes de conocerse. Es que, de maneras diferentes, el cuartetero que rompió el cascarón de Córdoba para triunfar en la Capital Federal y en todo el país marcó sus historias.
Sí, Rodrigo Bueno cambió sus vidas: A Ramiro, por ser hijo del último mito que dio la música nacional y por caminar con esa mochila desde que nació. Y a Rodrigo, por el tremendo parecido que lo acompañó toda su vida y porque su madre le pasó el fanatismo.
Rodrigo Romero nació en Río Cuarto, Córdoba, hace 29 años. Ramiro Bueno en la Capital Federal, hace 21. Rodrigo es morocho, tiene la piel curtida, hizo la primaria en el Bartolomé Mitre de Río Cuarto y abandonó el IPEM 79 en primer año "porque me corrieron al diablo, era tremendo". A partir de ahí, un polirrubro: fue verdulero, albañil, plomero, pintor y hasta se animó a la venta de autos.
Ramiro, en cambio, tiene tez clara, piercing en la nariz y pinta de millennial (de hecho lo es); hizo la primaria en la Argentina School, la secundaria en San Pablo Apóstol y se recibió de periodista en el ISEC.
Por Julián Zocchi.
Fotos: Christian Beliera y Archivo Atlántida.
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