Los protagonistas de la película El Ángel –Lorenzo Toto Ferro, Chino Darín y Peter Lanzani– hablan de todo: ser galanes, las redes sociales, la fama y sus pasiones.
–¿Les molesta que los llamen "galanes"?
Chino: Depende de con qué adjetivo acompañen la palabra. "Eh, galán p…". Ya estamos para galanes maduros.
Peter: Yo no hago de galán hace cuarenta años. Mirá mis ojeras… Es un estereotipo o un encasillamiento. Nosotros hablamos con lo que vamos haciendo, y hace rato que no desarrollamos papeles así. Aparte, es como si te llamaran "asesino" por hacer muchos personajes con ese perfil. Si tengo que interpretar a un galán, o a un alienígena ancestral, voy a tratar de parecerme. Sí, en un momento me vestí de galán, porque estaba en un programa de adolescentes, pero al mismo tiempo me dio la formación con la que hoy puedo plantarme sobre un escenario, en una película, ante una miniserie. He visto también un montón de cosas del Chino: viene de romperla en varios trabajos, componiendo roles, bajando de peso… Somos actores comprometidos. De todas maneras, el que se enoja en ese sentido, pierde.
Ch: Se trata de un simplismo. Tampoco es hiriente, sino quedarse en una capa, un rol, una arista.
P: Y es muy relativo también: sos galán cuando estás bien, pero de repente empezás a perder un poco de pelo o aumentaste de peso porque comiste tres hamburguesas extra… y dejás de serlo.
Ch: Callate, no te hagas el humilde, ¡galán!
P: Sos un tarado.
–¿Qué hay de la popularidad? ¿Qué le sugerirían a Toto en estos días, cuando su imagen viene multiplicándose en afiches, trailers, entrevistas, etcétera, ante la inminente aparición de esa fascinante señora llamada Fama?
P: Que cultive la ciencia de la paz, es decir, la paciencia.
Toto: No sé si estoy preparado para recibirla.
Ch: Jamás se está preparado. Te vas moldeando.
–¿El mismo consejo para el abordaje de las fanáticas?
Ch: No me preguntes a mí, que afortunadamente estoy en pareja con Úrsula (Corberó, actriz; encarnó a Tokio en La Casa de Papel).
P: Tampoco a mí, que ando más solo que Brad Pitt en Siete años en el Tibet.
T: Llevo nueve meses con una chica que no es del medio. Me parece que pasó como una década, porque es mi primera vez de novio. Vengo aprendiendo y disfrutándolo un montón.
P: ¡Y con esa facha…! ¿Te acordás la pilcha que luciste en Cannes? Parecías un pavo real con gafas. Ojo que vos allá también pelaste unos "jetras" tremendos, Chino, eh.
Ch: Yo no soy un zaparrastroso, pero tampoco el otro extremo. Si vamos a Cannes o tengo una cita, me pongo un touch de pilcha, pero si te muestro cómo voy a filmar, tengo tres medias puestas, una térmica, un jogging. Pero al lado de estos muchachos… Busquen en Instagram cómo estaba cada uno en Cannes.
–¿Cómo se llevan con las redes sociales, muchachos?
Ch: Bien, aunque pretendo que sea una relación utilitaria, y a veces me pierdo en el camino.
T: Me parecen peligrosas, traen mucha soledad. Uno piensa que te conectan con la gente, cuando en realidad conectarte es verte en persona. Aparte, pasás una hora buscando algo en las redes, lo encontrás y seguís buscando. Con ellas es más fácil continuar que parar. Me parecen una mierda, pero bueno, estoy metido y me cuesta salir.
P: Aún no logro mostrar en ellas lo que quiero mostrar. Las uso poco y nada, ya que suelo contradecirme: Si muestro sólo cosas de laburo, me cagan a puteadas porque quieren ver qué desayuno. ¡Y a mí no me importa mostrar eso! Es difícil. Es un montón de lo que sostiene Toto pero, por otra parte, se transformó en una de nuestras mayores armas de promoción.
–¿Tienen otras pasiones fuera de la actuación?
P: El rugby.
Ch: Esquiar. Jugaba al fútbol, pero me rompí un menisco.
T: Si bien ya terminé la secundaria, me encanta juntarme con mis amigos del colegio. Y la música: escribo un poco. Para la película aprendí un poco de piano y quiero seguir expandiéndome.
Ch: ¿Sabías que es él quien toca el Himno Nacional en una de las escenas de El Angel?
P: No, si el enano es cosa seria de verdad. No dejó nada librado al azar.
Por Leonardo Ibáñez.
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